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Crítica / El violinista tranquilo - por Juan Francisco Román Rodríguez

Las Palmas de Gran Canaria - 19/09/2022

Dentro de los actos de conmemoración del XXV Aniversario de la inauguración del Auditorio Alfredo Kraus, organizados con la colaboración del Festival de Música de Canarias, asistimos a un recital del violinista Frank Peter Zimmermann y el pianista Martin Helmchen, con un programa conformado por las tres sonatas para violín y piano de Brahms y la Segunda Sonata de Bela Bartok.

El violinista alemán, que nos ha visitado en repetidas ocasiones a lo largo de su carrera, mantiene intactas las facultades que han hecho de él uno de los grandes violinistas de las últimas décadas. 

En posesión de una técnica muy completa que le permite sortear cómodamente las mayores exigencias virtuosísticas sin que la belleza y redondez del sonido se vea afectada, el alemán es un músico concienzudo y sensato que parece buscar ante todo el equilibrio en sus interpretaciones.

Sus lecturas no descubren nuevos caminos, ni ofrecen chispas de genialidad, pero son siempre razonables y bien ponderadas. La música discurre con lógica y sin sorpresas, con admirable naturalidad, bien que en ocasiones un exceso de prudencia puede volver sus interpretaciones un tanto planas, echándose en falta una mayor dosis de apasionamiento y extroversión.

Es lo que sucedió con la primera parte del programa, donde a una sonata nº 2 de Brahms, la más lírica y serena de las tres, que resultó un tanto apocada en su carácter, con alguna pequeño desliz en la afinación al comienzo del movimiento lento, siguió la sonata nº 2 de Bartók, donde la  impoluta resolución de sus muchos efectos técnicos: dobles cuerdas, pizzicati a la Bartok, glisandos, pasajes sul ponticello, no impidió una sensación de distanciamiento que no terminaba de casar con el carácter  febril y alucinado de la pieza bartokiana. 

Las sonatas nº 1 y 3 de Brahms fueron expuestas con mayor implicación y vehemencia por Zimmermann, empleando un fraseo más incisivo y contrastes más acusados, que redundaron en lecturas más plenas y satisfactorias, arrastrando con él al excelente pianista Martín Helmchen, que se adaptó a las opciones interpretativas del violinista, contenido en la primera parte y claramente más suelto en la segunda, entablando un permanente diálogo del mejor camerismo entre ambos.

Juan Francisco Román Rodríguez

 

Frank Peter Zimmermann, violín. Martin Helmchen, piano.

Obras de Brahms y Bartok.  

Auditorio Alfredo Kraus. Las Palmas de Gran Canaria.

 

Foto © Nacho González

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