Dentro del ciclo “Lejanías de Vélez” que el compositor y pianista Bonnín De Góngora (portada de RITMO en abril de 2019) está ofreciendo en el Teatro del Carmen en Vélez-Málaga (ver la primera entrega en este enlace, que yo misma comenté para este medio) celebró su segundo concierto con un programa similar al primero de dicho ciclo, pero con una ejecución más transcendental y con el estreno de tres de esas obras profundamente líricas que su autor denomina “Lejanías de Vélez”.
Pudo percibirse la postura que adopta el maestro ante la concepción moderna de vanguardias, modernidades y demás calificativos que suelen empañar muy a menudo el valor del verdadero arte y la verdadera música.
Así nos propuso Bonnín de Góngora tal espectro de obras de diferente índole que sería francamente complicado encasillarlas en tal o cuales estética o modas. Nos encontramos ante un compositor, un maestro que sólo obedece a fuerzas intrusivas de creación artística y al color del sentimiento; lo que se pudo ver de forma clara en obras como Cuento del Retiro nº 6:” El Vagabundo y la Vida” o la bella entre las bellas “Evocación”. Como explicó el maestro al público, su actitud es filosófica en una era que pocas filosofías admite.
Compositor de cierta estética clásica -en el sentido amplio del término- que no tradicional, sus obras como se dice no dependen de modas ni de vanguardias, más bien se pudo entrever el carácter atemporal de las mismas. El respetable, entre aplausos y “bravos” ciertamente comentaba sobre le eternidad de la obra de esta singular y marcada personalidad del mundo de la música clásica contemporánea.
Empezó el concierto con la interpretación de su “Evocación” obra sin duda evocadora, soñadora, de paisajes profundamente líricos y de una clara construcción pianística, a saber: melodía acompañada; esto es, una melodía perfectamente definida “acompañada” con un singular arpegiado que en ocasiones parece sugerir una segunda voz - a modo de sujeto y respuesta- pero no con tanto peso melódico para considerarse con tal estructura. No obstante, la figuración arpegiada está concebida y construida de tal modo como si tuviera una vida expresiva propia.
Siguió a la interpretación de “Evocación” la Poesía nº 9, verdadera poesía pianística de estructura similar a su antecesora, melodía perfectamente definida y acompañada por un arpegiado que requiere una maestría pianística notable, pues en algunos pasajes de la obra hace no sólo de mero acompañamiento sino de contrapunto melódico, como un “eco” de la melodía principal, pero sin tener una identidad formal propia como segunda voz, muy similar en su escritura, por tanto a “Evocación”.
Elegancia, sensibilidad y en la parte forte el tema principal en octavas interpretadas de forma muy sugerente y magníficamente ejecutadas.
De similar ejecución y concepción compositiva es el “Cuento del Retiro nº 2”, obra que pertenece -según explicó su autor- a una serie de veinticinco dedicadas al parque madrileño homónimo.
Siguió a éste otra obra perteneciente al ciclo del Retiro: el nº 6 que lleva por sobrenombre “El Vagabundo y la Vida”.
Obra singularmente poderosa y de gran dificultad pianística, interpretada magistralmente y muy generosamente por su autor. Y decimos de generosidad por el derroche casi volcánico de fuerzas que requieren sus octavas paralelas recorriendo el largo y ancho del teclado en varios de sus fragmentos. La obra requiere considerable esfuerzo por parte del oyente, pues pudieron oírse clusters que, si bien rompían con gran fuerza y temperamento la fluctuante tonalidad, regresaban a ella, como Ley de gravedad, que decía Hindemith.
Destaca el comentario filosófico que nos dejó su autor: que es una obra del hombre que se busca a sí mismo hacia el “interior” y no buscándose en el espejo de los demás, “en lo exterior”.
Obra meditabunda, de gran poderío y que hizo que se escucharan los primeros “bravo” de la sala tras un verdadero apoteósico final.
Tras semejante despliegue de fuerza y voluntad se pudieron escuchar tres “lejanías de Vélez”: se trata de obras profundamente líricas y de una delicadeza “cristalina”.
Singulares en su expresión y muy lejos de un andalucismo escandaloso, son obras de muy profunda concepción andaluza, muy cercanas al “cante jondo” pero sin interferencias histriónicas ni exageraciones más propias de los no cultismos.
Su ejecución rayó en la poesía sonora de lo irreal, donde se pudo percibir con absoluta claridad los vientos de Andalucía; fuente de inspiración del autor como la poderosa “Suite Benalmádena”.
La localidad debería sentirse muy afortunada por tal dedicatoria.
Siguieron a estas “lejanías” una “cercanía”, la del autor con su “muchacha dorada” -que no es otra que su sobrina Karen, según explicó- : obra de exquisitos matices y sonoridades y que nos devuelve a la génesis de su concepción musical: el humanismo más profundo.
Música absoluta: terminó el concierto con un grandioso fragmento solista del concierto para piano, coro y orquesta que, según dijo, será estrenado en los años venideros. Lo esperaremos con gran atención, musical y humanamente hablando.
El concierto terminó como era previsible: cuatro bises, “bravos” y el público entregado a más.
Diana Blanco
Josué Bonnín De Góngora, piano (Obras propias)
Teatro del Carmen, Vélez-Málaga
21 de enero de 2023
Foto: Cartel del concierto.