Cualquier intérprete que se atreve a subir a un escenario a tocar las Variaciones Goldberg tiene de entrada mi máximo respeto. Las Goldberg representan, sin duda alguna, una de las obras cumbre en la música para teclado de toda la Historia de la Música.
Compuestas por Johann Sebastian Bach para Johann Goldberg, —músico al servicio de un mecenas del compositor y que era el que interpretaba para su señor estas variaciones en sus noches de insomnio—, son de una dificultad extrema. Contados clavecinistas se atreven con semejante obra, y menos en directo. Si además se consigue convertir la velada en un momento único —como así sucedió—, se deja una huella imborrable en el oyente.
Ignacio Prego, clavecinista español formado en EE.UU., deja claro con este concierto por qué es uno de los clavecinistas más importantes del panorama actual en nuestro país.
Se valió de un instrumento de bellísima factura que vemos habitualmente en la Fundación Juan March. Hace solo un par de semanas escuchábamos a Benjamín Alard con este mismo repertorio, tocando esa vez en un Pleyel, similar al que usó Wanda Landowska en su momento, traído especialmente desde Granada para la ocasión. En nuestro caso, se trataba de un clave franco-flamenco del constructor americano Keith Hill, copia del clave que hay en el Musée de la Musique de París realizado por el famoso constructor Pascal Taskin, y cedido para la ocasión. Prego tiene publicado un disco en el año 2016 con estas variaciones (Glossa 923510), pero donde utiliza un clave de factura alemana.
Con unos tempi muy acertados, tirando a moderados, Prego fue desgranando cada una de las 30 variaciones para acabar con el celebérrimo Quodlibet (literalmente «Lo que uno quiera») y con su vuelta a la bellísima aria inicial. Me impresionó la sutileza del toque de Prego sobre las teclas y lo bien que consiguió que se entendiera toda la polifonía de la obra. Tampoco es nada sencillo el uso simultáneo de los dos manuales del clave, uno de los mayores problemas que tiene esta obra, en la que Prego demostró su gran solvencia técnica.
Hay que hacer una mención especial al comportamiento del público que no hizo ningún ruido durante los 82 minutos que duró el concierto, lo que indica lo bien que el intérprete consiguió que se estuviera atento durante toda la velada a pesar de no haber pausas.
Prego nos regaló una propina: una zarabanda en re del italiano Froberger. En mi opinión, este bis, aunque magistralmente ejecutado, resultaba superfluo tras la monumentalidad de las Variaciones Goldberg.
Con este concierto, y de manera especialmente brillante, la Fundación BBVA ha inaugurado su ciclo del 2025. Prego ha dejado el listón muy alto y solo queda desear que el resto de los conciertos sean de esta calidad.
Carlos Martín Ybarra
Ignacio Prego, clave.
Variaciones Goldberg. Johann Sebastian Bach.
Fundación BBVA. 21 de febrero de 2025.