Singular concierto el nº 8 de esta temporada de la Sinfónica de Navarra, en la que se estrenaba una obra del también navarro Jesús Echeverría (1963), un Concierto para percusión y orquesta “Homenajes”, encargo de la misma entidad e interpretado por Javier Odriozola, timbalero solista de esta orquesta. En la segunda parte, la Sinfonía en do mayor de Stravinsky y la sinfonía “Clásica” de Prokofiev hacían un contrapunto histórico: dos tendencias distintas -pero ya antiguas- dentro de lo que seguimos considerando música contemporánea.
Un estreno es siempre un acontecimiento que ha de verse en toda su complejidad. Sin duda hay técnica en la obra de Echeverría, un lenguaje coherente (atonal) y una intención, en la que -nos atrevemos a decir- está la muestra al público de las habilidades diversas de un percusionista (no tanto el concepto 'virtuoso' acostumbrado en el género). También es importante valorar el efecto estético llamémosle social: la propuesta de Echeverría nos invita a reflexionar. Dejo algunas cuestiones, pues, en el aire: si el concepto solista y concierto son adecuados para un conjunto de percusiones; si no hay un exceso de espectáculo visual (movimientos del solista de un instrumento a otro) descompensado con el resultado (si, en fin, no sería más eficiente concebir un conjunto de solistas en primera línea). La obra alcanza su culminación, creemos, en el tercer movimiento; el segundo fue el más enervado. En general, se echó en falta una dosis mayor de emoción. Javier Odriozola la puso, como es habitual, con una exactitud y gama de colores muy bien aquilatada. El público aplaudió también, sin duda, su acreditada y pulida labor en este puesto desde hace años.
No elegiría la sinfonía de Stravinsky en una antología del gran compositor, que en líneas generales fue bien defendida por la sinfónica navarra. En la obra de Prokofiev, que tiene mucho de virtuosística, se advirtió una cierta falta de conjunción, a pesar de la batuta decidida y entusiasta de Perry So. Conclusión a la que llegamos no por primera vez: el exceso de programa en relación con el tiempo de preparación estropea el brillo último del buen trabajo. Pero hay que decir que el público, aunque hagamos esta objeción, respondió con aplausos notables en esta tarde de estreno.
Javier Horno Gracia
OSN, Javier Odriozola / Perry So. Obras de Prokofiev, Stravinsky y Jesús Echeverría.
Auditorio Baluarte de Navarra, Pamplona.
Foto: Perry So.