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Crítica / El Festival Internacional Bach de Las Palmas cumple 10 años - por Juan F. Román

Las Palmas de Gran Canaria - 24/04/2025

La pasada Semana Santa celebró su décima edición el Festival Internacional Bach que organizan músicos de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria en colaboración con miembros de la Orquesta del Concertgebouw de Amsterdam y que ha supuesto un revulsivo para las programaciones musicales de Las Palmas de Gran Canaria por la calidad de sus programas y de sus participantes.

Abrió la programación un recital de órgano en la sala sinfónica del Auditorio Alfredo Kraus a cargo del organista Pol Álvarez con un variado programa que incluía obras de Bach: Passacaglia y Fuga en do menor, BWV 582, los corales O Mensch, bewein dein‘ Sünde groß, BWV 622 y el Coral final de El arte de la fuga, la Chacona de la Partita para violín solo, BWV 1004, en trascripción de W. Middelschulte, basada en la transcripción para piano realizada por Busoni, completado con el Tríptico el Buen Pastor de Guridi y Choral Cistercien de Alain. Álvarez es un organista muy completo, que sabe sacar partido un instrumento como el del Auditorio, con una imaginativa utilización de los registros y los contrastes dinámicos sin caer en lo extravagante. Una precisa digitación le ayuda a mantener la claridad en los pasajes de mayor densidad como las fugas, aunque en la Passacaglia la unidad de concepto se resintió por la lentitud con que fueron abordadas algunas de las variaciones. Destacó su capacidad para el canto legato en los corales que aportaron el necesario sosiego. Especialmente relevante fue su lectura de El Tríptico del Buen Pastor de Guridi, cuyos acusados contrastes de carácter fueron expuestos con decisión, sin arrugarse ante las llamativas disonancias. Durante todo el recital se apreciaron problemas en un determinado registro del instrumento que lastraron, por suerte en muy contadas ocasiones, la correcta interpretación de las piezas.

El siguiente programa estuvo dedicado a las famosas tres B: Bach, Beethoven, Brahms. Del primero, el Cuarteto Ornati, integrado por músicos de la Filarmónica de Gran Canaria, nos ofreció tres contrapuntos de El Arte de la Fuga de Bach, poco satisfactorios. Faltó un fraseo más ceñido y una mayor clarificación de las fugas. No había una voz principal que destacase del resto. Las cuatro voces se situaron al mismo nivel, restando claridad al desarrollo de las fugas.

Posteriormente al Ornati se unieron el viola José Alvarado y el pianista Isaac Martínez para ofrecer el Concierto nº 4 de Beethoven en un arreglo para quinteto de cuerdas. Fue una lectura limpia en las sonoridades y precisa en los ataques, donde Isaac Martínez nos ofreció una interpretación muy poética, de hermosísimo sonido, fraseada con gusto y uso moderado del rubato, diáfana en los trinos y variada en la dinámica, en la que pianista y quinteto se escuchaban y dialogaban en la mejor tradición de la música de cámara.

Para el Primer Sexteto para cuerdas de Brahms, al Cuarteto Ornati y el viola José Alvarado se unió el celista Janos Ripka en una versión que primó la belleza y redondez del sonido y el riguroso empaste de las seis cuerdas, otorgando el debido relieve a las voces principales sin diluir el resto de voces, logrando casi siempre una envidiable claridad de líneas y afinación, salvando las dificultades del primer cello en el cuarto movimiento. Dado que la sala de cámara donde se celebró la velada magnifica el sonido, se podría haber trabajado aún más las gradaciones de volumen, especialmente por debajo del mezzoforte.

El festival se cerró con la intervención de la Orquesta del Festival Bach, integrada casi en su totalidad por miembros de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, a las órdenes de Michael Gieler, solista de viola de la Concertgebouw, en un programa que abrió el Stabat Mater de Vivaldi junto al contratenor Maximilian Danta, de agradable sonoridad, rica en armónicos, clara dicción y acendrada musicalidad, junto a una orquesta dúctil y precisa en los ataques. Alvaro Octavio, flauta solista de la Nacional de España, interpretó la Segunda Suite de Bach, sin director, lo que redundó en una interpretación especialmente alerta por parte de los músicos, de carácter alternativamente camerístico y concertante en la que el solista se integraba en el conjunto como uno más, para destacarse de este en sus solos, impecables por su precisión, redondez del sonido y claridad del fraseo. Por último se ofreció Tilge, Höchste, meine Sündenen de Bach, arreglo del Stabat Mater de Pergolesi, que lo acerca al estilo de las cantatas germánicas, con la participación de la grancanaria Ana Marqués, soprano ligera de hermosísimo sonido, que resolvió su parte con autoridad y admirable expresividad, junto al contratenor Maximilian Danta, impecable el empaste de ambas voces en los diversos dúos, sostenidos por la orquesta del festival, que Gieler estilísticamente impecable, comandó. Solícito con los solistas, aportó el carácter requerido a cada uno de los números que lo integran. 

En definitiva, ha sido una excelente décima edición de un certamen ya imprescindible en la vida musical de la isla, que nos hace esperar con las mejores expectativas la convocatoria del próximo año.

Juan Francisco Román Rodríguez

 

Pol Álvarez, órgano. Isaac Martínez, piano. Cuarteto Ornati. José Alvarado, viola. Janos Ripka, cello. Ana Marqués, soprano. Maximilian Danta, contratenor. Álvaro Octavio, flauta

Orquesta International Bach Festival / Michael Gieler

Salas de Cámara y Sinfónica del Auditorio Alfredo Kraus

Las Palmas de Gran Canaria

 

Foto © Nacho González

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