El Festival Internacional de Música y Danza de Granada ha recibido, por primera vez en su historia, a la Orchestre de la Suisse Romande, una de las orquestas europeas de mayor trayectoria y una histórica en la interpretación de la música contemporánea. Su fundador, el director suizo Ernest Ansermet, fue uno de los primeros en introducir a Falla, Prokofiev o Stravinsky en el repertorio. Esta ocasión, para recoger el testigo de Ansermet, contó con la experimentada dirección Charles Dutoit.
Para la puesta de largo de esta formación en la venue granadina se contó también con la pianista Martha Argerich, que en la presente edición ha recibido la medalla de honor del Festival de Granada en reconocimiento a una brillante carrera dedicada a la interpretación y al apoyo a los nuevos intérpretes. Antonio del Moral, hasta ahora director del festival, le hizo entrega del galardón y recordó, en una amable semblanza de la pianista, su estrecha relación con Granada.
El programa se abrió con El sombrero de tres picos de Manuel de Falla. Charles Dutoit acometió la segunda suite de este ballet con decisión y unas dinámicas muy cuidadas, construyendo el sonido de forma orgánica desde los pianos más delicados hasta unos poderosos tutti orquestales, y dotando su interpretación de una vivacidad palpitante. No en vano, la orquesta lleva cien años visitando esta partitura, y evidencia una especial predisposición tímbrica para el repertorio del siglo XX, algo que Dutoit supo aprovechar y potenciar para ofrecer una versión de las que marcan escuela.
Le siguió el Concierto para piano y orquesta en la menor op. 54 de Robert Schumann. Martha Argerich ocupó con decisión el puesto de solista y acometió con fuerza y resolución esta virtuosística página de la literatura pianística. Charles Dutoit compensó magníficamente los efectivos tímbricos para ofrecer un coherente marco sonoro a la pianista, que dialogó hábilmente con la orquesta en un bello e intenso diálogo musical. La interpretación de Argerich estuvo marcada por trazas de brillantez que sólo una experimentada artista como ella puede conferir a la música para piano, y el auditorio valoró su presencia en una noche tan especial con una prolongada ovación, en la que todo el patio de butacas del Palacio de Carlos V se puso en pie. La pianista agradeció la calurosa acogida y el homenaje recibido con obra fuera de programa: la primera de las Escenas de niños op. 15 de Schumann.
La segunda parte del programa incluyó La consagración de la primavera de Igor Stravinsky, una obra de referencia en la carrera de Charles Dutoit, que desde el profundo conocimiento de la partitura articuló una expresiva versión al frente de la Orchestre de la Suisse Romande. Las distintas secciones se desenvolvieron con una cohesión y un dominio del discurso excepcionales. Particularmente impactante fue la precisión y dominio técnico de los vientos, a los que Stravinsky dejó escritas varias secciones de gran carga expresiva; los solistas de la Suisse Romande desplegaron una narrativa motívica de gran exactitud y eficiencia a la hora de describir los sonidos primigenios de la creación y los distintos ritos de este ballet, para lo que se vieron reforzados por los continuos efectos tímbricos de la rica sección de percusión. Por su parte, las cuerdas aportaron una textura rica y brillante para sostener hábilmente el tejido orquestal.
La dirección de Dutoit consiguió capturar la esencia de esta obra maestra del siglo XX. Desde los primeros compases, transportó al auditorio a un mundo primigenio, donde la música respira y palpita con una fuerza casi tangible. La precisión rítmica, fundamental en esta partitura, fue impecable, permitiendo que las complejas y polirrítmicas estructuras de Stravinski emergieran con claridad y vigor. Cada paisaje sonoro se interpretó con clarividencia, subrayando tanto la ferocidad de los números más dramáticos como los momentos más reposados de inquietante belleza.
La interpretación de La consagración de la primavera por la Orchestre de la Suisse Romande bajo la dirección de Charles Dutoit fue el momento culminante de la velada, y constituyó no solo un testimonio del poder cautivador de esta partitura, sino también de la habilidad de los intérpretes para abordar al máximo nivel interpretativo toda su complejidad semántica. En definitiva fue, sin duda, una bella e intensa experiencia auditiva que dejó una huella profunda en el oyente, reafirmando el lugar de Stravinski en el panteón de los grandes compositores.
Gonzalo Roldán Herencia
73 FESTIVAL DE GRANADA
Programa: Manuel de Falla, El sombrero de tres picos – Suite núm. 2; Robert Schumann, Concierto para piano y orquesta en la menor op. 54; Igor Stravinsky, La consagración de la primavera.
Orchestre de la Suisse Romande
Solista: Martha Argerich
Director: Charles Dutoit
Lugar y fecha: Palacio de Carlos V, 06 de julio de 2024
Foto © Fermín Rodríguez | Festival de Granada 2024