El Oratorio de Navidad (Weihnachts-Oratorium, BWV 248), como muchas obras de Johann Sebastian Bach, está rodeado de controversia, más por cuestiones estéticas que musicológicas. Curiosamente, es una de las obras de las cuales hay mayor información acerca de su primera audición, tanto a través de la partitura original como del libreto mediante el cual la congregación pudo seguirlo. El Oratorio está formado por seis cantatas que fueron compuestas para los tres primeros días de Navidad, la fiesta de la Circuncisión, primer domingo de Año Nuevo y la Epifanía de 1734. Su interpretación tuvo lugar en las dos iglesias de las cuales era responsable musical Bach, la Nikolaikirche y la Tomaskirche de Leipzig. Gran parte del oratorio es una “parodia” o adaptación de la cantatas profanas Hercules auf dem Scheidewege BWV 213, escrita para el cumpleaños del príncipe Friedrich Christian de Sajonia, Tönet, ihr Pauken! Erschallet Trompetten! BWV 214, hecha para la electora de Sajonia y la cantata Preise dein Glücke, gesegnetes Sachsen BWV 215, para el primer aniversario como elector de Sajonia de Augusto III, rey de Polonia. Por último, la cantata perdida BWVa se emplea en la VI parte del Oratorio. La reutilización de cantatas profanas de periodos anteriores pudo deberse a diversos motivos: la falta de tiempo y premura para realizar obras nuevas, el deseo de dotar de permanencia a piezas de circunstancias que difícilmente se volverían a escuchar, o sacralizar parte de su producción profana.
El elevado nivel musical de las partes nuevas que añadió y el cuidado con que adaptó y refinó hasta el último detalle las antiguas, hace pensar que probablemente fuera la segunda razón. Pese a que el ciclo lo forman seis cantatas, hay varios elementos de unión que justifican su apelativo de Oratorium en el título original: el uso de un narrador (en este caso el Evangelista), la alteración del orden de los diversos episodios de la Natividad para que tuvieran coherencia narrativa ( Bach y el libretista anticipan la llegada y Adoración de los Reyes Magos y postergan la Huida a Egipto), el cuidadoso plan tonal que las une y la apertura de tres de las cantatas con coros en compás ternario. La cita del coral de la Pasión según San Mateo “O Haupt voll Blut und Wunden” al principio del Oratorio como recuerdo de que tanto la Cuaresma y el Adviento son dos tiempos litúrgicos de espera, y al final en el brillante Re Mayor con las trompetas para reforzar la idea de la venida de Cristo como vencedor a la muerte dotan de una mayor coherencia si cabe la visión de Bach del Weihnachts-Oratorium como un todo.
Con el Oratorio de Navidad, el Collegium Vocale Gent ha interpretado ya en el Auditorio Nacional todas las agrandes obras vocales de Bach, en las tres ocasiones anteriores dirigidos por el fundador y titular, Philippe Herreweghe, quien ya vino hace pocos meses bastante perjudicado físicamente, lo que hace pensar que su lugarteniente Christoph Prégardien termine asumiendo el mando tarde o temprano. El conjunto de Gante nos ofreció las cantatas I, II, III y VI, con un sonido y un estilo que “a priori” parecía un fiel reflejo de la mítica grabación de 1989 para Virgin. Cierto que el Collegium es producto de casi cincuenta años de trabajo por parte de Herreweghe y había suficientes elementos vocales e instrumentales de solera en la formación como para garantizar dicha continuidad. Pero poco a poco, fue desplegándose como sorpresa de la noche la personal visión del tenor- ahora barítono- Prégardien. Dando ejemplo de coherencia con el trabajo realizado hasta ahora, con un gesto más anguloso y preciso que el de Herreweghe (no utilizó tarima, como éste), resultó más cálido y expresivo en los momentos necesarios, especialmente en los corales, donde supo extraer y mostrar una gama de sentimientos que iban desde el exultaste gozo del Jauchzet, frohlokket!, la solemnidad del Ach Mein herliebes Jesulein a la dulzura del Dies hat er alles uns getan. Más dinámico que Herreweghe- quizá la diferencia no está tanto en la edad como en el carácter- se desplazaba de un lado a otro del escenario y cantaba con el coro y los solistas si lo veía necesario. La sensación de fluidez en los números de contrapunto la potenció en los corales, dejando poco o nada de tiempo de reflexión tras cada calderón como hubiera sido preceptivo en versiones más canónicas. En resumen, Prégardien ofreció un Oratorio de Navidad congruente con el sonido y el espíritu del Collegium Vocale Gent, pero le imprimió vida, fuego y la experta visión global del que ha cantado esta obra muchas veces al otro lado de la tarima, entre las filas del coro.
El Collegium Vocale, tanto en la parte instrumental como vocal a su vez hicieron lo que mejor saben hacer, ofrecer la perfección, sin excusas. Repartidos en cuatro cantantes por cuerda, y con la cualidad común (ya se les presupone de serie) de la exquisita afinación, empaste, articulación y dicción del texto, algunas cuerdas destacaron más que otras: la de bajos, pertrechada por los formidables veteranos Peter Kooij y Bart Vandewege y la de altos con la presencia imprescindible de Cécile Pilorger y Alex Potter, apabullaron con su presencia sonora especialmente a la cuerda de sopranos- de sonoridad exquisita pero leve-, dando como resultado un coro ligeramente descompensado. El grupo de cuatro solistas salía de las filas del coro, adelantándose ligeramente para los recitativos o colocándose junto al director en las arias. Aunque todos cumplieron perfectamente este difícil cambio de roles y cumplieron vocal y estilísticamente dentro del grupo, los resultados como solistas fueron irregulares. La soprano checa Hana Blažíková, habitual solista del Collegium y con una excelente formación y experiencia en el repertorio bachiano, resolvió las arias con precisión- la ligereza de su voz se lo permite- pero le faltó “suelo” o una base de armónicos graves que hacía que en el registro agudo su timbre resultara excesivamente punzante. El tenor Georg Poplutz realizó los recitativos como Evangelista y las arias. Mejor como narrador, fluido, expresivo y claro en la declamación del texto, pero con problemas en el registro de cabeza que quedaron más evidentes en las arias. Tiene un bonito timbre en los medios, pero un tenor casi barítono- es especialista en lieder de Schubert- es inevitable que cale en los difíciles escollos de la partitura bachiana, que requieren una tesitura muy amplia o manejar con maestría el falsete.
Peter Kooij nos regaló una interpretación absolutamente magistral con un bellísimo y contenido timbre de barítono- quien tuvo, retuvo- en la que sólo se resintieron en algunos momentos los agudos, ligeramente abiertos. Y por encima del resto de los solistas estuvo el contratenor británico Alex Potter, extraordinario en todas sus intervenciones, especialmente en el aria de la tercera cantata, Schliesse, mein Herze, dies selige Wunder, acompañado por la extraordinaria concertino Christine Busch.
La parte instrumental tuvo el altísimo nivel al que nos tiene acostumbrados, debido en parte a la estabilidad de la plantilla que cuenta con pilares o garantes de calidad como la citada Christine Busch (es asombroso verla llevando con el cuerpo la dirección de la cuerda), Maria Roca en los violines, Deirdre Dowling y Kaat De Cock en las violas y la veteranísima Ageet Zweistra en los chelos, bordando el continuo. Destacó también Martin Piechotta con los timbales y una impecable sección de trompas naturales formada por Rupprecht Drees, David Staff y Matthias Kamps. Pero sin duda, lo mejor de la orquesta fue el viento-madera, nutrido por los virtuosos Patrick Beuckels con el traverso y Marcel Ponseele, uno de los mejores oboes barrocos del mundo.
Con todos estos elementos, imposible no levantar pasiones en el público, que aplaudió en pie hasta conseguir dos propinas, los corales Nun seid ihr wohl gerochen y Ich steh an deiner Krippen hier, ambos de la última cantata. En resumen, un cierre de año en Universo Barroco que quedará grabado en muestro recuerdo y en nuestros corazones.
Mercedes García Molina
Hana Blažíková, Alex Potter, Georg Poplutz y Peter Kooij. Collegium Vocale Gent / Christoph Prégardien.
Oratorio de Navidad, de Johann Sebastian Bach.
CNDM, Universo Barroco. Auditorio Nacional de Música, Madrid. 22/12/2019
Foto © Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM) - Elvira Megías