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Crítica / El anillo sin palabras wagneriano para complacer a todos - por José M. Morate Moyano

Valladolid - 19/12/2021

En el 6º Concierto que cerraba su Abono de Otoño, la Orquesta Sinfónica de Castilla y León añadió una nueva pieza a su repertorio: El Anillo sin palabras, 1987, que la discográfica TELDEC encargó a Lorin Maazel para reducir a capacidad de un CD, las 14 horas de la tetralogía que integra "El Anillo del Nibelungo" de Richard Wagner.

Conformó así a modo de poema sinfónico, una obra de en torno a 75 minutos con sólo música orquestal toda de Wagner, sin solistas  vocales  ni coros  (de ahí el título "sin palabras"), ordenada siguiendo la narrativa que impone el texto de la leyenda nórdica en que se basa y de manera ininterrumpida, basado en su idea: "la esencia del Ciclo está en la orquesta, manantial de donde brota todo el Anillo".

El original consta de un Prólogo y tres Jornadas, que él reorganiza tomando 5 pasajes del Rheingold, 5 de Die Walküre, 5 de Siegfried y 6 de Götterdämmerung, es decir, a través de la historia iniciada con el robo de un Anillo con poder sobre toda la humanidad, que acaba con el hundimiento del Valhalla  y el fin de las influyentes religiones, reflejando la lucha entre el hombre y su destino.

Maazel pretende así satisfacer a neófitos que ni conocen ni han visto obra tan extraordinaria, pues tendrán así ocasión de disfrutar lo esencial de modo inteligible; y a los expertos, porque disfrutarán identificando cada leimotiv que caracteriza a cada personaje y situación, con el único cambio reorquestado en el canto ausente, pero siempre con las mismas  notas con que Wagner los dobla en el original o escribe en su solo.

Y a fe que lo logra, aunque quienes amamos el Canto siempre lo echaremos de menos, pero el efecto que consigue es fantástico como acreditaron las ovaciones y saludos múltiples provocados en el auditorio y el número de veces que se viene interpretando desde que los filarmónicos vieneses lo estrenaron en manos del propio Maazel.

Naturalmente a ello contribuyó la estupenda prestación de la centuria orquestal de la OSCyL, puesta en manos de Giancarlo Guerrero (Managua, 1969) que hacía aquí su presentación, con la anécdota de ocurrirle lo mismo cuando la hizo con la Sinfónica de Cleveland, pues hubo de dirigirla allí sustituyendo a un Maazel que canceló, y con semejante éxito, pues fue motivo para ser nombrado Principal Director Invitado durante más de 11 años.

En la actualidad es Titular de las Sinfónicas de Nashville, Tenessee y la Filarmónica de Breslavia "National Forum Music", NFM, y Principal Invitado en la Gulbenkian de Lisboa.

Puso toda la energía, pasión y conocimiento, con un gesto claro y dominador (sólo algún leve exceso), que se transmitió a toda la orquesta, que se entregó de forma absoluta. Hablar de solistas concretos sería inútil pues todos rayaron a gran altura, pero sí justo destacar por su preponderante papel al fliscorno (sustituto de lo vocal) y su jefe de fila el trompeta, como siempre el trompa tanto en of como en sala, la tuba, cello y los trombones tenor y primero, pero insisto, todos a solo o en familia, magníficos; la cuerda mantuvo el equilibrio sin problema, con  buen y compacto sonido, tanto en lo épico como en lo lírico, bien orientada por Guerrero que supo ser dúctil en todo momento.

Otra experiencia de mucho nivel, que nos prepara para el nuevo Abono Enero-Junio con totalidad de aforo... si no hay desagradables y temibles sorpresas, con muy interesantes novedades.

José M. Morate Moyano

 

Orquesta Sinfónica de Castilla y León / Giancarlo Guerrero.

Obra: El anillo sin palabras / Maazel-Wagner.

Sala sinfónica "Jesús López Cobos" en el CCMD de Valladolid.

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