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Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica / Ecos y huellas - por Luis Mazorra Incera

Madrid - 27/02/2025

Florian Hölscher al piano del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, ofreció un ciclópeo concierto del ciclo Series 20/21 del Centro Nacional de Difusión Musical en que se alternaban piezas de notable exigencia técnica y lectura, de su compositor residente este curso, Alberto Posadas, con varias de sus diversos hálitos históricos germinales.

Fueron los amplios ecos (Anklänge) de unos originales “modelos” inspiradores en forma de Huellas de la memoria (Erinnerungsspuren).

Los Anklänge an François Couperin (Ecos de Couperin…} gozaron, de inicio, de una entidad dramática mantenida a base de un empleo inteligente de la repetición. La base, consciente o inconsciente, real o surreal, de toda estructura.

Una concienzuda “disonancia de la repetición” al hilo, salvando distancias, de la “progresiva” (chez Schönberg) “disonancia rítmicabrahmsiana o, sin ir tan lejos, a la disonancia tradicional con base en la redundancia de parciales…

Una repetición no tan stravinskiana o rítmica como alguien pensará al leer estas líneas, por su suerte de justificación armónica atmosférica y, el amplio uso de pedales y sus resonancias.

Al margen del empleo de un piano preparado y de estimulantes armónicos con obvio eco espectral (por definición…), la vuelta a casa en forma Lied, cerró la pieza inicial en oportuna (¿natural o convenida?) simetría.

El Vigésimo primer orden para clavecín en mi menor (del tercer libro de Piezas para clavecín) de François Couperin, se siguió “por… alusiones”.

Trescientos años atrás nos fuimos pues. Una versión, la de Hölscher, encuadrada, cartesiana, de estricto artificio rítmico, con la trascendental (aquí medular, incluso en el estadio temático de la propia estética y su disfrute) ornamentación; agréments (embellisements) que, de esta guisa formal, parecían competir (¿¡... en la misma liga!?) con las texturas de las obras circundantes.

Un siglo más adelante, en pleno romanticismo, el Presto passionato, movimiento final de la Segunda sonata para piano en sol menor de Schumann planteó una resolución paralela de recursos de pedal y rítmicos asociados. Un final, a su vez, de una célebre (al menos en s el repertorio pianístico) obra (ausente…) de mayor envergadura.

Siguiendo con aquellas Huellas de la memoria de Posadas, en Anklänge an, Ecos de, Robert Schumann, la desgranada figuración adquiría tintes exhaustos. Un estudio de resonancias con los pedales empleados más en su sentido original definitorio que como responsables de facto de un característico timbre global romántico al piano.

Los más sugerentes y ambiciosos Anklänge an ‘Aitsi’ de Scelsi, precedieron a la propia Aitsi de Scelsi.

Estimulantes sugerencias retóricas entre lo tímbrico (de ascendencia electrónica) y lo formal, sobre… la sugerencia misma. Aquí el recurso de repetición adquiría mayor relevancia, en una conjunción de sonoridades a diversas tesituras, clusterings masivos y sucesivo “filtrado” basado en el uso original de pedales y, teclas pulsadas y sostenidas, con reminiscencias en el celebrado autor italiano, aquí más que inspirador o causante de cierto “eco”, homenajeado en toda regla. La oleada de ecos se acumularon así hasta derivar en un cierre, de nuevo, con reminiscencia simétricas de las texturas iniciales.

Aitsi para piano amplificado de Giacinto Scelsi desplegó después sus alas, aún hoy y en este contexto incluso, inquisitivas y perturbadoras. Aquello de “quien tuvo retuvo…” se aplica especialmente a este autor para el que se vivieron mejores tiempos a finales del siglo pasado, al menos en su programación en la “España contemporánea” (musicalmente hablando)

Los últimos ecos en esta suerte de desarrollo de programa pedagógico-ilustrativo (o más cercanos, si quieren verlo así), tuvieron en Anklänge an B. A. Zimmermann la voz, la presencia que remataba el concierto. Un epítome en clave ecléctica, un eco, pues, de mayor alcance; eco de ecos: un eco de estos propios Anklänge y sus modelos, sus figuraciones desgranadas, sus texturas y cadencias (como la, por cierto, taxativa que cerraba la composición) y otros muchos ecos más lejanos y cercanos.

Luis Mazorra Incera

 

Florian Hölscher, piano.

Obras de Couperin, Posadas, Scelsi y Schumann.

CNDM-SERIES 20/21. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Madrid.

 

Foto © Rafa Martín

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