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Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica & Entrevista / Directora de contrastes cuyo baile da la libertad necesaria - por Alicia Población

Madrid - 22/09/2021

El pasado 16 de Septiembre la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid (ORCAM) no solo inauguraba en el Auditorio Nacional la temporada 2021-2022, sino que también presentaba a su nueva directora titular, Marzena Diakun (Polonia, 1981). Diakun fue aclamada internacionalmente en la temporada 2015-2016 tras dirigir varios conciertos con la Filarmónica de Radio Francia. Formada fundamentalmente en su Polonia natal y en Francia, es una gran defensora de la música contemporánea. Para su debut con la ORCAM escogió un programa arriesgado: un estreno absoluto, El árbol rosa, de Manchado; un estreno para la orquesta, La doncella elegida, de Debussy, y para concluir, la Sinfonía n. 9 Op. 95, “Del nuevo mundo”, de Dvorak, la cual dirigió de memoria.

La obra de Marisa Manchado (1956) se inspira en dos cuentos de la escritora de la que se cumple este año un centenario de su muerte, Emilia Pardo Bazán. Dos cantos sinfónicos para orquesta, coro mixto y soprano solista: El primero es El pozo de la vida, cuyo cuento homónimo habla de un camillero enfermo incapaz de disfrutar, debido a su mal sabor, de la única agua a la que puede acceder. Celia Alcedo nos cuenta la historia mientras el coro y la orquesta dan voz a los ambientes. Cuando Alcedo habla de las muchachas que llegan jaleando a llenar sus odres, el coro interviene cantando a bocca chiusa (boca cerrada) sonoridades confusas que recuerdan una algarabía. Al llegar el santón, los cantos del coro se transforman en una homofonía certera y concreta, como el carácter del personaje a quien representan. Una última intervención a dúo entre la soprano y el coro nos desvela una moraleja a medias que queda en suspenso para los curiosos que quieran leer a la escritora gallega.

El segundo canto, que da nombre a la obra, se inspira en el cuento El árbol rosa, y se interpreta sin pausa tras el primero. Su final queda también en vilo, sobre un silencio expectante tras el clímax. Apenas nos da unas pinceladas de esa historia de amor que arropaba el árbol rosa del parque de El Retiro a través de la voz de Alcedo y breves intervenciones de la orquesta. En esta ocasión la cantante representaba claramente los personajes mientras la orquesta narraba los encuentros.

La obra de Debussy, estrenada en 1893, es una música programática que se diría sacada de un cuento de hadas. Flota entre lo místico y lo carnal de una doncella que espera al amado. El personaje sería quien representara a Mélisande en la ópera que compondría posteriormente el compositor francés. La soprano Berna Perles es quien da voz a esta mística doncella, acompañada de una orquesta sumida entre lo modal y lo wagneriano, clara influencia para Debussy en aquella época.

Durante toda esta primera parte, la energía de Diakun fue de la mano con la delicadeza. Sus manos, con movimientos redondos y suaves, bailaban Debussy y los cuentos sinfónicos de Manchado. El colchón de la cuerda salía y entraba a disposición de sus yemas tan suavemente que era casi imposible distinguir el momento justo en el empezaban a sonar los acordes, o el segundo preciso en el que la música se perdía. Sin embargo, el verdadero broche de oro fue la novena sinfonía de Dvorak. Se podría decir de Marzena Diakun que es una directora de contrastes. Y son esos mismos matices los que despiertan la emoción humana. La polaca logró que una obra tan conocida por todos pareciera que se escuchaba por primera vez. Toda la música se entendía, cada capa, cada intervención y contramelodía. Sus movimientos, lejos de ser prisioneros del tempo, se dejaban caer o se volvían arrebatadores, guiando a la orquesta hacia una espontaneidad que mantuvo en vilo al público durante toda la obra. Tal fue el frenesí que un inevitable y generoso aplauso se precipitó desde el graderío entre el primer y segundo movimiento. Durante el tercero y el cuarto hubiera sido difícil decir si Diakun seguía a la música o era la misma música la que bailaba con ella. Un sentimiento común, perfectamente palpable en todos los miembros de la orquesta, inundó la sala sinfónica y contagió a la audiencia. “Hemos de ser nosotros mismos -decía en una entrevista la directora-, lo más importante es ser capaz de influir en otros a través de nuestra personalidad”. Y así fue, Diakun nos invadió de contrastes, supo dar a la orquesta la libertad que necesitaba y logró que el público sintiera la emoción de las primeras veces.

por Alicia Población

Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid / Marzena Diakun
Obras de Debussy, Dvorák y Marisa Manchado
Auditorio Nacional de Música 

Entrevista

Marisa Manchado: “Las mujeres creadoras de música en el mundo no son una excepción”

Entrevistamos a la compositora madrileña Marisa Manchado, tras el estreno de su obra El árbol rosa por la ORCAM, encargo de la Fundación SGAE y AEOS.

 La obra que se acaba de estrenar, El árbol rosa, está compuesta por dos canciones sinfónicas inspiradas en dos cuentos de la escritora de la que se cumple un centenario de su muerte este año, Emilia Pardo Bazán. Uno es El pozo de la vida y el otro El árbol rosa, que da nombre a la obra. Cuéntenos cómo fue el proceso creativo y si existe alguna razón para la elección particular de estos dos cuentos.

A mí siempre me han gustado mucho los cuentos de Emilia Pardo Bazán. Ya había utilizado un poema suyo en el año 2017, Almas gemelas, en una obra para voz y piano. En principio quería usar o poesía suya o sus textos feministas, pero al final opté por los cuentos. Hay un cuento, El encaje roto, un cuento emblemático, que pensé que estaría bien, pero luego se me quedaba muy obvio, al fin y al cabo todo el mundo sabe ya que yo soy feminista. Opté por El pozo de la vida, que es toda una metáfora de la existencia y El árbol rosa, que ha quedado así en suspenso, lo que es el texto, porque yo entiendo el árbol rosa como una renuncia, la renuncia de ella a entregarse al amor y, sin embargo, acabar casándose por conveniencia, que es el destino histórico de las mujeres. La obra ya se me quedaba un poco larga, porque el acuerdo había sido que fuera entre diez y quince minutos, y el dejarlo en suspenso me pareció adecuado, es como que no se sabe. Estoy un poco cansada de las cosas obvias y evidentes, prefiero que la gente piense un poco.

Leyendo escritos suyos como los Papeles del Festival de Música española de Cádiz sobre lo femenino y lo masculino en la música o su libro Música y mujeres, género y poder, se da una cuenta de que a lo largo de la historia ha habido una clasificación dentro de lo masculino y lo femenino de los conceptos musicales. Si bien es cierto que, en un sistema patriarcal, hombres y mujeres socializamos y somos educados de forma distinta, ¿existe realmente alguna diferencia entre la música escrita por mujeres y la escrita por hombres?

Huy, ese tema es arduo y difícil. Es un tema clave del feminismo musical, o de la musicología feminista, y es un tema que no acabamos de resolver. Hay un sector que claramente dice que sí que se puede escuchar, por determinadas construcciones, si una música está hecha por una mujer o por un hombre. Luego hay otra corriente que lo que intenta es analizar la obra en el contexto, y trata de averiguar si hay elementos en común, tímbricos o estructurales, o una manera de escribir específica a la hora de describir, por ejemplo en las óperas, a los personajes. A mí me parece que sí hay puntos en común en la música escrita por mujeres que tiene que ver con el uso de la voz. Es cierto que hay varones que también la usan, claro, pero hay un absoluto continuo, en la música escrita por mujeres, de utilizar la voz. La música significa en cuanto al contexto en que se produce, pero en sí misma no dice nada, habla de sonido, y el sonido, a no ser que lo adscribas a un contexto, es sonido, no es como la pintura o el teatro, no es tan obvio.

En la programación del Teatro Real, en concreto de la ópera, no hay ni una sola obra compuesta por una mujer. Sin embargo, se siguen programando año tras año las obras cumbre de compositores como Wagner, Puccini o Verdi. Esta falta de investigación por parte de los programadores y organizadores, ¿no desemboca en cierta falta de respeto hacia el público a quien ofrecen siempre el mismo y reducido abanico de programación cultural?

Bueno, yo creo que los americanos y las americanas han ido cambiando esto, y lo han hecho a través de una gran presión social. Solo se pueden cambiar las cosas con presión social. El Metropolitan Opera House, en la temporada 2021-2022, tiene un montón de compositoras en programa. A EEUU lo criticamos mucho, pero realmente esas presiones sociales van a los congresistas, y esos congresistas debaten las leyes y las políticas económicas y de todo tipo. Un teatro como el Metropolitan, que es completamente privado, ya ha tomado cartas en el asunto.  En España estamos muy atrasados, es un país con muchas contradicciones, con una historia muy complicada, y voy más allá de la guerra civil y el franquismo… y es una pena porque es un país muy rico. Un país rico en cultura, en lengua, pero es como si no supiéramos convivir con nosotros mismos. ¿No era Churchill el que decía que los españoles eran los más fuertes del mundo porque llevaban cinco siglos matándose entre ellos y aún no lo habían conseguido? Yo creo que esto que dices de la programación se debe cambiar con políticas estatales. La aportación privada del Real es mínima, de modo que es el Ministerio, la Comunidad, el Ayuntamiento, quienes deben imponer cuotas, que es la única manera. Desde mi punto de vista, la única forma de cambiar esto son las cuotas, ahí está Escandinavia. Pero todo con presión social. Aquí en España hay poca presión social en ese aspecto, de hecho yo soy la compositora feminista, “la”, como si solo hubiera una…

¿Qué le dirías a las jóvenes generaciones de compositoras que encuentran poquísimos referentes femeninos en las salas de concierto, en la programación de las óperas o en las bandas sonoras y demás medios audiovisuales?

Que se asocien, que luchen y que no desfallezcan. Que estén en contacto con las compositoras del mundo. Para que esta mujer (Marzena Diakun) salga de Polonia es que hay muchas más, es evidente. Para que salga una Saariaho de Finlandia es que hay muchas más. No sale una por generación espontánea. Otra cosa es que el patriarcado se dedique a sacar solo una porque no le interesa sacar más. Y a Sariaaho le ha costado, y fue Finlandia quien ayudó y empujó a esa generación de Esa-Pekka Salonen y de Lindberg, pero que esa generación saliera quiere decir que hay muchas más. Las jóvenes compositoras han de tenerlo muy claro, asociarse y, sobre todo estar en contacto con las mujeres creadoras de música del mundo, porque no son una excepción. La paridad la acabaremos alcanzando en algún momento. Creo en la paridad, y creo en ella con las diferencias. Hay dos sexos, el masculino y el femenino, y con nuestras diferencias fisiológicas e históricas cada uno aportará una cosa distinta.

por Alicia Población

Foto: La ORCAM con su nueva directora titular tras el concierto inaugural. 

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