A apenas diez minutos del centro de la capital guipuzcoana se encuentra Chillida Leku, que en su momento fue taller del escultor donostiarra y que hoy es lugar de exposición permanente de bastantes de sus obras. Chillida Leku está rodeado de un prado que el día del concierto pintaba verde hermoso en este agosto bastante tórrido y el cielo de Hernani, de un azul realmente infrecuente por estas tierras, amigas de las nubes que tiñen tantas y tantas veces de blanco ese cielo. Sin embargo, en esta tarde los dos colores se apreciaban con nitidez, ofreciendo tonos de una enorme belleza. En la casa principal del recinto se ha habilitado un enorme salón de paredes de piedra y majestuosas vigas de madera vista, recinto que permite celebrar conciertos de pequeño formato. Este es el caso que nos ocupa, dentro de la llamada Quincena Andante, es decir, los conciertos del festival donostiarra que salen de la capital. Un acierto total el proyecto mismo y el lugar elegido.
El Cuarteto Gerhard ha dado por finalizado el proyecto de la integral de los cuartetos de Shostakovich y en el concierto que nos ocupa hemos escuchado los dos últimos. Fueron compuestos durante los últimos años de la vida del compositor y muestran, por supuesto, a un Shostakovich maduro, reflexivo y, quizás, consciente del final de su viaje vital. En el Cuarteto nº 14 en fa sostenido mayor, op. 142 pueden apreciarse apuntes de ironía, descomposición del cuarteto en distintos dúos y cambios rítmicos muy característicos del soviético; las prestaciones de los cuatro músicos, sencillamente impecables.
El Cuarteto nº 15 en mi bemol menor, op. 144 es la expresión sintética de la desolación misma. Pocas obras de cámara pueden considerarse, a pesar de su estructura aparentemente sencilla, más dramáticas, tristes y casi fúnebres. Fuera del recinto, los colores verde y azul, en perfecta armonía, enseñaban un paisaje hermoso; dentro, a través de la música solo cabía atinar con el color de la desolación. Y el reconocimiento de que el Cuarteto Gerhard dio muestras de brillantez hasta dejar al oyente al borde mismo del precipicio emocional.
Un gran concierto en un recinto singular que ha permitido dar cierre a un proyecto de envergadura. Por todo ello, y aunque Bach nunca está de sobra, pocas veces he visto más claro que no cabía bis alguno, aunque la aparente obligación de ofrecer el mismo nos lleve a romper la magia de una velada difícil de olvidar.
Enrique Bert
Quincena Musical Donostiarra – Quincena Andante
Cuarteto Gerhard: Lluis Castán y María Florea (violines), Miquel Jordá (viola) y Jesús Miralles (violoncelo).
Obras de Dimitri Shostakovich.
Chillida-Leku, Hernani