Se cogen algunos instrumentos chinos de percusión, unas armonías del mismo origen y algún tema que otro de la Sinfonía n. 3 de Beethoven, se agita con un poco de ritmo y contundencia, y se decora con algunas pinceladas cinematográficas (y tonales), y ahí tenemos la Internet Symphony n. 1 “Eroica” de Tan Dun, la obra que abría el programa de la OBC del 22 de febrero. O lo que es lo mismo, una nadería, sobre todo comparada con las “bandas sonoras” que pudieron escucharse luego.
La primera, el Concierto para violín de Korngold, el padre del sonido Hollywood. Como solista, el violinista de origen taiwanés Ray Chen, un músico extrovertido, de sonido brillante, aunque la parte más expresiva de una obra tan netamente romántica se quede en un nivel más superficial. En el podio, la china Xian Zhang, quien intentó dar relieve a una orquesta que, en esta partitura, se mantiene extrañamente en un segundo plano, como si el compositor temiera ahogar al solista.
Se llegó así a la segunda parte, integrada por la Shéhérazade de Rimsky-Korsakov. A partir de un gesto claro y preciso, al que no se le escapaba nada, y con una idea muy clara de lo que quería, la directora regaló una versión con un empuje y un color que hizo que una obra tan conocida sonara, si no nueva, sí fresca y cautivadora.
Juan Carlos Moreno
OBC / Xiang Zhang. Ray Chen, violín.
Obras de Tan Dun, Korngold y Rimsky-Korsakov.
L’Auditori, Barcelona.
Foto: Ray Chen, violín.