Antes de comenzar la interpretación de la 7ª Sinfonía de Bruckner se celebró una sencilla ceremonia en la que la Fundación Orquesta Filarmónica de Gran Canaria nombró a Günther Herbig, principal director invitado desde la temporada 2006-2007 hasta la presente, director honorario, cargo de nueva creación en reconocimiento a su magnífica labor desarrollada durante todos estos años con la formación Gran Canaria. Herbig es un reconocido intérprete del gran repertorio centroeuropeo pero no estoy tan seguro que sea con Bruckner, del que nos ha dirigido las sinfonías 3, 4, 5, 8, 9 y el Te Deum, donde el maestro alemán obtiene los mejores resultados.
Esta Séptima de Bruckner tuvo unidad de concepto, rigor en la ejecución y tempi razonables, dentro de una visión fundamentalmente lírica, diferenciando con claridad el carácter de cada uno de los movimientos. Sin embargo, los grandes crescendos que vertebran la obra no siempre estuvieron bien resueltos, culminando en unos metales no siempre ajustados y ocasionalmente excedidos, pero sobre todo faltó tensión interna que sostuviera todo el edificio e impidiera caídas de tensión en los extensos desarrollos, muy notorios en el primero y segundo movimientos, que se mitigaron parcialmente en los dos últimos.
Clemens Schuld
El siguiente programa estuvo en manos de Clemens Schuld. El joven director alemán, ganador en 2010 del prestigioso concurso Donatella Flick de la Sinfónica de Londres y director principal de la Orquesta de Cámara de Munich, había dejado muy buena impresión en su anterior comparecencia que ratificó en esta nueva ocasión. La schubertiana Obertura de Alfonso y Estrella, incandescente y muy teatral pero respirada con naturalidad, dio paso al Concierto nº 19 de Mozart, que la orquesta abordaba por primera vez, donde se produjo una poco habitual compenetración de solista y batuta, con un Iván Martín de toque exquisito y refinado fraseo al que se unió una orquesta sutil y delicada que la batuta condujo con mano maestra, sin perder empuje en los momentos necesarios. A destacar la soltura con que abordaron los numerosos diálogos entre los vientos y el solista, así como los complejos pasajes fugados del último movimiento.
La Sinfonía nº 3 de Schumann obtuvo una lectura clarificadora, que conjugó diestramente la turbulencia e ímpetu del primer romanticismo con la rica vena melódica del autor alemán haciendo un inteligente uso del rubato, redundando en un sonido plenamente schumaniano, de límpidas texturas pese a una orquestación que por su densidad suele dar muchos quebraderos de cabeza a los directores.
Juan Francisco Román Rodríguez
Orquesta Filarmónica de Gran Canaria / Günther Herbig.
Obras de Bruckner.
Ivan Martín, piano. Orquesta Filarmónica de Gran Canaria / Clemens Schuldt.
Obras de Schubert, Mozart y Schumann.
Auditorio Alfredo Kraus. Las Palmas de Gran Canaria.