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Crítica / Electrizante y sutil - por Luis Mazorra Incera

Madrid - 22/10/2021

El detalle con que se entregó de principio el cuarteto de cuerda Proyecto Barja, formado por Miguel Colom, Alejandra Navarro, Alberto Clé y Ángel Luis Quintana, a la interpretación del Adagio ma non troppo inicial del Cuarteto en mi bemol mayor de Fanny Mendelssohn, presagiaba una estimulante velada. Sonoridad plena, sutileza y precisión… Un concierto del ciclo Satélites organizado por los Orquesta y Coro Nacionales de España en la sala de cámara de “su” Auditorio Nacional.

El silencio es música... se ha dicho y bien. Silencio conmovedor junto a una fragilidad melódica digna de un pleno romanticismo lírico, en un Cuarteto alejado del barroquizante "horror vacui" del que hacía honor a menudo, su egregio hermano Felix.

Un trepidante "horror vacui", de alguna forma "marca de la casa", que se manifestó, ¡y cómo! ¡con qué lucimiento!, en el “supuesto” Allegretto que le seguía. Un movimiento realizado hoy con espléndida pulcritud y centelleante agilidad.

Pulcritud y finura tímbrica de cada uno de los integrantes del cuarteto en los momentos en que la partitura de Fanny Mendelssohn requería su destacada aportación "sopra", con los diversos estratos perfectamente diferenciados, así como las diferentes secciones y texturas planteadas. La agitada Romanza que se siguió fue buen ejemplo de ello.

La energía del movimiento final Allegro molto vivace, así como la perfecta cohesión y afinación del conjunto, resaltaron una obra espléndida en la que todos los instrumentos se comprometen en una tupida trama tejida con aquel permanente lirismo, sin grandilocuencias pero con una aparente alta exigencia individual y de conjunto. Una exigencia sobre la que los miembros de este Proyecto Barja se volcaron con denuedo y brillantez. El broche final del Cuarteto de  Fanny Mendelssohn parecía rematar con vehemencia una obra de mucho mayor porte…: ¡Chapeau!

El Quinteto con piano de Schumann, siguiendo también en esta tonalidad talismán de mi bemol mayor, es obra de un repertorio de cámara no por más manido, menos atractivo. Aunque quizás lo primero venga por lo segundo, precisamente.

El citado Proyecto Barja, con la incorporación de Luis del Valle al piano, afrontó con auténtico dinamismo el intenso Allegro brillante (ya en su titular) de una pieza cuyo más preciado tesoro se presenta de seguido... en un intenso...: Un poco largamente... in modo d’una marcia. Pocos pueden plantearse tomar tamaños modelos, no ya salir inmune, y trascenderlos. Y sí, Schumann logra trascender al más exquisito Schubert de cámara y a toda la tradición previa que éste conlleva, con un movimiento donde se combina el espíritu marcial beethoveniano con un lirismo, también “marca de la casa”. De... esta otra casa, se entiende. Magistrales cambios de tempo con un arrebatado episodio de potencia y dramatismo encomiables.

Scherzo extrovertido, de aquella rítmica schumanniana tan alabada, con aquel vibrante pasaje binario, segundo trío, un a modo de movimiento perpetuo añadido, por cierto, precisamente por consejo de Felix Mendelssohn, y una coda definitiva con la que más de uno tendría que frenar algún que otro justo aplauso espontáneo.

El Allegro ma non troppo comandado desde el piano, fue un mundo en sí mismo, con sus seres mágicos evanescentes e impulsivos, de esa flexibilidad poética a la que Schumann nos tiene acostumbrados. Electrizante final para un programa intenso, al margen de titulares de movimientos, brillantemente realizado.

De propina, bis mejor dicho, "un poco más de Schumann…" se dijo. Del Schumann ya escuchado: Scherzo abreviado, pero, eso sí, con el animado Segundo trío por indicación de Felix incluido, en una versión ya abiertamente extrovertida y... "en punta".

Luis Mazorra Incera

 

Proyecto Barja: Miguel Colom y Alejandra Navarro, violines; Alberto Clé, viola; Ángel Luis Quintana, violonchelo; y Luis del Valle, piano.

Obras de Fanny Mendelssohn y Robert Schumann.

OCNE-Satélites. Auditorio Nacional de Música. Madrid.

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