Gentilhomme y Jeunehomme unen este programa de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla y acaso también la Galanterie -querida o ironizada- de Lully, Mozart y Richard Strauss. Una selección de la música que compusiera el italiano afrancesado Lully para los textos de Molière usados en las comedias-ballet abrían el concierto, sobre una orquesta acaso demasiado amplia y en la que el director no parecía haber especial interés, tanto como en el Concierto nº 9 en Mi bemol mayor, conocido por el sobrenombre de Jeunehomme.
Y eso que él mismo ejercía como solista, y aunque ello no parecía agobiarle mucho, sin embargo daba la impresión de querer centrarse más en el piano, y eso que la orquesta en este concierto mantiene una interacción constante con el instrumento, algo que podía haber explicitado con más énfasis desde su doble condición. Como intérprete, eso sí, destacamos su estilo transparente, muy bien articulado, moderado en el uso del pedal de fuerza, destacando más especialmente en las cadencias de cada movimiento. O bien por afinidad al autor o al estilo, y siguiendo la costumbre de centrarse especialmente en la obra de la segunda parte del programa, es verdad que con Strauss brilló, y de qué manera.
La orquesta ahora la consideramos pequeña -y eso que había crecido con respecto a la primera mitad-, pero la actividad en ella implicaba a todos los solistas de la misma, y muy especialmente al concertino, en esta ocasión Éric Crambes, que realizó una magnífica labor, y al único que citaremos por ser violín “obligado”, pero sin que olvidemos la gran labor de los demás. Es lo que tiene Strauss, con los mimbres que tiene los utiliza incesantemente a través de polifonías o melodías de timbre, que aportan a la obra un colorido y una profundidad notables, y que Xu Zhong supo plantear con gran equilibrio y claridad, haciéndolas corresponder adecuadamente a cada una de las 9 partes elegidas de la obra teatral.
Carlos Tarín Alcalá
Real Orquesta Sinfónica de Sevilla / Xu Zhong.
Obras de Lully, Mozart y Richard Strauss.
Teatro de la Maestranza, Sevilla.
Foto de Guillermo Mendo.