Con el misterioso y malogrado compositor, contemporáneo (sorpréndanse, alrededor de diez años... ¡más joven!) que Beethoven, Anton Heberle, arrancó con una estimulante brillantez que respondía con creces a la expectación previa creada, el concierto de temporada de la Orquesta Sinfónica y Coro de Radio Televisión Española, dirigido e interpretado en su espléndido rol solista, por Maurice Steger.
Especialista consumado en esta lid, su versión del, no menos brillante, Concierto para flauta de pico y orquesta de cuerda con dos trompas ad libitum (aquí el "ad-libitum" fue felizmente dispuesto), venció todo tipo de prejuicios, convenció... y entusiasmó, que es lo suyo.
Luz inicial de un Concierto en sol mayor que suponía un triple descubrimiento: el de un lucido intérprete primero, Steger, en doble rol además, virtuoso solista y director; el de un compositor, Heberle, escondido entre redes, rejas y rendijas de la linealidad aparente de una simplificada historia "oficial' de la música; y, por último, el de un instrumento, la flauta de pico que, fuera de las estéticas del difuso mundo de la mal llamada "música antigua" (barroca, rococó y asimiladas incluidas) no habíamos escuchado de esta guisa de concierto de un clasicismo tardío, por fechas, al borde técnico ya de un romanticismo en ciernes, con tamaño y exitoso protagonismo.
Éxito que se trasladó a la inapelable respuesta de este público de viernes de grabación televisiva, que se viera recompensada con una pieza histórica de flauta de pico a solo, con relativa dosis de radiante improvisación en sus adornos, del compositor holandés de la primera mitad del siglo XVII, Jacob van Eyck. Eso sí, esta vez sobre el canto del ruiseñor, el Ruiseñor inglés para el que el timbre y agilidad de los miembros más agudos de esta familia instrumental, son especialmente afines. Esperemos que no se convierta, también, en su “canto del cisne” en el seno de nuestras programaciones sinfónicas.
Y de aquel sol, tónica... a la dominante de una nueva tónica en el tonalidad de Do mayor de la, nada transitada por estos pagos pese a su obvia monumentalidad y a la facilidad gestora que supone la ausencia de solista vocales: Misa "En honor a la Santísima Trinidad" K.V. 167, de todo un Wolfgang Amadeus Mozart. Y no tardamos en comprender el porqué de este extraño desaire. Obra difícil y espectacular que pone a prueba cualquier elenco que se precie, y rivaliza, aventajada incluso, con las más celebradas Misas del autor, salvando a duras penas, la parte original de su inalcanzable Requiem.
Protagonismo de la sección de trombones y un coro, en esta ocasión algo desequilibrado por dinámica y carácter, entre sí (en favor de las voces más graves) y, por momentos, con la propia orquesta.
Todo una experiencia, pues, que comenzó con una inusitada novedad y terminó, de alguna manera, con otra, bastante más previsible. Entre tanto, un pulcro y bien servido Andante para violín solo (por cierto, también escrito en do mayor) de la Segunda sonata de Bach, sirvió de oportuno interludio lenitivo y separador, para el "cambio de decorado".
Luis Mazorra Incera
Orquesta Sinfónica y Coro de Radio Televisión Española / Maurice Steger, solista y director.
Obras de Bach, van Eyck, Heberle y Mozart.
OCRTVE. Teatro Monumental. Madrid.