La presencia de una de las figuras del clarinete más reconocidas actualmente en el panorama internacional como es el músico francés Nicolas Baldeyrou dentro del ciclo sinfónico del Auditorio de la Diputación de Alicante junto a ADDA·Simfònica ha generado un gran interés en el público que llenaba su aforo, aún más por la obra a interpretar, el Segundo concierto para clarinete y orquesta, Op. 74 de Carl Maria von Weber que ostenta uno de los lugares privilegiados dentro del ranking de este repertorio concertante. Se contó para su interpretación con el director noruego Rune Bergmann que, por su calidad de traductor del lenguaje musical y su capacidad de transmisión, significa una garantía para desarrollar una ejecución detallada y equilibrada de esta obra siguiendo los cánones de ese primer romanticismo derivado del movimiento estético sturm und drang que en él propone el compositor.
La profesionalidad de ambos protagonistas se percibió favorecida por los criterios de alta musicalidad que supieron conjugar, como fue el hecho de sacar el aspecto sinfónico de esta composición, permitiendo el lucimiento de la orquesta en los dos movimientos extremos, sin olvidarse de ese otro aspecto cual es el significante canto tan determinante en la Romanza central en cuya segunda parte Baldeyrou hizo que pudiera confundirse el sonido de su clarinete con un solo vocal acompañado por orquestales acordes cortos a la manera de un recitativo secco, estilo que adquiere su máxima expresión en la ópera Las bodas de Fígaro de Mozart. La asunción de éste y el lirismo resultante propiciaron que se alcanzara uno de los momentos culminantes de la velada junto con el aire de la juguetona polonesa del último movimiento, en el que la técnica de embocadura, el control de respiración y la precisa rapidez de digitación en el clavijero del instrumento solista no parecían existir ante la fluida expresividad de su penetrante sonido, que demostraba, una vez más, las excelencias acústicas de la sala principal del auditorio alicantino.
El entusiasmo del público y de muchos amantes del clarinete que acudieron expectantes a esta cita llevó a Nicolas Baldeyrou a obsequiar con una versión de la famosa habanera del primer acto de la ópera Carmen de Georges Bizet en la que este privilegiado solista echó el resto de su sabiduría “clarinetística” produciendo un verdadero delirio colectivo ante la sublime agilidad y limpieza demostradas tanto en articulación como en la rica ornamentación empleada.
El concierto, se inició con una exposición muy idiomática del poema sinfónico Finlandia, Op. 26 de Jean Sibelius en la que se pudieron admirar las dotes dramáticas del maestro Rune Bergmann, especialmente, en el hímnico tema que aparece con un cierto carácter reverencial al final de la obra que transformó en una poderosa declaración triunfal. Tal amalgama de emociones quedó clarificada por su diáfana forma de comunicar a la orquesta, que en todo momento asumió su mensaje con un muy alto nivel de respuesta musical.
La segunda parte de la velada estuvo ocupada por una de las grandes obras del repertorio sinfónico de todos los tiempos; la Sinfonía en Re menor de César Franck. La monumentalidad estética de esta obra requirió de unos momentos de concentración del maestro Bergmann antes de iniciar con su batuta las evoluciones del Lento en el que se encuentra la idea temática del primer movimiento. Realzó su estructura cromática como esencia y justificación de la serenidad que irradia este sosegado inicio, que llevó a contrastar con el abrupto advenimiento del cambio de aire indicado como Allegro non troppo y la segunda enunciación de éste, con la que impulsó su discurso definiendo con precisión la alternancia armónica que se sucedía antes de llegar a sus pasajes conclusivos que expuso con un gran sentido dramático.
Quiso que quedara bien definido el doble ritmo lento y gracioso que presenta Franck en el Allegreto central de la sinfonía, permitiendo de forma elegante que el corno inglés destacara con la siempre curiosa belleza de su sonido así como en la melodía punteada del pasaje central del scherzante pasaje que contiene. Las pausas del flujo rítmico antes de la conclusión de este movimiento las indicó con suma elegancia. Su repaso por las distintas ideas que aparecen a lo largo de la obra quedó perfectamente definido con la resolutiva respuesta de la orquesta en el final del último movimiento, lo que facilitó se reafirmara el carácter cíclico de la obra como un factor estético sustancial que vino a reforzarse por el arrebatado esplendor que el director imprimió a su grandiosa conclusión.
Contento y eufórico, Rune Bergmann quiso terminar con un bis en homenaje a su compatriota Edvard Grieg dirigiendo una preciosa versión de La Mañana, primera pieza de la suite orquestal Peer Gynt, con la que dejaba una apacible y a la vez complaciente sensación en el público. Concluía así un concierto en el que ADDASimfònica volvía a brillar como instrumento orquestal de alto nivel.
José Antonio Cantón
ADDA-Simfònica
Solista: Nicolas Bladeyrou (clarinete)
Director invitado: Rune Bergmann
Obras de Cesar Franck, Jean Sibelius y Carl Maria von Weber
Sala Sinfónica del Auditorio de la Diputación de Alicante (ADDA) / 13-IV-2023