Concierto con protagonismo destacado de la voz en el programa de la Real Filharmonía de Galicia dirigida por Joana Carneiro y con la presencia de la soprano María Hinojosa, en el que se nos ofrecieron Les illuminations Op. 18 de Benjamin Britten y la Sinfonía nº 4, en Sol M. de Gustav Mahler.
La soprano María Hinojosa Montenegro, con fundamentos en la ESMUC, destaca por las atenciones a las tendencias más distanciadas desde los barrocos trabajados con autoridades como Gabriel Garrido- Gli amore d´Apollo e di Dafne, de Cavalli, al Orfeo de Monteverdi, al clasicismo de F.Sor a través de las arietas y seguidillas para entregarse a las expectativas contemporáneas en propuestas tan estimulantes como Je suis narcissite”, de su compañera Raquel García Tomás o Sis Soles Solos de Agustín Charles, que se añaden a estrenos de Joan Guinjoan o Joan Magraner, al tiempo que se incorpora a proyectos de especialistas historicistas como Ottavio Dantone, Fabio Biondi, el irrenunciable Gabriel Garrido, García Alarcón o Fabio Bonizzoni.
Benjamin Britten y Les Iluminations Op. 18, obra indistintamente escuchada por voces de soprano o tenor, y con acompañamiento de orquesta de cuerdas, parte en su idea literaria de la poética de Rimbaud, cuyo título remite al final de Parade, unificando en sus pretensiones el planteamiento del propio ciclo, particularmente dotado de un color modal y un reconocible talente dentro de las influencias del espíritu de la mélodie de Gabriel Fauré.
Un perfecto equilibrio entre la voz solista y el acompañamiento de las cuerdas con tintes camerísticos, lo que dota a la obra de especiales virtudes, convirtiéndola en uno de sus trabajos de referencia. Un aire de posible declamación resulta una toma de partido en lo relativo a su expresión y desarrollo en cada una de las piezas. Fanfare, resulta un aleteo animado por los chelos y contrabajos en diálogo de encuentro para ceder a un fortissimo declamato manifestado por la voz en un luminoso Do M., para disfrutar de las cualidades interpretativas de la soprano María Hinojosa. Villes, resultaba la descripción seductora de una villa fantástica, rodeada por bacantes que deambulan lóbregamente en un ambiente magnético y festivo y modo de Allegro energico.
Phrase, enmarcada en la insinuación J´ai tendu des cordes de clocher à clocher, presumía la recreación musical lento ed estatico, entre armonía etéreas y que con Antique, evocaba al hijo de Pan, en un contracanto acorde con el ánimo quassi chitarra, desarrollado por las cuerdas graves. Royauté, un corto pasaje que muestra a una pareja en relación apacible para seguir con Marine, en la que ciertas vocalizaciones quedaron confiadas a las virtudes de la intérprete.
Interlude, supuso un salto a la frase inicial. La expresión para Being Beauteous, resultó un hallazgo de Rimbaud, tomado de Longfellow, por su carácter sensual, con apoyo de cuerdas divididas para una frase animada y con el estímulo acentuado por el insinuante texto que se expresa en un estado inquieto y aluciado. Parade, con su secreto misterio, podía parecer una escena operística a partir de Des yeux hébétes, ya en Départ, descubrimos a Rimbaud en su huida hacia un futuro estremecedor, resumen de agobiantes vivencias.
Gustav Malher y la Sinfonía no 4, en Sol M., cuya primera interpretación del último movimiento en Hamburgo en octubre de 1893, tuvo como protagonista a la soprano Clara Schuh-Prohaska, bajo su propia dirección, antes del estreno de la obra en Munich en noviembre de 1901, entonces con la soprano Margarethe. El texto de ese movimiento Das Himmliche Leben procede de El muchacho de la Trompa Mágica: Wir geniessen die himmelichen Freuden/ d´rum tun wir das Irdische meiden/ Kein weltich Getümmel hört man im Himmel!/ Lebt alles in sanfrester Ruh….
Este movimiento Bedächting, nicht eilen (Moderato), en forma rondó, parte de dos temas principales con un segundo marcado por las maderas tras el precedente insinuado por flautas y tintineos de cascabeles, manifestándose en un tono elegíaco gracias al oboe y el fagot. La reexposición recuperó el inicio sobre el primer tema con el tintineo in crescendo y una frase de la trompa sobre un pizzicato de cuerdas tendente a un ambiente de plena vitalidad.
El segundo movimiento In gemächicher Bewegung. Ohne Hast (moderado, sin prisa), fue un guiño en una especie de danza de la muerte, marcada por un solo de violín, con una particular animación, resultante del tratamiento de un tono más alto del acostumbrado, que manifiesta la pretendida ironía sobre la muerte marcando distancia con el modo de una danza macabra y que para avezados curiosos, no deja de tener sus similitudes con el Tercer movimiento de la Primera Sinfonía (Titán). Una superposición ostensible, venía expresada por un pasaje de cuerdas con sordina y en el trío de este posible scherzo, remarcaba sucesivas variaciones consumadas en un acorde de las maderas y otros detalles tímbricos. Tiempo para recrearse en la profunda asimilación de la obra por la directora Joana Carneiro.
El Poco Adagio o Ruhevoll, de ánimo tranquilo, en esencia como un rondó con variaciones y Coda, tiempo que nos somete por su atractivo irresistible en toda su extensión, propiciada a gran altura por el refinamiento permanente de su tratamiento instrumental que se ratifica en el proceso de una pujante intensidad y que en la Coda se manifestó en un ansiado fortissimo, espacio en el que las trompas cobraron libre vuelo antes de deslizarse hacia una actitud que insinuó una elevación hacia un grado de éxtasis, modelo característico en tantos recursos tratados por el compositor en muchas de sus sinfonías.
La clave a mayores, el tiempo final Sehr behaglich (placentero) y para soprano solista, página excelsa y un complemento sublime que repetirá en otras de sus sinfonías. Este Finale, en una nueva visión trascendida, modelo que observamos con delectación en sus ciclos de lieder, nos llevó a ese mundo pueril y ensoñador, añorado por el autor y muchas veces con claras connotaciones autobiográficas, nos ubica en un placentero estado celestial de arrebato, entre paisajes seductores, rodeados de danzarines y cantores. Muy naïf, propia del carácter hipersensible que de su personalidad, y para la voz de la soprano.
Estamos en esta sinfonía y en este movimiento, en la tercera oportunidad a la voz femenina en el contexto de sus sinfonías, magistralmente engarzadas en su desarrollo que en este caso, resume una idea agraciada por el contraste conseguido entre lo puramente textual y la orquestación sublime. En resumen y junto a la citada Sinfonía Titán, nos hallamos ante la obra mahleriana aceptada inmediatamente por el público aficionado, el mismo que se entrego al Adagietto de la Sinfonía nº 5 o al ciclo Das Lied for der Erde (La canción de la tierra).
Ramón García Balado
María Hinojosa
Real Filharmonía de Galicia / Joana Carneiro.
Obras de Benjamin Britten y Gustav Mahler
Auditorio de Galicia, Santiago de Compostela
Teatro Afundación, Vigo