Llamaba la atención el contraste programático entre dos obras de Bruckner y una de Scelsi por lo que el pasado concierto de la actual temporada 24/25 de la Orquesta Sinfónica y Coro RTVE comandado por su titular, Christoph König, tenía un especial interés que, en términos interpretativos y como pudimos presenciar, casaba a la perfección.
La inconclusa novena sinfonía, última obra en la que trabajó Anton Bruckner al tiempo de su fallecimiento en 1896, representa, en cierto modo, su personal legado en torno a la creencia y fe católica que profesaba, pero también un retrato de la incertidumbre proyectada por la compleja psicología de alguien modesto y de inestable autoestima manifestada cuando las creencias de un compositor más instintivo que metódico, se tambaleaban. Sabiendo que su ocaso se acercaba, el turbulento paisaje sinfónico de la novena y, quizás, la recuperación de temas de obras anteriores como sus séptima y octava sinfonías además de su Misa en Re menor, preludiaban un hipotético cierre de toda actividad creadora a propósito de su misteriosa, enigmática e inefable última sinfonía.
Aunque en el programa de mano se anunciaran cuatro movimientos en lo que debe ser una de las versiones concluidas –posiblemente las más conocidas como la de Carragan o Samale y Mazzuca- se interpretaron únicamente los tres que dejó el compositor en la edición que habitualmente se emplea: Orel/Nowak. Con tempi ligeros que rememoraban al expeditivo y agreste estilo de Andreae, Hausseger, Kabasta, Furtwängler, Walter o Schuricht -el canon interpretativo previo a la Segunda Guerra Mundial y menos transitado después con la excepción de batutas como Rosbaud o Horenstein- König se aproximó a la novena con sonido agrio, áspero incluso, con interés por resaltar el disonante cromatismo heredero de Tristán y encadenando las diferentes secciones con un interés por aportar relieve al corpus polifónico de la obra, en un escarpado recorrido sonoro –muy en la estela de los actuales Roth o Bihlmaier- parco de pathos romántico y atacando, casi con criterio positivista, un Feierlich misterioso que pudo tener más sentido enigmático en su interpretación. Con cuidado interés por el contraste dinámico, el segundo tiempo, Scherzo acentúa el retrato de un Bruckner turbulento, si bien, quizás, hubiera sido de agradecer algo más de precisión rítmica. Sobresalió König en el Adagio, trazado con un admirable sentido arquitectónico y jugando con las tensiones en una interpretación que más que un puente hacia la divinidad llamaba a un mensaje, quizás más trascendental, tamizado por una interpretación de corte futurista que pretendía asomarse a la vanguardista Segunda Escuela de Viena que todavía estaba por llegar.
Sorprendió que, justo tras el intermedio, se retirase el podio para el breve acto de entrega del Premio Amigos de Honor, que concedió la Sociedad de Artistas, Intérpretes o Ejecutantes de mano de su presidente, el músico manchego Luis Cobos, a la Orquesta Sinfónica y Coro RTVE por la promoción y fomento de los valores de la música e incluyendo también a los propios músicos, como recalcó el galardón.
Con una independencia envidiable por su condición de aristócrata, Giacinto Scelsi optó por un ferreo autoexilio interior en el que, como artista, se aleja de toda trivialidad cotidiana para dedicarse a escrutar todo el potencial del material sonoro, no tanto desde lo material sino como fuente de trascendencia, tal y como se aprecia en su maduro estilo de posguerra en el que la influencia del pensamiento y religiones orientales se une con un particular tratamiento estático y protoespectral del sonido. En Ohoi - I principi creativi, fechada en 1966 e interpretada aquí por una amplia sección de cuerda en vez de por los 16 instrumentos de su formación inicial, la rugosa capa de estáticos volúmenes y mutables densidades, se enriquece de fluctuaciones microtonales y cambios de dinámica, articulación y timbre, para modelar una voluble estructura que se fundamenta en las propias tensiones internas que se buscan en un unísono final, conclusión que, en manos de König, se resolvió con una muy gaseosa plasticidad gracias al buen hacer de las cuerdas de la orquesta. Interpretado sin solución de continuidad tras el último unísono de Ohoi, el Te Deum, obra finalizada en 1884 y acoplada en otro tiempo como una suerte de conclusión afirmativa a falta de un cuarto movimiento de la sinfonía en una más que evidente referencia beethoveniana, cerró el concierto resonando desde el Do Mayor inicial para transitar por las cinco secciones de su arquitectura que alternan, en modos mayor y menor, enérgicos bloques sonoros -en contraposición al carácter más introspectivo de los adagios de sus sinfonías- unísonos corales reminiscentes del estatismo del canto gregoriano y la influencia de Palestrina, la densidad proyectada de los registros del órgano y, por último, las citas propias y textos cantados en loa asertiva a sus creencias religiosas. Con buen pulso por parte de König que no objetó en energía y entusiasmo, estas cualidades sobresalieron mediante el debido matizado de las secciones centrales, evitando el arrojo marcial de otras habituales interpretaciones y apoyando a un correcto cuarteto vocal formado por la soprano Esther Gonzalez, la mezzosoprano Ekaterina Antipova, el tenor José Darío Cano y el bajo Vicente Martínez, que llevaron a cabo sus roles vocales de forma adecuada.
De esta manera con un programa hilado en torno a la fe bruckneriana, tanto la transparente interpretación -de un diligente y áspero despliegue orquestal de mimbres futuristas para la novena sinfonía y el Te Deum- como la inclusión de Ohoi de Scelsi, originalismo contraste en forma de ensayo microtonal, se abrió el potencial semántico de lo estrictamente religioso hacia una más ecuménica y trascendental incertidumbre, haciéndose notar como la dramaturgia del concierto, esto es, saber programar, es tan importante como su interpretación. En resumidas cuentas, otro nuevo acierto de la actual temporada de la Orquesta Sinfónica y Coro RTVE.
Justino Losada
Esther González, soprano; Ekaterina Antipova, mezzosoprano; Jose Darío Cano, tenor; Vicente Martínez, bajo
Orquesta Sinfónica y Coro RTVE / Christoph König
Temporada de la Orquesta Sinfónica y Coro RTVE 2024/2025
Teatro Monumental, Madrid.