Da gusto leer en la propuesta de la Quincena una propuesta de concierto tan equilibrada y bien planificada como el ofrecido por Daniel Harding y su Orquesta de Cámara de Europa. Las cuartas de Sibelius y Beethoven eran el plato central y cada una de ellas estaba acompañada por otra obra orquestal del otro compositor. Así, la cuarta del finés iba unida a la Obertura Coriolano mientras que la del de Bonn, con la Suite Pelléas et Mélisande.
Las cuartas de ambos compositores son, de forma más o menos estricta, el centro del corpus sinfónico de cada compositor y obras relevantes en la evolución de cada uno de los grandes. La propuesta, además, conllevaba construir un programa largo, de casi dos horas de duración y, quizás, demasiado árido para los acomodados oídos de muchos abonados. Quizás solo así puede entenderse la salida de dos docenas de personas justo antes del comienzo de la última obra, la sinfonía beethoveniana.
Ver dirigir a Harding es un placer. Se nota que las obras están muy trabajadas en la gira estival y el control que ha demostrado el británico a la hora de pergeñar todo el programa ha sido ejemplar. Las obras de Sibelius han tenido una recepción dispar: la Sinfonía nº 4 es muy abstracta y de cierta complejidad su escucha. Es obvio que la personalidad de Sibelius está presente en todas los compases pero la obra tiene un desarrollo singular y al final de la interpretación la frialdad del público era constatable. Algo similar ocurrió con la suite mencionada.
Con las obras de Beethoven Harding consiguió despertar al público con su gesto enérgico, efectista y efectivo. Desde los acordes iniciales abruptos de la obertura Corionalo hasta el frenesí del Allegro ma non tropo de la Sinfonía nº 4 el Beethoven de Harding fue ejemplar y todos; a ello ayudó de forma notoria el hecho de que cada uno de los solistas del grupo orquestal estuvieron a gran nivel, con especial atención a la solista de corno inglés.
No deja de sorprender que en un concierto de abono de la Quincena Musical un tercio del Kursaal estuviera vacío. Me cuesta recordar una función sinfónica con orquesta de prestigio y que contara con una presencia de público tan limitada. Detrás de esta circunstancia se hace necesaria una reflexión –que la organización, me consta, lleva haciendo hace un tiempo- a la hora de diseñar propuestas musicales. Por desgracia, lo que resulta inevitable, estén presentes los que estén, es que distintos espectadores deseen enseñarnos sus distintos tonos de móvil, como si ello fuera de nuestro interés.
Un concierto complejo pero que terminó muy arriba y en el que tanto el público como los mismos músicos reconocieron la labor sobresaliente de la batuta, auténtico protagonista de la velada.
Enrique Bert
Quincena Musical donostiarra 2023.
Palacio Kursaal, de Donostia-San Sebastián.
Obras de Ludwig van Beethoven y Jean Sibelius.
Chamber Orchestra of Europe.
Dirección musical: Daniel Harding
Foto © Arne Hyckenberg