Palabras de bienvenida y un recuerdo para John Aigi Hurn, trompeta principal de la Orquesta Sinfónica de Galicia al que perdimos recientemente, otro mal a mayores. Un colega en la crítica la valoraba por sus rasgos inconfundibles, la calidad de sus solos y por el timbre purísimo de su instrumento.
En la Novena, es continua la presencia de ciertos temas y motivos a lo largo de sus movimientos, incluso en su forma inusual el Rondó-Burleske, se ve atravesado por la anticipación del Adagio. Quizás hubiese olvidado el primer movimiento mientras orquestaba el último, pero el olvido es un homenaje que el recuerdo hace a la memoria.
Alban Berg, que la escuchó poco después del fatal desenlace, escribirá a su mujer: Todo él es un presentimiento de la muerte. La muerte se anuncia sin cesar una y otra vez. Valga que el tema principal de la Novena y Das Lied von der Erde es la despedida, pero no se trata de una despedida del mundo de un hombre que se sabe condenado, como era de dominio público, ya que en la Novena hay otras atmósferas, otros humores, que nos alejan del clima inicial de despedida.
Partimos de un intenso amor a la vida del Andante comodo, de un ardor candente. Redescubre la pasión, e incluso en los movimientos intermedios, In Tempo eines gemächliches Länders (En el tempo de un confortable Landler) y Rondo- Burleske. Allegro assai. Sehr trotzig (Muy decidido), las visiones inquietantes, los fantasmas de sus obras anteriores.
Es en el Länder donde la crispación apunta a un rictus cruel, encadenando las diferentes danzas sin pasar de la evocación del espíritu de la forma. Igualmente el Rondo-Burleske, no disimula el sentido de la parodia, tan frecuente en sus actitudes creativas, si hace falta subiendo el clima chirriante que tantos problemas le ocasionaron.
El Adagio. Sehr langsam und noch zurückhaltend (Muy lento e incluso retenido), movimiento final, hace valer el sentimiento del despojamiento y la ensoñación y es aquí en donde se acerca en mayor medida a Das Lied von der Erde, obra en la que quedarán aspectos arrebatados. Es en el final de las dos obras que la impregnación de un posible sentimiento místico, sirve de puente para encontrar el grado de arrobamiento.
Es de nuevo el hombre quien puja por hermanarse con la naturaleza, tema recurrente que está presente en la mayoría de sus obras. Un Final que roza con los dedos esa ansiada aceptación entre el silencio y la paz, un reposo sin pausa, en una conclusión que confirma la que consiguió en Das Lied von der Erde. Director y orquesta, provocaron entre los asistentes una actitud de rendido asentimiento y claudicante silencio.
La obra es un felicísimo enriquecimiento de mi pequeña familia (si es que verdaderamente la conozco, porque la he escrito a ciegas, para librarme. Acabo de empezar a orquestar el último movimiento y ya no me acuerdo del primero), dirá a Bruno Walter, En ella dio algo que, en conjunto, podría colocarse junto a la Cuarta sinfonía.
Entre otras confidencias con Bruno Walter, podremos añadir: ¿Cómo podría intentar describir una crisis tan terrible? Lo veo todo como bañado en una luz nueva, Me hallo enfrentado a tales transformaciones que no me extrañaría encontrarme en un nuevo cuerpo como Fausto en la escena final. Me siento ávido de vivir como nunca y encuentro la costumbre de estar vivo más que nunca.
Ramón García Balado
Orquesta Sinfónica de Galicia / Dima Slobodeniouk
Gustav Mahler, Sinfonía nº 9
Coliseum, A Coruña
Foto: La Orquesta Sinfónica de Galicia en el Coliseum de A Coruña.