Agrippina es la segunda y última ópera escrita por Händel para Venecia, se estrenó en 1709 y su gran éxito abrió a Händel las puertas de Londres. Parte de un texto muy elaborado del Cardenal Grimani, con una trama de lucha por el poder, con medios no siempre ortodoxos, que se podría trasladar a la época actual. La obra tiene muchos momentos de gran inspiración y dificultad, pero su larga duración, y más si se hace en versión de concierto, harían aconsejable una cierta poda en los recitativos.
Afortunadamente la propuesta contaba con uno de los grandes grupos especialistas en este repertorio, Il Pomo d’Oro y su director Maxin Emelyanychev que dieron una lección de cómo se plantean este tipo de obras, por su estilo depurado, su gran compenetración, el impecable sonido de todo el equipo desde la concertino hasta los violoncelos y el oboes barrocos, con unos resultados que impactaban por su fluidez, “clímax” y compenetración para conjuntar recreando todas las bellezas de la partitura. Como es habitual en este tipo de conciertos había un equipo de cantantes con mucha musicalidad y dominadores del género.
El agotador papel protagonista fue interpretado por Joyce DiDonato, que generalmente resolvió los problemas de la obra y sus coloraturas, dándole carácter manipulador a Agrippina, su ambición sin límites y su capacidad de intriga. Franco Fagioli, uno de los grandes contratenores actuales, que debutaba en el Liceu, poseedor de un timbre penetrante, muy bello, técnica segura y gran capacidad para matizar, haciendo un modélico Nerone, mientras que Xavier Sabata demostró que está en un gran momento vocal, como Ottone, Elsa Benoit cantó con buenos medios, pero expresión limitada el insidioso personaje de Poppea y Luca Pisaroni hizo un profesional Claudio. Completaron el reparto los correctos Andrea Mastroni, Carlo Vistoli y Biagio Pizzuti.
Albert Vilardell
Joyce DiDonato, Elsa Benoit, Luca Pisaroni, Franco Fagioli, Xavier Sabata, Andrea Mastroni, Carlo Vistoli, Biagio Pizzuti.
Il Pomo d’Oro/Maxim Emelyanychev.
Agrippina, de Georg Friedrich Händel.
Gran Teatre del Liceu, Barcelona.
Foto © A. Bofill