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Crítica / El matrimonio secreto se estrena en Gran Canaria - por Juan Francisco Román Rodríguez

Las Palmas de Gran Canaria - 30/04/2024

Para la tercera de las óperas programadas en su temporada, Los Amigos Canarios de la Ópera viraron de tercio, hacia la comedia dieciochesca, con El matrimonio secreto de Cimarosa, que subía a las tablas por primera vez en la isla.

El matrimonio secreto es una delicada pieza de relojería que requiere de un minucioso trabajo de conjunto, que pula los detalles para que cada elemento ocupe el lugar que le corresponde sin desentonar del resto. Elemento clave de esta maquinaria son los recitativos, que mueven la acción escénica.

Muy centrado en este sentido el trabajo del director musical Lorenzo Coladonato, que insufló vida a los mismos, con tempi ágiles, que propiciaron una acción sin tiempos muertos, fomentando una dicción lo más precisa y expresiva posible, dentro de las características vocales y fonéticas de cada cantante.

Excelente la respuesta obtenida de una reducida Filarmónica de Gran Canaria, ágil y precisa, de fraseo nítido y bien modulado. El sexteto de cantantes convocados -todos se estrenaban en sus roles- se movió con soltura y homogéneo desempeño.

Ruben Amoretti fue un rotundo Don Gerónimo, al que su voz de bajo, movida con la suficiente soltura pese a algún pasaje incómodo en el agudo, dotó de una solemnidad que contrastaba con las ridículas situaciones en las que se vio envuelto.

Adecuadamente juvenil, escénica y vocalmente, la pareja de enamorados formada por Giuliana Gianfaldoni, Carolina, soprano lírico-ligera de timbre algo estridente pero técnicamente solvente y Maksim Mirónov, Paolino, lírico-ligero de grato color, que se desempeñó sin problemas en una parte sin las complejidades de los roles rossinianos en los que ha basado su carrera.

Aitana Sanz, fue una Elisetta acertadamente caricaturizada partiendo de una voz de soprano ligera movida con inteligencia. Olga Syniakova, mezzó sin problemas de registro y timbre penumbroso, fue una Fidalma infrecuentemente juvenil.

Fernando Campero, habitual secundario en nuestras temporadas, asumió protagonista con total suficiencia, en un papel propicio a su tipología de barítono lírico de gratos color y presencia.

Daniele Piscopo, director escénico, se sirvió de unos decorados y vestuario de vivos colores enmarcados en unos flexibles años cincuenta-sesenta del pasado siglo, para elaborar un movimiento escénico fluido, por momentos vertiginoso, a partir de un sexteto de cantantes-actores de físicos apropiados y escénicamente desenvueltos. 

En definitiva, un bienvenido soplo de aire fresco, que esperamos se repita, en la muy repetitiva temporada operística local.

Juan Francisco Román Rodríguez

 

Rubén Amoretti, Giuliana Gianfaldoni, Maxim Mironov, Aitana Sanz, Olga Syniakova, Fernando Campero.

Orquesta Filarmónica de Gran Canaria/Lorenzo Coladonato.

Escena: Daniele Piscopo.

Teatro Pérez Galdós. Las Palmas de Gran Canaria.

 

Foto © Nacho González

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