16º del abono de la OSCyL, que trajo al croata Ivo Pogorelich como solista del Concierto para piano y orquesta nº 2 en Fa m., op. 21 de Chopin, al mando del israelí Director Principal Invitado, Eliahu Inbal, que completó programa con la 4ª en Sol M. de Mahler.
Hierático, pero afable y muy educado, con su partitura de la mano, se presentó en el escenario el pianista, muy bien recibido. Inbal inició el Concierto con la Orquesta exponiendo el tema principal hasta el ataque del solista, a partir del cual, se recogió y se puso a su servicio, reconociendo la superioridad del instrumento y el protagonismo del intérprete, que impuso su personalísima forma de sentir Chopin. Líneas interrumpidas, mecanismo nítido sin alardes, toque especial en pianísimo, siempre musical y con hermoso sonido; el Larghetto fue amplio e íntimo, como merece, con rubatos mínimos y elegantes, para abordar el Allegro vivace con la mazurca saltarina de infrecuentes acentos y cristalino sonido. Inbal lo siguió, lo esperó, lo mimó, llevando a la OSCyL muy atenta, colaboradora y fiel a lo escrito y al músico especial que acompañaba. Este Chopin se odiará o aborrecerá, pero no deja indiferente e interesa siempre. Pogorelich sigue provocando; recibió múltiples ovaciones a las que, también como siempre, no correspondió; sólo saludos a los 4 puntos cardinales, ceremoniosos y repetidos. Otra buena experiencia para la OSCyL.
Mahler hubiera estado satisfecho con la versión ofrecida de su 4ª Sinfonía. Inbal, como los buenos y expertos Directores, sabe cómo y dónde se debe poner el matiz, el acento, la dinámica, la tensión, el pulso, el tema a destacar y en quién, precisos para que el edificio que supone una partitura sinfónica, se alce, se sostenga, se conforme, se decore y se presente adecuadamente a su estilo, estética y mensaje. Si además se dispone de estupendos músicos que brillan en sus intervenciones, esta vez trompa, oboe, clarinete, concertino con sus 2 violines obligados; familias en buen momento como cellos o maderas y el conjunto acoplado y afinado, el resultado ha de ser óptimo y así fue. Fue digna expositora de esa visión del Cielo que Mahler brinda en su IV Movimiento, la joven soprano burgalesa Belén Alonso, entonada y ajustada en todo momento. El éxito estuvo con todos y fue reconocido.
José Mª Morate Moyano
Ivo Pogorelich. Belén Alonso. Sinfónica de Castilla y León. Eliahu Inbal.
Chopin y Mahler.
Auditorio “Jesús López Cobos” en el CCMD de Valladolid.
Foto: @ Lionel Bonaventure/AFP/Getty Images