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Crítica / El CNDM y Jordi Savall homenajean a Alfonso X El Sabio - por Simón Andueza

Madrid - 17/11/2021

Si a cualquier programador de un festival de música antigua del mundo le contáramos que hemos asistido a un concierto de música medieval dedicado en exclusiva a las Cantigas de Alfonso X ‘El Sabio’ en una sala de 2338 localidades con su aforo completo, seguramente creería que le estamos tomando el pelo. Pero si le dijésemos previamente que el concierto iba a ser protagonizado por Jordi Savall con sus grupos nos creería sin dudarlo. Y es que la figura de Jordi Savall se ha convertido en un referente tal para el público dentro de la interpretación de las músicas históricas, que consigue todo lo que parece inalcanzable para cualquier otro intérprete mundial.

Las colas de acceso al Auditorio Nacional eran similares a las que protagonizan las grandes orquestas sinfónicas de primer nivel mundial que nos visitan, aunque el número de intérpretes a los que pudimos que nos encontramos en el escenario fue de un total de 22 personas. Creo firmemente que es el evento más multitudinario de música medieval que España ha disfrutado a lo largo de su historia reciente.

El motivo de tan fastuosa puesta en escena era nada más y nada menos que la celebración del 800 aniversario del nacimiento de Alfonso X ‘El Sabio’, rey de Castilla en el Siglo XIII y amante absoluto de las artes, en especial de la música y de la poesía. En sus códices se conservan un total de 417 Cantigas, dedicadas a la Virgen María, devoción fuertemente arraigada en la Castilla medieval y que Alfonso X compartió confeccionando unos lujosos códices repletos de fantásticas miniaturas, con unos formidables poemas que alaban la figura de la Madre de Dios, así como sus obras y milagros que tanto asombraban a pueblo, corte y clero en la época. El rey castellano supo aunar además la riquísima tradición multicultural de la península, con los textos en una bella escritura galaicoportuguesa, a los que se suma la formidable tradición oriental de sus magníficas melodías conjugada con los ocho modos griegos propios del canto llano europeo.

Que este monumental tesoro artístico de nuestro patrimonio cultural no debía pasarse por alto es algo que agradecemos a los programadores del Centro Nacional de Difusión Musical, otorgando además rango de primer nivel al evento al encomendarse a una sala y a un ciclo tan mimados por sus gestores.

Los 22 intérpretes, 11 cantantes y 11 instrumentistas, supieron colocarse de tal modo en el escenario de 285 metros cuadrados que su presencia se percibió completamente natural y bien espaciada. La pieza que nos introdujo en el ambiente orientalizante de las piezas del rey castellano, fue Alba, una hermosa melodía bereber anónima con fabulosas improvisaciones de los instrumentistas.

Y es que Jordi Savall ha sabido rodearse siempre de los mejores especialistas y músicos de música antigua en su querido Hespèrion XXI. Así, podemos destacar sobremanera la figura del legendario Andrew Lawrence-King en el arpa y en el salterio, quien mantiene esa vitalidad, virtuosismo y complicidad con cada uno de los músicos, especialmente con su compañero de fatigas Jordi Savall, con quien se entiende a la una y mil maravillas.

Otro músico a quien no podemos dejar de mencionar es al percusionista Pedro Estevan, verdadero motor rítmico y anímico de los dos conjuntos, tanto vocal como instrumental. Las diferencias de tempi y desajustes rítmicos que en ocasiones se percibieron fueron completamente subsanados en cuanto Estevan hacía acto de presencia, conjugando magistralmente los múltiples instrumentos de percusión, tanto que ha creado toda una escuela interpretativa.

No obstante, todos y cada uno de los miembros de Hespèrion XXI poseen una calidad excepcional, como el flautista Pierre Hamon, espectacular con el aulós, así como Béatrice Delpierre en la chirimía o Elies Hernandis en el sacabuche, dos instrumentos de una riqueza tímbrica difícil de integrar en un conjunto tan sutil y expresivo como el de anoche. Fue asimismo un placer encontramos a Guillermo Pérez en el organetto, todo un virtuoso del instrumento y un excelente aglutinador de los sonidos de las distintas familias instrumentales.

La Capella Reial de Catalunya estuvo conformada por sólidos integrantes estables del grupo, como el contratenor David Sagastume o los tenores Víctor Sordo y Lluís Vilamajó, contando asimismo con voces invitadas europeas de renombre internacional, como Hana Blažíková, una de las sopranos más demandadas del panorama actual de la música antigua. Todos y cada uno tuvieron sus intervenciones solistas dentro de un conjunto que sonó en todo momento muy empastado y afinado. Podemos alabar especialmente la sonoridad cristalina y pulcra de la sección femenina en la Cantiga 209 Muito faz grand’ erro, así como su sonoridad hipnótica de una interpretación casi etérea.

En cuanto a la interpretación de la fastuosa poesía de las Cantigas debemos señalar que los cantantes estuvieron prácticamente imbuidos dentro de su partitura en todas las estrofas, denotando una expresión totalmente homogénea y neutra del texto que impidió comprender su significado o sus magníficos milagros e historias plasmadas, base fundamental de esta música que repite constantemente la misma melodía tanto en estrofas como estribillos a una sola voz, y a los que se debe, precisamente, diferenciar por el carácter de sus formidables, sorprendentes y narrativos textos.

Así, la interpretación estuvo basada primordialmente desde lo concebido desde el instrumentarium. Los momentos más dulces y piadosos fueron comandados desde las flautas o mediante melismas y arpegios melosos de los instrumentos de cuerda pulsada, mientras que los vivos y alegres pasajes lo fueron por el uso de una vivaracha percusión y de una articulación propia de las danzas profanas.

Jordi Savall prosigue su infatigable y fructífera carrera musical repleta de giras, proyectos y grabaciones que difícilmente aguanta un intérprete treinta años más joven. Su dirección se limitó principalmente a marcar las entradas de los comienzos de las intervenciones vocales, así como a marcar los tempi más rítmicos, confiriendo a los dos conjuntos un carácter completamente camerístico. Su interpretación del rabel y de la lira de arco denotan el paso de los años y una limitación del tiempo para su estudio, debido seguramente a su frenética actividad.

El público ovacionó largamente a todos los intérpretes, quienes se vieron obligados a realizar dos propinas, la primera de las cuales, Cuncti simus concanentes: Ave Maria del Llibre vermell de Montserrat (siglo XIV), tuvo la divertida participación del público a requerimiento del propio Savall, instando a la audiencia a cantar las palabras ‘Ave María’ cuando así lo demandaba, dirigiendo a las más de dos mil personas allí presentes.

Simón Andueza

 

La Capella Reial de Catalunya, Hespèrion XXI / Jordi Savall, rabel, lira de arco y dirección.

Alfonso X ‘El Sabio’: Cantigas de Santa María.

Ciclo Universo Barroco del CNDM. Sala Sinfónica del Auditorio Nacional de Música, Madrid.

16 de noviembre de 2021, 19:30 h.

Foto © Elvira Megías

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