Obra en encargo y estreno, de Octavio Vázquez, Ilusión Mâyâ (Magia o ilusión, en sanscrito), del tríptico Sattva, en un programa de la Real Filharmonía de Galicia, que incluyó la Sinfonía Fantástica (Episodie de la vie d´un artiste) de Berlioz.
La escuela Advaita del Vedanta con poderío para crear ilusión y que en esta obra, se decide por recrear atmósferas en permanente enfrentamiento con reflejos instrumentales rutilantes, acentuados por las aportaciones tímbricas del steel drum. Octavio tuvo obras en encargo de la propia orquesta, como fueron Hermes; Tropos, para violín y orquesta, con Amaury Coeytaux, o Viuvas de vivos e mortos, en un compromiso con Cristina Pato, composición incorporada al reciente registro de la RFG Atlantic Waters, en el que se eligieron también obras de Fernando Buide, Juan Durán y Eduardo Soutullo.
Paul Daniel, que le conoce bastante bien, dio ya razones en otros trabajos suyos, en los acabaría encontrando concomitancias. Esta obra de perfiles misteriosos, frente a los desvaríos oníricos en Berlioz.
Paul Daniel se preparó a conciencia lo que resultaría su despedida de curso, logrando poner al público en pie, en entusiasta reconocimiento. La Sinfonía Fantástica (Episodie de la vie d´un artiste) Op. 14 , de Héctor Berlioz, un magistral golpe de planteamientos, por su genio dramático acentuado por la determinante idée fixe, manifiesta a lo largo de sus tiempos. Una idea de anhelo infinito por la amada ignota que se observa en la inspiración literaria de Chateaubriand. Idea de una amada deformada y demoníaca queda cuerpo a este Episodie de la vie d´un artiste, quizás como título más comprensible.
La Rêverie-Passions, primer tiempo, al igual que sus oberturas de concierto, se planteó en la sección lenta, la preparación al Allegro, y que recordará a una tonada infantil, acentuada por detalles misteriosos de los cornos y arpegios de violines. La idée fixe, se repartía entre violines y flautas, en las que el autor vuela libremente camino de un trayecto descendente hacia una serie de acordes íntimos, que confirman la posibilidad de un agregado en su revisión. El arrebato de las pasiones, significan al poeta profundamente afectado por su estado emocional.
El Bal como segundo tiempo, recreaba atmósferas típicas de salón, acunada por las arpas, desplegando arpegios en la preparación de una especie de vals, en medio de un estremecimiento misterioso que conducía a la visión de la amada, con ese fondo sonoro, de imaginario aire festivo y que valdrá a modo de scherzo irreal, arropado por la contundente idée fixe. Un tiempo para que las arpas, se concedan el necesario dominio de un prevalente protagonismo.
La Scène aux champs, tempo lento, recurre a los adornos de una flauta pastoril (corno inglés), con eco distante en el oboe, cual instrumento en diálogo, antes de que la orquesta se desplegase gradualmente en ritmos subdivididos, hacia contratemas florecientes que llegarán a una densa cadencia. Un conjunto de apariciones de los instrumentos graves, redundan en la pujanza de la Idée fixe, a cargo de flauta y oboe, en octavas, camino de una tensión explosiva remarcada por la irrupción de los timbales, en preparación de un pasaje calmo, mientras la floresta amaina. Una tormenta que había sido preparaba por un gran tutti, y que en su desvanecimiento, dejaba espacio para una respuesta de maderas que nos trasladan al reposo.
Fue la Marche au suplice, la siniestra y atrevida sucesión de bronces estridentes y cromáticos, en medio de una profusa cascada de trombones y variada percusión, ajustada con precisión. Un tiempo que procedía de una Marche des gardes, en la revisión de Les Francs-Juges, en una adaptación para esta obra que se transfigurará de manera acentuada por la omnipresente idée fixe, enunciada por el clarinete. Delira el amante con una situación en la que asiste a la condena de la amante, en un estado obsesivo y vertiginoso, con un destacado segundo tema que resulta una fanfarria de metales y maderas, en tutti. Volvemos a aquella idea recurrente, de una ópera inacabada, en un movimiento destinado a dejar al oyente con el alma en vilo, tras un breve silencio marcado por tres pizzicati, de las cuerdas, con un largo acorde de toda la orquesta, tiempo que se repitió en la presentación de la sinfonía.
Songe d´une nuite de Sabbath, para culminar exponía de forma controlada su material, en medio de una forma de convulsiones y ruidos aparentemente extraños, una idée fixe, con ritmo y colores deformados, en una danza a la que da argumentos un burlón clarinete, para llegar al Dies Irae, abordado por cuatro fagotes contrapuestos a las campanas que responden, cediendo a una ronda especie de danza vigorosa, que confirma la inquietante mezcla del Dies Irae, con sorprendentes ultraterrenas sonoridades. Siempre y para dejar el trayecto en su punto justo, la redundancia sin concesiones de una intención paródica, preparada por la insistencia de una posible danza casi trivial y grotesca, que no salva el sentimiento previsible en el Dies Irae en lo que queda como una sinfonía desenfrenada.
Ramón García Balado
Real Filharmonía de Galicia / Paul Daniel
Obras de Octavio Vázquez y H. Berlioz
Auditorio de Galicia, Santiago de Compostela
Teatro Afundación, Vigo