De nuevo en el entorno histórico de gran belleza y con una organización que de nuevo rozó la perfección, se presentaba con gran éxito de afluencia de público fiel, y venido de muchos lares aprovechando el período estival.
Sonatas Románticas para violín y pianoforte
En un programa “enclaustrado” en el Siglo XIX la violinista Lina Tur Bonet, que por segunda vez participa como solista en el certamen, se sintió a gusto interpretando las composiciones de los maestros/as del Romanticismo.
En un programa equilibrado, haciendo pareja con Olga Pashchenko a fortepiano, con sendas sonatas para abrir y cerrar de Beethoven y miniaturas de Fanny Mendelssohn y Clara Schumann. Gracias al estado de gracias de las intérpretes y a la bella acústica del Dormitorio de los Monjes, el público pudo apreciar sus poderes técnicos y musicales. Las obras de Schubert, “Sonata op.137 nº2, D.385 y la archiconocida “Primavera, Op. 24” de Beethoven, fueron tratadas de una manera especialmente notable por la serena sencillez de interpretación, su enfoque relajado y sin prisas que resultó como un calmante inmediato para los oyentes. Su interacción es bastante conversacional y natural en Schubert, mientras que a partir de ahí entre ambos roles hay un equilibrio de dificultad similar. A destacar la simplicidad y los matices sobresalientes de la interpretación.
Desde la primera nota el violín canta con un tono imposiblemente puro, claro y hermoso que pocos pueden lograr. Su entonación es impecable y sus considerables habilidades técnicas respaldan su aguda comprensión musical de cada partitura, desde las juveniles de Schubert Y Fanny Mendelssohn hasta los “Romances Op.22” de Clara Schumann, donde la entrega de lo que está en cada página resulta libre de afectaciones innecesarias e indeseables. La colaboración con entre ambas es de fluidez y comprensión perfecta. El toque de Pashchenko es sensible y elegante como el de Tur Bonet, produciendo un paisaje sonoro completamente hermoso lleno de dinámicas conmovedoras, articulación precisa y equilibrio sublime. Las interpretaciones de música de Clara Schumann y Fanny Mendelssohn se han vuelto mucho más comunes, pero todavía se las combina con las figuras masculinas en sus vidas, y a menudo se enfatiza su música en pequeños géneros, el lied y la pequeña pieza de piano. Aquí se demostró que poseen personalidad y estilo propio, encajando perfectamente en el programa. ¿Cuántos melómanos, desconocedores de las obras, se darían cuenta de quienes son unas y otras obras aquí incluidas?
Lina Tur Bonet, violin. Olga Pashchenko, fortepiano
Stabat mater. Obras de Marc-Antoine Charpentier, Arvo Pärt , y Domenico Scarlatti.
La mayoría de los oyentes conocen a Domenico Scarlatti (1865/ 1757) como el compositor de numerosas sonatas para clavecín ingeniosas, urbanas, chispeantes y bastante seculares que se han convertido en parte del repertorio estándar para teclado. Pero hay otra dimensión oculta de la obra de Scarlatti: su música sacra escrita en la década de 1720 en Roma y Lisboa. Este concierto fuera una espléndida introducción a la música sacra del mismo, ya que presenta una de las obras más poderosas que representan completamente el rango estilístico del género. Esta actuación excelente, bajo la dirección de Jordi Savall, introducen al oyente, a veces de forma bastante espectacular, en la riqueza, complejidad y autenticidad religiosa de la música. Cantado con por la Capella Reial una energía refrescante, incluso exuberante, sorprende al oyente como una composición cuya irresistible energía no empaña en modo alguno el sincero sentimiento religioso del compositor, interpretado con consideración y la debida moderación, lleva al oyente al mundo del dolor y la tristeza. Le Concert Des Nations ejecuta de manera convincente y impecablemente en una elaboración global profunda, intrigante, algo distante e incluso misteriosa.
La obra de Marc-Antoine Charpentier (1643/ 1704), también en parte desconocida para la gran mayoría de asistentes, tiene algo de los asombrosos contrastes del arte manierista italiano, pero sin embargo es más suave, más apagado, más controlado, de nuevo magníficamente interpretados aquí por los mismos protagonistas. A destacar el estudio de la partitura a partir de microfilmes, por parte de Savall. El resultado es una bella página secular, digna y formal pero a la vez interior, con una fuerte conexión entre la música y el texto. También es digno de mención el lugar de la actuación, la Iglesia del Monasterio, donde el tranquilo resplandor del sonido parece diseñado expresamente para la música de Charpentier.
El contraste del programa se viera en la obra del estonio Arvo Pärt (1935 -), con un sonido distintivo a juego. Esta interpretación supuso una técnica impecable. En su versión para soprano, contratenor y tenor, viola, violín y violonchelo, la riqueza del tono de cada uno de los intérpretes, a destacar el bello timbre y musicalidad de la soprano, Elionor Martínez, donde el oyente pudo escuchar una perfecta sincronización entre el texto y música, aportando una sensación fresca a Pärt, más apasionada e íntima de lo habitual, y menos abstractamente "minimalista", provocando una misteriosa evocación del canto en una estructura declamatoria y narrativa en estructuras compactas por cada verso del Stabat Mater. Bellìsisma interpretación en un todo cohesivo de larga exaltación.
LA CAPELLA REIAL DE CATALUNYA. LE CONCERT DES NATIONS.
Jordi Savall, dirección
Fanny y Félix Mendelssohn. Cantos sobre la Naturaleza & El sueño de una noche de verano.
Esta es una interpretación de canciones de Fanny Mendelssohn-Hensel, en una puesta en escena donde la disposición narrativa ayuda a dilucidar las canciones de la hermana mayor de Felix Mendelssohn, quien fue alentada por su esposo, el artista Wilhelm Hensel (y en algunos casos estuvo relacionada con sus viajes por Europa) pero solo de manera intermitente por su propia familia. Pero estas son actuaciones sólidas donde la intersección entre “canciones sin palabras” con otras a una o cuatro voces, da sensación de belleza que una época anterior se pudiera haber atribuido a estas canciones, en gran parte aún desconocidas. La Capella Nacional de Catalunya le da a la música una fuerte dosis de pasión, con un tratamiento natural de aquellas canciones en las que el protagonista es identificablemente masculino. El acompañamiento de Olga Pashchenko es vivaz sin agobiar nunca a los vocalistas. Esta primera parte del programa ofrece una excelente introducción a una figura clave en el redescubrimiento continuo de la música de concierto por parte de mujeres, más, como es el caso, sin fuero ensombrecidas por su parentesco masculino.
La segunda parte ofrece la versión de la música incidental completa de Mendelssohn para “Sueño de una noche de Verano”, Op.61 donde tiene la ventaja de utilizar toda su música para la obra, incluidas no solo las famosas piezas del escenario, sino también las partes que escribió para subrayar el diálogo, interpretadas con actores que toman las partes habladas. Es intrigante escuchar la música adaptada con precisión a las partes de la obra para las que fue originalmente pensada. Los actores en esta versión, adaptada al catalán, son todos profesionales experimentados, donde se destaca la comprensión evidente de las sutilezas o el humor del texto.
La Capella Nacional de Catalunya y sobre todo Olga Pashchenko, que asume con gran destreza toda la parte orquestal que aquí se echa mucho en falta, brinda asimismo una lectura creíble de la partitura; sin duda es la gran protagonista de la noche. Como beneficio adicional pudiera haberse interpretado también la juvenil Obertura e incluso prescindir del texto, quizá haber dejado una parte narrativa mínima, y solo utilizar la música ya que el público sintió muy larga la actuación, después de una primera parte también “frondosa”. Todas las intenciones del compositor se cumplen aquí, el tono del conjunto va desde lo sublime, quizás solo echando en falta movimiento dentro del escenario para representar la escena con más soltura teatral. Savall se sigue introduciendo el Romanticismo con piso fuerte, en este caso como director de la música orquestal de Féix Mendelssohn: su Sueño de una noche de verano brilla en la noche estrellada del Festival, en una deliciosa conclusión del certamen.
LA CAPELLA NACIONAL DE CATALUNYA.
Olga Pashchenko, pianoforte Lluís Vilamajó, preparación del coro. Jordi Savall, dirección
por Luis Suárez
Foto © Eric Altimis