Gran coraje el de Bérgamo, una de las ciudades ‘mártires’ del virus (quizá la primera y más golpeada), que insistió en no suspender el festival aunque supusiera realizarlo sin público (o casi), renunciando a una parte del mismo (sólo se utilizó el Teatro Donizetti, de la ‘ciudad baja’, apenas acabado de restaurar) y soportando además contratiempos diversos por cambios en los repartos. Dejo constancia de que la reseña se ha realizado sobre el streaming en directo desde la red del Teatro (y, para mí al menos, no tiene la validez de quien la ha visto en vivo).
Se inauguró con esa ópera rara, Marino Faliero de Donizetti, hoy prácticamente desconocida, que es probablemente la que más cerca estuvo de un título ‘político’ de su autor, y con momentos musicales y teatrales que hacen pensar en el primer Verdi (en particular en las dos voces graves).
La obra sólo empieza a andar a partir del gran dúo entre bajo y barítono y –aunque con algún altibajo- sigue en ascenso hasta lograr un tercer acto muy ‘moderno’ (no termina con la gran aria de rigor de la protagonista, que tiene lugar antes), y tal vez habría sido mejor conservar el preludio original y no la obertura posterior que es muy endeble. Frizza es un buen director en este repertorio y orquesta y coro (preparado por Fabio Tartari) respondieron bien, ubicados en la escena y foso.
El espectáculo, una inmensa estructura tubular por el que caminaban los personajes, distanciados, con guantes, mascarillas y un espantoso vestuario más o menos ‘contemporáneo’ de un mal gusto absoluto, que se extendía a los mimos o bailarines que fastidiaron lo suyo con movimientos excéntricos y ridículos –en un momento hacían de titiriteros de los personajes- hasta que en la escena final logramos deshacernos de ellos y, muy tarde, las cosas mejoraron.
Como fue escrita y estrenada en París (y luego Londres) paralelamente a I Puritani de Bellini y con el mismo cuarteto protagonista en ambas ciudades esto es algo que se debe tener presente cuando se trata de una exhumación importante. Parma en su momento supo hacerlo.
De ese reparto casi ideal sólo repetía (y no fue la primera elección) Pertusi en el protagonista, y dio clase de canto, de fraseo y de estilo. Le siguió de cerca Dotto (Elena, la casada infiel), que parece abrir demasiado la boca al cantar, pero que lo hizo muy bien y con una voz importante y extensa, bastante bien timbrada, y hasta donde se pudo apreciar actriz convincente.
El barítono líder de los populares (Israel, un papel que presagia algunos de Verdi) fue el muy correcto aunque no demasiado interesante Baciu (salvo algún engolamiento cantó ‘bien’ aunque pareció monótono). Interesante, dentro del nutrido grupo de secundarios (discretos), el malvado Steno de Federici, mejor cantante que actor. El papel del mítico Rubini estaba destinado a Javier Camarena, que tuvo que renunciar. Angelini hizo lo que pudo con un rol que manifiestamente lo excedía.
Michele Pertusi, Francesca Dotto, Bogdan Baciu, Michele Angelini, Christian Federici, etc. Orquesta y Coro de la Donizetti Opera / Riccardo Frizza. Escena: Stefano Ricci.
Marino Faliero de Donizetti
Teatro Donizetti, Bérgamo
FESTIVAL DONIZETTI (II)
El Belisario en forma de concierto lleva al final el sello de Dynamic, por lo que he asistido no a un streaming, sino a lo que probablemente sirva para editar un dvd (pese a algunas discrepancias entre el texto del libreto y lo que se oía).
La obra sigue a Lucia y el propio autor, que le reconocía su mérito sabía también que el conjunto era inferior a su obra maestra. Es una partitura irregular, donde queda a más gran altura lo privado que lo público (de los varios coros y marchas sólo hay alguno interesante); y en la misma obertura, que tiene un inicio magnífico, nos deslizamos a la banalidad.
Tiene el mérito indudable de tener un protagonista sin aria, pero con grandes recitativos, y caracterizado por su valor y amor filial (una lejana prefiguración del Boccanegra verdiano). Y aunque aquí debía debutar Plácido Domingo en su lugar lo hizo Roberto Frontali, que en estos momentos es ideal para la parte y fue quien más cerca estuvo de la perfección (algún agudo rígido no empañaba su prestación) por el fraseo. Celso Albelo (Alamiro/Alessi, el hijo perdido) estuvo bien, pero tuvo un momento de atonía en su gran aria que por suerte rescató en la siguiente cabaletta.
Otra cantante de valor, Annalisa Stroppa (Irene, la hija ‘oficial’) no estuvo en su mejor momento en el aria –poco agradecida- que inicia la ópera, pero luego remontó y especialmente en el gran dúo con el ya ciego Belisario (probablemente junto con el dúo de éste y Alamiro en el primero los mejores momentos musicales y dramáticos de la partitura) se mostró a su reconocido nivel.
Carmela Remigio (la esposa culpable, Antonina) sustituyó también a la prevista Davinia Rodríguez. Remigio es una excelente profesional, capaz de cantar del barroco al siglo XX bien, de preparar un papel como éste rápido, pero tiene poco del bagaje que se le supone a una diva del belcanto (defectos incluidos): así, estuvo bien en las arias en sí y discreta o correcta en las ‘cabalette’ (con un grave insuficiente mas no forzado y algunos agudos fijos), y mostró una tendencia al solfeo, que puede entenderse pero que distrae. Simon Lim (Giustiniano) no brilló mucho, y en cambio sí lo hizo en el rol secundario de Eutropio el joven tenor Klodjan Kacani.
Roberto Frontali, Carmela Remigio, Celso Albelo, Annalisa Stroppa, Simon Lim, Klodjan Kacani,etc. Orquesta y Coro de la Donizetti Opera / Riccardo Frizza.
Belisario de Donizetti (en versión de concierto)
Teatro Donizetti, Bérgamo
FESTIVAL DONIZETTI (y III)
Le nozze in villa sólo puede esperar cabida en este espacio u otro similar. Pertenece al período más temprano y claramente a la etapa de aprendizaje de Donizetti: es su cuarta ópera y la segunda en dos actos, pero con respecto al inmaduro Enrico di Borgogna representa un claro retroceso. Impersonal, ‘rossiniano’ de manera, es lo que viene primero a la mente. Después, claro, agradable, simpático, ópera bufa absolutamente menor típica de su tiempo. Y otro streaming que lleva el sello de Dynamic, por lo cual no es seguramente un directo.
El director de escena Marranchelli ha intentado por todos los medios dar agilidad a la archiconocida trama de hija cuyo padre la quiere casar por fuerza con un maestro pedante.
Y así tenemos un poco de ‘calcetto’ antes del inicio en la platea del Teatro, y durante la obertura asistimos a una sesión de fotografías para unas bodas, absolutamente fuera de la trama, algunos de cuyos personajes se quedan como figurantes durante toda la ópera. Hay algún momento divertido como la entrada del verdadero enamorado romántico en atuendo de playa y una secundaria que tiene pocas frases pero que se contonea con vestido ajustado en busca de marido.
Todo tiene un aire un poco redicho, incluso la intervención de Montanari (adecuado director de orquesta, que esta vez no es la del Teatro, y suena discretamente). Las breves participaciones del coro (siempre preparado por Fabio Tartari) son correctas.
El quinteto faltante de la partitura (no autógrafa) ha sido realizado para esta edición por Elio y Rocco Tanica con la participación de Enrico Melozzi. Hay voces conocidas y algunas al menos para mí nuevas. En el primer caso Capitanucci, en su nueva carrera como bajo bufo, tiene una muy buena actuación histriónica y vocal, y como la abuela Anastasia aparece una hoy veterana Custer, siempre buena cantante y actriz.
El otro bufo (pero menos) es un bajo al que me gustaría oír en vivo porque tengo dudas sobre su volumen y proyección, pero este Montanari parece cantante interesante y consumado actor. La pareja protagonista son la mezzo (papel tipo el de las ‘contraltino’ de Rossini) Gaia Petrone y el tenor Giorgio Misseri. Ella parece destinada a una brillante carrera: es joven, graciosa, tiene buena voz, desparpajo y una técnica correcta aunque aún no irreprochable.
El es sin duda una voz de tenor rossiniano, de las de timbre no muy agraciado, y canta bien aunque en el paso al agudo la voz se hace dura y algún sobreagudo (segunda aria) denota esfuerzo.
La obra ha cumplido doscientos años y supongo que si vuelve a aparecer alguna vez será dentro de otros dos siglos.
por Jorge Binaghi
Gaia Petrone, Giorgio Misseri, Fabio Capitanucci, Omar Montanari, Manuela Custer, etc. Orquesta Gli Originali y Coro de la Donizetti Opera / Stefano Montanari. Escena: Davide Marranchelli.
Le nozze in villa de Donizetti
Teatro Donizetti, Bérgamo
Foto: Le nozze in villa de Donizetti en el Teatro Donizetti de Bérgamo / Gianfranco Rota