Salve Regina de Javier Busto fue el coro religioso con que arrancó resuelto el programa del conjunto vocal Feminalia en el ciclo Satélites de la OCNE.
Una obra que, de inicio, con su atractiva factura, adapta la conocida antífona e himno latino y que, en esta ocasión, tuvo que esperar al final de este bloque de piezas de Javier Busto con partes cantadas de la misa, para recibir el justo y merecido premio del aplauso a su interpretación.
Y así, su Missa Augusta se desarrolló en términos estéticos similares en la ágil alternancia de polifonía y unísono, con un Sanctus especialmente destacado por su variedad de texturas y armonías suspendidas, de atmósferas que, por contra, sí levantaron el aplauso espontáneo y furtivo, fuera de los cánones consensuados, antes del que correspondiera al final del Agnus Dei.
Albert Alcaraz con sus Dos canciones a la Virgen: Sancta Maria succurre miseris (Santa María, socorre a los necesitados) y Oración: La procesión de las candelas, mantuvo aquella misma sensación estética con otros recursos, especialmente en lo que se refiere a la textura coral y a un (llamémosla así) "pedal de reverberación" escrito en los episodios cadenciales de la primera de ellas. Mayor exigencia en la segunda, con gustosos efectos transversales, espaciales y tesitura.
Puer natus est de Eva Ugalde comienza con el célebre himno gregoriano homónimo del que surge una pieza donde la tonalidad toma mayor protagonismo.
Tonalidad que se extendió a La melódica y cimbreante Nana de Ángeles, seguida, por contraste, con resonancias folclóricas y una rítmica definida en la Uraren Besotik (pieza vistosa que sirviera después de eficaz propina), para terminar con una más ambiciosa Neguan donde muchos de los recursos previos se daban cita. Un final más comprometido, que fue resuelto por Feminalia con mayor paleta dinámica.
La Noche de primavera de Mercedes Sánchez Lucena nos llevó a parajes armónicos de raíz poética y cierto riesgo.
"Un soneto me manda hacer Violante...", célebre letra lopesca con necesaria dosis, imprescindible diría yo, de sentido del humor.
Y así llegamos al estreno absoluto, obra encargo de la Orquesta y Coro Nacionales de España firmada por Miquel Ortega: Mujer, shakti, bruja, mujer.
Página valiente en muchos aspectos, interpretada con atención y brillantez por Feminalia pese a su complejidad, relativa exposición y, de nuevo, tesituras. Articulación precisa, dicción y proyección vocal en este (casi) semicírculo abierto al público, con la directora en su centro de cara a platea, también como cantante.
Y ya hablando de otras cosas, un elegante vestuario alternando rojo y negro me ha sugerido aquel titular de referente literario. Un programa, sobre el papel, de música contemporánea pero en aquella reconocible estética ecléctica y neo-tonal-modal que caracteriza al repertorio reciente del activo y prolífico mundo coral.
Circunstancias, la contemporaneidad y el estreno, que, desgraciadamente, se impusieron hoy a la estricta duración horaria del concierto y al habitual magnetismo y convocatoria de la música coral, lo que supuso, en consecuencia, una asistencia de público discreta en la sala de cámara del Auditorio Nacional de Música. Ellos se lo pierden.
Luis Mazorra Incera
Feminalia: Patricia González Arroyo, directora y soprano; Carmen Gurriarán, Margarita Rodríguez, Rosa Miranda e Irene Badiola, sopranos; Manuela Mesa y Laura Ortiz, mezzosopranos; y, Marta Caamaño y Helia Martínez Ortiz, contraltos.
Obras de Alcaraz, Busto, Ortega, Sánchez Lucena y Ugalde.
OCNE-Satélites. Auditorio Nacional de Música. Madrid.