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Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica - El Festival de Música de Canarias comienza a remontar

Las Palmas de Gran Canaria - 18/02/2019

La edición 2019 es la primera íntegramente diseñada por su actual director, Jorge Perdigón, y su mano se ha notado positivamente, en la ampliación del número de conciertos, de 5 a 11, como en la configuración de los programas, abriendo el espectro para acoger ópera semiescenificada o música medieval, además de ofrecer un concierto con entrada libre. La apertura estuvo a cargo de la Sinfónica de Tenerife con Antonio Méndez, su nuevo titular, que pusieron en escena Ariadna en Naxos de Richard Strauss, reducida al segundo acto sin el prólogo inicial. Méndez ofreció una lectura excelente, desentrañando la compleja polifonía instrumental straussiana con acertado sentido dramático, apoyándose en una sinfónica de Tenerife que rindió su mejor interpretación de los últimos años, junto a un sólido equipo de cantantes donde se integraron reputados nombres internacionales: Ricarda Merbeth, Roberto Sacca y Brenda Rae, extraordinaria esta última como Zerbineta, con cantantes nacionales y locales en los decisivos roles secundarios, de los que destacaría a los tenores Juan Antonio Sanabria y Manuel Gómez Ruiz, y a la soprano Elisandra Melián. 

La segunda convocatoria acogía a María Joao Pires en su gira de despedida. La portuguesa, que ha ofrecido grandes noches en el festival, eligió para la ocasión: Sonata nº 12 KV 332 de Mozart, de sonoridad clasicista articulada con diáfana digitación, Sonata nº 8 Op. 13 de Beethoven, de oscuras tonalidades y dinámicas escrupulosamente calibradas que interiorizó los titánicos arrebatos beethovenianos, para concluir con Chopin, 6 nocturnos, los 3 del Op. 9, los 2 del Op. 27 y el Op. 19 póstumo y 2 valses, en unas lecturas intensamente poéticas, delicadas y exquisitas que se unen a las grandes interpretaciones ofrecidas en 35 años de Festival.

Programa de puro clasicismo vienés para la Orquesta de Cámara de Bremen y David Afkham: Obertura Coriolano de Beethoven, Concierto para clarinete y Sinfonía nº 41 de Mozart. Afkham utilizó criterios historicistas, nulo vibrato y ataques secos, en unas lecturas vitales y extrovertidas junto a la experimentada y siempre expresiva Sabine Meyer.

El Requiem de Verdi de Karel Mark Chichon cumplió con las expectativas que había despertado. Interpretación muy sentida y trabajada, iluminó los múltiples entresijos de la magna obra verdiana, controlando con mano firme al soberbio Coro Estatal Kaunas de Lituania y a la impecable Filarmónica de Gran Canaria, junto a un notable cuarteto solista, tal vez el más equilibrado de los que hemos escuchado en esta pieza en vivo, integrado por Mariangela Sicilia, Marianna Pizzolato, Celso Albelo y Bryn Terfel.

Otra de las citas más esperadas era la de Marta Argerich con el cuarteto Quiroga. Tras la Partita nº 2 de Bach, no impecable de dedos pero con el aura de los grandes, el cuarteto nº 1 de Ginastera y el estreno del cuarteto “Los ojos del espejo” de C. Díaz Pestano, donde la sabiduría del Quiroga luchó contra la escasa adecuación de la Sala Sinfónica del Auditorio para la música de cámara, el Quinteto para piano y cuerdas de Schumann nos dejó una lectura inolvidable, vibrante y encendida que se llevó por delante todas las limitaciones acústicas.

Debutó en Canarias Kent Nagano y su Filarmónica de Hamburgo en un programa iniciado con la mozartiana Obertura de la Flauta Mágica, muy germana en su solemnidad y densidad de sonido. Veronika Eberle entusiasmó en el Concierto para violín de Brahms, por su excepcional virtuosismo, belleza, volumen de sonido en todos los registros y decantada personalidad, mientras Nagano tanto aquí como en la Cuarta Sinfonía optó por un Brahms recio y de tintes oscuros, que privilegió los registros bajos de la orquesta, especialmente de una vigorosa sección de cuerdas que constituye lo mejor del conjunto de Hamburgo, frente a opciones más detallistas y flexibles.

Novedosa iniciativa la de ofrecer un concierto de entrada libre en los conservatorios de ambas capitales para involucrar al alumnado que se saldó con un rotundo éxito musical y no tanto de convocatoria por la no muy numerosa asistencia de estudiantes y público en general, pese al precioso y didáctico programa a cargo del Quantum Ensemble liderado por Gustavo Díaz Jerez al piano y Cristo Barrios, clarinete que contó en esta ocasión con la decisiva colaboración de la violinista Frederieke Saesijs: Sonata para violín de Ravel, Sexteto para clarinete, piano y cuarteto de cuerdas de Copland y Quinteto con piano de Dvorák.

Volvió al Festival el admirado Joaquín Achúcarro, en un estado envidiable a sus 86 años, que le permitió afrontar el Cuarto concierto de Beethoven, regulando inteligentemente sus fuerzas en una interpretación cautelosa, sensible y lírica, que no impidió cierta languidez y algunos comprensibles errores de mecanismo. Anu Tali se adaptó a la visión del solista. La directora estonia al frente de una bien dispuesta Orquesta de Cadaqués nos dejó unas luminosas y bien perfiladas Vistas al mar de Toldrá y una Sinfonía Italiana de Mendelssohn enérgica y segura pero algo encorsetada en sus tempi.

La presencia de la Filarmónica de San Petersburgo se saldó con las localidades agotadas y la sustitución de Yuri Temirkánov por Vassily Sinaisky. El concierto nº 1 de Tchaikovsky nos presentó un rutilante George Li, medalla de plata del Tchaikovski de Moscú 2015, arrollador en virtuosismo y poderío sonoro, pero delicado en los pasajes líricos, que Sinaisky acompañó con cuidado en la dinámica y algún ostensible desajuste de las maderas. La Segunda de Rachmaninov tuvo una lectura típicamente rusa, enérgica y apasionada, sin la sensualidad y nostalgia que algunas grandes batutas occidentales han aportado a esta pieza, aprovechando las características de un conjunto que mantiene el característico sonido ruso contundente y monolítico, con escaso margen para las gradaciones de volumen o color.

El cierre estuvo en manos de Jordi Savall y sus conjuntos Hesperion XXI y La Capella Reial de Catalunya junto a músicos invitados de Mali, Madagascar, Marruecos, Brasil, Argentina y Venezuela, que ofrecieron “Las rutas de la Esclavitud 1444-1888”, un recorrido por la historia de la esclavitud en América, tan rico en contenidos históricos y éticos como variado en sus músicas, muchas de origen tradicional, que reflejan la fusión de las diferentes etnias y culturas que confluyeron durante la colonización europea de américa. El venturoso desarrollo de esta 35 edición, reflejado en estas líneas, nos permite esperar con ilusión la próxima edición de un certamen que vuelve a resurgir tras unos años de incertidumbre y oscuridad.  Que así sea.

Juan Francisco Román Rodríguez

Auditorio Alfredo Kraus,
Teatro Pérez Galdós.
Auditorio del Conservatorio.
Las Palmas de Gran Canaria.

Foto: La directora Anu Tali (© Kaupo Kikkas)

 

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