Esquema tradicional tripartito en el concierto de la Orquesta Nacional de España bajo la dirección de Cornelius Meister en su programa de temporada en el Auditorio. A saber: obertura de exordio en lenguaje (relativamente) avanzado, concierto para solista o asimilado, descanso preceptivo y… gran sinfonía de repertorio.
La pieza de germen atmosférico, envolvente, Las constelaciones que más brillan de Raquel García-Tomás, en consabido arco tensional (esquema sobre esquema), fue configurándose desde desdibujadas sonoridades extendidas y armónicos, para progresar con tenacidad hacia una suerte de eclosión en su naturaleza armónica obstinada que finalmente se diluía sobre una pulsación insistente… vuelta a casa.
El tema y veinticuatro variaciones de título: Rapsodia sobre un tema de Paganini de Serguei Rachmaninov, era el siguiente paso. Alexandra Dovgan adoptando una actitud decididamente resuelta de fulgurantes reflejos con cambios dinámicos y acentos vertiginosos (virtuosos, sin duda, en este sentido ubicuo) ofreció una entrada en la obra memorable. Una lectura de esta partitura acorde con el aparente espíritu del tema elegido por Rachmaninov. No sé si tanto con el aura (diabólica) que rodeaba a este autor. Un tema que pronto derivará, por si a alguien le quedara alguna duda de su intención, al simbólico Dies irae.
Y, lo principal aquí, un podio y atriles “en sintonía” con esta versión que apostaba por una celeridad y dinamismo fronterizos. Esto en una obra que, de inicio y a rebufo de los conciertos con solista, coquetea con las concepciones de tema con variaciones, poema sinfónico y la concertación de un piano de conjunto.
De resultas quedó de manifiesto, en su categórica sección final especialmente, los aspectos innovadores que Rachmaninov incorpora, con el empleo sistemático de técnicas y tesituras en contextos armónicos no tan definidos; aspectos que, a menudo, pasan desapercibidos en versiones al uso, más en la tradición romántica (hablando mal y pronto: menos “del siglo XX”...).
De propina, en un contraste bien logrado con la obra recién interpretada, en lo técnico y en lo simbólico también, el arreglo del célebre coral bachiano Jesus bleibet meine Freude en íntimo tono de “exorcismo”, entre melancólico, espiritual y… lenitivo…
Prudente, sin acelerar; cómodamente impulsivo, sin prisa; tranquilo, poco adagio; muy cómodo… son las elocuentes indicaciones (en alemán) de tempo y carácter de la pieza que seguía, nada menos que la (otrora bastante más transitada por estos pagos) Cuarta sinfonía de Gustav Mahler.
Indicaciones que parecen hacer hincapié en el aspecto lúdico, un tanto irónico, que se desprende desde el primer momento de esta obra. Quizás también en un declarado tono de exorcismo propio respecto al intenso papel que, ya en este momento, representaba la música sinfónica del bohemio.
Un excelente emparejamiento entre dos obras, antes y después de un generoso descanso, el Rach-Paganini y la Cuarta de Mahler que merecen una revisión desde perspectivas más modernas, más, realmente, POST-románticas.
Mayor tersura y fraseo, sin tantas fluctuaciones de tempo, en el Tranquilo y Poco adagio. Una extraña reconciliación (obra y versión) en toda regla, con sus acusados y personales episodios dramáticos o rítmicos insertos, o aquella paradigmática explosión (un tanto aislada hoy), que preparan con (aparentemente) caprichosos giros modales y tonales, la llegada de un singular Finale.
Vera-Lotte Boecker era la soprano protagonista del movimiento postrero: Muy cómodo. Voz de cálido timbre matizado que se adaptó perfectamente, casi de forma natural, sobresaliendo lo justo y necesario, concertante pues, con este característico entorno sinfónico-liederístico mahleriano.
Un tierno remate también “desconcertante” (menos convencional que el del Rach, por cierto), ya explícito, en linea con la paradójica intención misma de toda esta Sinfonía. Sus buenos segundos tardó el respetable en aplaudir tras el final de la obra, en este sábado de temporada al menos.
Luis Mazorra Incera
Alexandra Dovgan, piano. Vera-Lotte Boecker, soprano.
Orquesta Nacional de España / Cornelius Meister.
Obras de Bach, García-Tomás, Mahler y Rachmaninov.
OCNE. Auditorio Nacional de Música. Madrid.