El Encuentro de Música y Academia de Santander que la Fundación Albéniz organiza en la capital cántabra cada verano desde hace más de dos décadas constata que en la música, el entendimiento, saber escucharse unos y otros y pactar para que el resultado artístico alcance la meta prevista, no tiene ni fronteras ni edades. En el podio, un maestro en su madurez, Peter Csaba, y en los atriles, los jóvenes y entusiastas alumnos del Encuentro (si se repasa la historia de estos Encuentros, hay nombres ya muy importantes de la escena musical en activo formados como alumnos en este Encuentro concebido en su día por Paloma O’Shea).
Tras muchos conciertos previos, se llega a este concierto final como una fiesta, como el momento en el que la música de cámara y la música orquestal adquieren una fusión que implica dos cosas importantes: expresarse y dar rienda suelta a las capacidades individuales de cada músico, pero escuchando a los demás, integrando parte de un todo; un equilibrio que representa un utópico orden social que solo puede mostrarse en la música, como así ocurre cada año los Encuentros santanderinos, una exhibición de talento individual rendido al colectivo y a la finalidad de hacer música juntos.
Dos obras muy dispares pero unidas por una sencilla conexión: lo popular elevado a la sofisticación de sus autores, tanto Boccherini en el Quinteto para cuerda La música nocturna de las calles de Madrid y Falla en su Retablo de Maese Pedro, que este año 2023 celebra justo su centenario (ver RITMO de junio con un sensacional artículo de Victoriano J. Pérez Mancilla) y que todo fue explicado con acierto y naturalidad por Álvaro Guibert, micrófono en mano.
Del Quinteto de Boccherini sobresalió la personalidad de la violinista Klara Gronet o el delicioso sonido de Ryan Char, creando una versión en la que el elemento danzable quedó en un segundo plano, más tímido, buscando las capacidades camerísticas y sonoras de este inusual Quinteto, único en su especie.
El Retablo tuvo el acierto de contar con Bambalina - Teatre Practicable y su teatro de títeres, que escenificaron la historia con suma gracia y elegancia, mientras la Orquesta de Cámara Freixenet, dirigida con muchísimo mimo por el maestro Csaba, ofreció una calidad instrumental a la altura de la fama de estos Encuentros. Csaba otorgó un paladeo muy especial a las partes instrumentales lentas (a modo de interludios), mientras que el aspecto rítmico no fue tan subrayado como en otros Retablos recientes que este 2023 ha ofrecido como homenaje a su centenario.
Y tres solistas que dieron buena muestra de su calidad: la sensacional soprano Adeline d’Aviau de Ternay (Trujamán), a la que la partitura exige un canto muy singular y que por su singularidad precisamente a veces es tapado por la orquesta fallesca (pequeña pero deliciosa); el implicado tenor César Arrieta (Maese Pedro) y un Quijote encarnado por Jacob Harrison, con algún leve y muy perdonable problema de dicción (han sido muchos Quijotes anglosajones para no estar ya acostumbrados…).
Gonzalo Pérez Chamorro
Orquesta de Cámara Freixenet del Encuentro / Péter Csaba
Sala Argenta del Palacio de Festivales de Santander
Concierto de clausura del XXII Encuentro de Música y Academia de Santander, 26 de julio