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Crítica / El homenaje a Antón García Abril de Paula Coronas - por Verónica García Prior

Málaga - 13/03/2022

Una mirada retrospectiva a nuestro rico patrimonio pianístico decimonónico español nos hace entender mejor la fervorosa actualidad y complejidad de la obra de Antón García Abril. Así lo entendió la consolidada pianista malagueña Paula Coronas (pianista, docente, musicóloga y Doctora por la Universidad de Málaga centrada en la obra pianística de Antón García Abril), tal y como el Maestro le transmitió en vida. Una fuerte relación tanto profesional como de amistad forjaron un trabajo en equipo de estudio, innovación e interpretación que los ojos estudiosos  y las manos talentosas de Coronas que han sabido plasmar en parte del corpus pianístico del mismo. Así lo atestigua ella, la mayor conocedora de su género pianístico y que hoy, 10 de marzo de 2022, ha querido rendir homenaje in memoriam  a su Maestro y gran amigo. Al acto acudieron también las hijas del mismo presentes en la Sala Mª Cristina de Málaga,  estando respaldado por el apoyo institucional de la Fundación Málaga, el Ateneo de Málaga y la Fundación Unicaja a los que gracias a ellos se ha podido llevar a cabo la organización de tan entrañable acto.

No es posible que exista novedad y fusión si no se es conocedor de las fuentes de los grandes clásicos. Así lo ha querido mostrar Paula, fiel a las mismas intenciones de Antón referidas a que para conocer el presente y visualizar con nuevos ojos el futuro es preciso recordar y estudiar el pasado. Y es por ello por lo que Paula centra la primera parte del homenaje a los grandes maestros decimonónicos del piano español.

La primera obra con la que ella comienza es con la “Andaluza”, perteneciente al ciclo de Cuatro piezas españolas y cuyo orden es la cuarta y última pieza de este ciclo en donde se refleja al piano más eminente, difícil y más complejo definiendo ya perfectamente el estilo definitivo de Manuel de Falla. Los dedos virtuosos de la pianista bailaron con unos aires salvajes, percusivos y de marcados acentos y acordes andaluces, un fuerte aflamencamiento con ritmos vigorosos, temperamentales y raciales con cortes o quejíos propios del flamenco, empleando una percusión pianística que bien asemeja al taconeo propio y fiel de un folclore lleno de luz y color del sur andaluz.

Falla nos crea la ilusión musical que estamos ante un espejismo, pues parece algo “sencillo” sin serlo y en donde, a su vez, el proceso compositivo se completa con la magistral interpretación de Paula que eleva la obra a unas cotas tan altas como si de una orquesta sinfónica se tratara. Estamos ante una obra maestra que en el tablero blanquinegro del piano, la Coronas lo llena de luz con un brillante y elevado virtuosismo en donde consigue contener la respiración de un público entregado a la magia de su interpretación, pues en ella se refleja perfectamente el trabajo composicional de Manuel de Falla que aúna originalidad, universalidad, modernidad conjugado con tradición, así como conjuga dramatismo y dulzura y aires andaluces, gitanos, donde podemos vislumbrar entre las pautas de esos pentagramas al Falla ya interesado por el cante jondo.

Después de que Paula Coronas sumergiera con esta primera obra al público en un virtuoso baño de luz y color con esas páginas andaluzas, le siguió el turno al folclore más neoclásico y expresivo de Ernesto Halffter con su “Danza de la gitana”, perteneciente al Ballet Sonatina,  prosiguiendo así la pianista con un virtuosismo y fuerza expresiva enmarcada por bellos acentos rítmicos, entroncando de esta forma el árbol genealógico musical de la tradición pero con aires modernos, con una nueva visión compositiva, fusionando así tradición y modernidad a la par, en las páginas brillantes de Halffter (alumno de Falla) y que Coronas ha sabido estudiar e interpretar tan magistralmente.

Seguidamente prendió la chispa y la gracia del compositor malagueño Emilio Lehmberg Ruíz con su “Fandango de Málaga”, perteneciente  a la Suites  Bailes de España. El citado compositor comulga musicalmente hablando con su virtuosa y alegre interpretación donde nos muestra unas páginas salpicadas de aires descriptivamente malagueños. Acercándonos al flamenco pero desde un estudio más intelectual, pero también lleno de pasión, de brillante virtuosismo propio del sello particular que nos regala la pianista.

Además de las certeras y didácticas palabras con las que inicia la explicación de sus obras antes de interpretarlas, la pianista malagueña también nos sorprende con su faceta de investigadora y musicóloga, manteniendo en todo momento, la escucha activa del público, donde nos muestra los compases inéditos de nuevas partituras descubiertas y estudiadas de otros compositores como es el caso de Rafael Mitjana y Gordon (descubridor del Cancionero de Upsala). La obra que nos interpreta a continuación, “Romanza”,nos muestra al compositor desde su faceta más académica, pero lleno de luz y color armónico, sumergiendo de nuevo al público en una especie de ensoñación musical romántica. La interpretación que Paula ha preparado es la perteneciente  a la edición de Antonio Pardo Cayuela (Catedrático de la Universidad de Murcia y Doctor en la obra de Rafael Mitjana) quien ha ayudado a Paula a rescatar la pieza, siendo ella la que ha podido digitalizar, revisar toda la partitura con matices, realizando conjuntamente con él un trabajo de investigación de esta partitura.

El público entregado es cautivado con la elección de este programa musical, pues se le regala a los oídos y al alma con un amalgama de contrastes y fusiones musicales (tradición y modernidad) que bien dejan definidas las líneas que entretejen la textura contrapuntística formal desde el punto de vista de la interpretación magistral, virtuosa, académica, propia de los grandes compositores tradicionales, pero con  la “chispa y la gracia”, la intuición y lo novedoso de los más contemporáneos y donde la Coronas se mueve como pez en el agua musical, agua pleno de matices, contrastes, colores que nos invitan a mirar las obras desde distintos prismas auditivos.

Y si de Mitjana se respira academicismo y de Lehmberg gracia, chispa y colorido, ahora le toca el turno a Eduardo Ocón que, dicho sea de paso,  fue el fundador del antiguo Conservatorio de Mª Cristina, lugar donde se celebra este homenaje al maestro turolense. Seguimos el programa con una obra que es una sorpresa para los oídos pues la pianista ha investigado y rescatado del olvido otras páginas compositivas, tituladas “Amor inmortal”. Esta composición bien pudiera compararse con una joya preciosa, pues es muy compleja y bien construida armónicamente, pero melódicamente tampoco se queda atrás. Una maravilla para los oídos que ella nos regala.

Seguidamente, Paula echó a volar sus dedos con la “Rapsodia Andaluza”, siendo una de las piezas estrella de la intérprete en muchos de sus conciertos. Con su ritmo alegre y danzante gracias a sus malagueñas síncopas, esta pieza nos invita a observar activamente como si de los pasos de baile de una malagueña se tratase…pero no permitamos que nos engañe la impresión, pues lejos de ser un simple baile folclórico también la interpretación, plena de gracia y virtuosismo de esta pianista nos invita a deleitarnos con una pieza del folclore andaluz interpretado tan magistralmente que bien pudiera parecer una gran obra orquestal. Su brillantez y virtuosismo se ven ensalzados también por su dominio absoluto del tempo rubato, así como del uso del pedal que tan equilibradamente realiza nuestra intérprete, resaltando así el estilo romántico, propio de la época del compositor que tan maravillosamente entronca con el escenario romántico acorde al decorado siguiendo los gustos neoclásicos y románticos de la época de su conversión en sala de conciertos.

Y no podemos cerrar esta primera parte del concierto sin otra joya virtuosa, poniendo el broche de oro final, refiriéndonos al “Allegro de concierto” compuesto por el último de los compositores españoles del romanticismo musical: Enrique Granados. Esta obra con la que nos deleita Paula Coronas, fue compuesta por Granados en el año 1900 resultando la ganadora del concurso nacional de piano celebrado en Madrid. Este compositor, plenamente romántico, nos muestra una composición de una gran exigencia técnica, virtuosa, brillante, pero en donde también podemos atisbar su estilo español, incluso podríamos decir que es un compositor un tanto goyesco. Paula borda la interpretación de esta obra pues sus manos recorren el teclado tal como si de oleadas de escalas y acordes se tratasen, su interpretación corta la respiración del público pues como de una marea alboratada con una gran tempestad  sonora extremadamente expresiva se tratara y tras la que le sigue una calma contenida reflejada en un control increíble de la técnica. Paula arrastra a los sentimientos a un torbellino vertiginoso que nos arrastra hacia una espiral difícil de salir.

El piano de Paula se convierte en una máquina virtuosa bajo sus dedos. Piano e intérprete en perfecta unión y simbiosis musical, como si de una orquesta al completo se tratase.

Con  esta interpretación de obras de los maestros del pasado, Paula pone el broche de oro final, el colofón a esta primera parte del concierto, terminando así de repasar a los grandes del pasado y recordar que es necesario beber de la tradición de nuestro patrimonio musical y poder comprender los avances, la evolución de los sucesivos compositores, como es el caso del homenajeado en la segunda parte de este concierto: Antón García Abril.

Durante unos minutos de descanso, se mostraron al público unas imágenes del homenajeado turolense y su paso por Málaga en algunas ocasiones compartiendo momentos musicales con Paula Coronas, como fue, por ejemplo, la entrega de medalla que le hizo el Ateneo de Málaga en 2018 al Maestro, así como otros gratos recuerdos. Pasados esos minutos, Paula volvió a sentarse al piano para comenzar la segunda parte ya con obras del homenajeado.

Se inicia la segunda parte con el tríptico de las Baladillas, terminadas de componer en el año 2006 y dedicadas a su nieto Antón.

Siguiendo la línea pedagógica de García Abril, estas Tres Baladillas, que responden a una estructura muy cercana a la forma clásica de sonata A-B-A (Allegro moderato-Adagio-Leggero), siguen una dificultad progresiva ya que están enfocadas al aprendizaje técnico pianístico y en donde Antón consigue aunar flexibilidad, dejando abierta la posibilidad interpretativa  y conciliando técnica, expresión e intimismo.

Baladilla del río blanco: la pianista malagueña la interpreta con excepcional soltura técnica y virtuosismo, dotando así a la obra de una libertad interpretativa que consigue hacer suya. Paula consigue describir sonoramente un río, haciendo que sus manos caigan sobre el teclado cual gota de agua, brotando, gota a gota, para caer en cascada sonora y regar con brillante virtuosismo de luz sonora ese río musical.

Baladilla de las tres torres: esta pieza cuasi oriental y pausada, se paseaba con paso firme sustentándose en una armonía con visos impresionistas y con una melodía clara, definida, fluída, con un rubato preciso y de líneas románticas. Una joyita mudejo-musical.

Baladilla de la estrella perdida: esta bellísima y ensoñadora pieza nos hacía imaginar que estábamos rodeados de una lluvia de estrellas, una espiral estelar como sólo las manos virtuosas de Paula pueden coronar el final de este tríptico.

Con estas tres Baladillas García Abril nos muestra el camino que siguen las pautas de sus pentagramas, camino composicional del nuevo piano español del siglo XXI. Y en donde el Maestro utiliza un lenguaje muy actual, dejando patente el estudio pormenorizado de los grandes clásicos y dotando a sus compases de una buena patina de reflejos impresionistas, así como un marcado expresionismo y unos acordes muy españoles.

En el año 2006, Antón también termina de componer cinco pero intensas breves piezas que conforman “Diálogos con la luna”, dedicados a su nieto Hugo. Estas  breves piezas siguen la misma línea pedagógica encaminada a que los jóvenes músicos puedan ir superando progresivamente. Son piezas muy descriptivas sonoramente. Podemos ver como ejemplo en la primera de ellas, pues como bien reza el título de las mismas, no solamente se puede imaginar un diálogo, sino que también podemos visualizar sonoramente el color de la luna a través de esos sonidos “metálicos” del principio que bien pudiera llevarnos a vislumbrar la luz blanca de la luna teñida por sus colores metalizados. Utiliza un lenguaje lleno de contrastes pero a la vez hilvanado con precisión donde el entramado o la textura musical rebosa complejidad técnica de altas cotas, donde los compases garciabrilianos tornan la complejidad armónica conjugada con una línea melódica clara y directa, pues no olvidemos que la finalidad de una obra es comunicación, un diálogo conjugado por el compositor, el intérprete y el público.

Estos Diálogos con la luna suponen todo un reto, pues por un lado sus compases piden a gritos una libertad interpretativa increíble pero a su vez se exige un rigor métrico que sólo el estudio pormenorizado de la obra y la disciplina, la sensibilidad y el virtuosismo de Paula Coronas lo pueden conjugar aunando el tiempo presente, pasado y futuro llevando al oyente a un estado pluscuamperfecto.

Finalizando el programa garciabriliano, Paula nos interpreta tres de los seis preludios que componen la colección de Preludios de Mirambel (1984-1996). Dichos preludios resumen las líneas generales de las composiciones de Antón García Abril.

La interpretación coroniana evangeliza con el credo musical del maestro turolense, pues no deja indiferente a un público asombrado, abrumado ante tal interpretación y tal destreza técnica y explosión de sentimientos, tan descriptivos sonoramente que sólo las manos de Paula Coronas pueden llegar a alcanzar. De esta forma finaliza el homenaje en honor a la figura de Antón García Abril, compositor que ha marcado un antes y un después tanto desde su estilo compositivo como desde el punto de vista del poder de la expresión, la comunicación de su mensaje. Su fuerza y poder comunicativo comulgan en máxima sintonía con la interpretación plena que ejerce Paula Coronas, gran conocedora de su obra en general y de su corpus pianístico en particular. Nadie mejor que ella para completar el verdadero proceso de composición, pues el ciclo empieza en los pentagramas garciabrilianos escritos con gran rigor y elevada dificultad técnica y de marcada y sencilla línea melódica, hasta llegar a la libre interpretación de la Coronas, defendiendo a ultranza el poder tanto estético como comunicativo del mensaje de su creador. Todo ello plasmado en una asombroso torbellino de emociones que se materializan en los oídos de los oyentes donde se percibe y llega a transmitir una belleza sonora y una emoción pura, manteniendo activa en todo momento su escucha y deleite para el alma.

Un público entregado le pidió con su interminable aplauso un bis que Paula regaló encantada y emocionada, se trataba de la primera  pieza, “Boreal”, perteneciente al ciclo de Lontananzas. Con esta pieza de poético trazo, gran lirismo, nostalgica  y dedicada a Áurea, mujer de Antón García Abril se concluyó con gran elegancia musical el final del sentido homenaje. García Abril inicia el proceso de transmisión de su mensaje y Paula Coronas lo concluye, dejando a un público fervorosamente entregado a ese proceso comunicativo tan extraordinario. Qué mejor homenaje puede hacer la intérprete malagueña a García Abril que hacer perdurar  en el tiempo su legado a través de su magistral y virtuosa interpretación pianística.

Verónica García Prior

 

Pianista: Paula Coronas Valle

Lugar: Sala Mª Cristina de Málaga

Jueves 10 de marzo de 2022

Organizan:

Fundación Málaga

Ateneo de Málaga

Fundación Unicaja

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