Concierto de abono de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria con un programa Richard Strauss que incluía dos de sus obras maestras más destacadas: la Metamorfosis, que cierra su periplo sinfónico y Don Quijote, obra de plena madurez, a cargo de Guillermo García Calvo que sustituyó por enfermedad a Karel Mark Chichon.
La Metamorfosis para 23 instrumentos de cuerda fue interpretada con la cuerda doblada, 46 cuerdas, aunque únicamente se utilizaron todos los efectivos en sus últimos 10 minutos. García Calvo nos dejó una lectura bien perfilada, intensa pero nunca descontrolada, recogiendo y soltando el sonido según el intrincado desarrollo de la pieza, haciendo uso de un rubato fluido y una notable claridad de planos, incluso en el tramo final con la cuerda duplicada. La sección de cuerda de la Filarmónica de Gran Canaria, en magnífica forma, exhibió un sonido carnoso y flexible en todas sus secciones (con la participación de Vera Martínez Mehner, del Cuarteto Casals, como concertino).
El Don Quijote contó con el prestigioso cellista Bruno Delepaire, primer solista de la Orquesta Filarmónica de Berlín. Delepaire, en la mejor tradición francesa, está más preocupado por la delicadeza y la variedad de matices que por obtener un sonido voluminoso, aunque el suyo sin ser enorme tampoco es canijo. Impecable en la afinación, incluso en los muy demandados pasajes en el extremo agudo, exhibió un sonido cálido, de controlado vibrato y aquilatada musicalidad, especialmente en las variaciones que demandaban un mayor grado de implicación interpretativa como la muerte de Don Quijote.
La parte de viola solista que encarna a Sancho Panza, estuvo en manos de la solista principal de la Filarmónica de Gran Canaria, Adriana Ilieva, que se situó al mismo nivel de su exigente partenaire, tanto por la calidad y belleza del sonido como por su excelencia interpretativa, ratificando su posición como una de las joyas que atesora la Filarmónica de Gran Canaria.
García Calvo nos dejó una interpretación muy centrada, de notable sentido narrativo y destacado colorido instrumental, desarrollando con excelente mano cada una de las variaciones. Meticuloso en el siempre complejo equilibrio entre las distintas familias instrumentales y entre la masa orquestal y los solistas, la suya fue una lectura bien respirada que dejó amplio margen a los solistas, aunque en algunos momentos podría haber cuidado más el difícil encaje del cello en el tejido instrumental.
Juan Francisco Román Rodríguez
Bruno Delepaire, cello. Adriana Ilieva, viola.
Orquesta Filarmónica de Gran Canaria/Guillermo García Calvo.
Obras de Strauss.
Auditorio Alfredo Kraus. Las Palmas de Gran Canaria.