Como Artista residente de la OSCyL esta temporada, la penúltima semana de Mayo expuso 6 conciertos del pianista onubense Javier Perianes: dos sinfónicos (ya criticados en nuestras páginas), un recital y tres de cámara (incluidos los de Salamanca y Burgos), en las Salas sinfónica y de cámara del CCMD de Valladolid.
El recital se programó el mismo día que Alicia de Larrocha hubiera cumplido los 100 años, por lo que se le rindió homenaje con un repertorio de obras y autores especialmente queridos e interpretados por ella. Perianes no se limitó a una simple selección, sino que buscó un hilo conductor que le permitió hacer la 1ª parte sin interrupción, muy válido y apreciable musicalmente aún generando algún despiste inicial en la audiencia.
Partió con Falla y su Homenaje pour "Le Tombeau de Claude Debussy" (1920), en propio arreglo para piano de su original para guitarra; doliente ritmo de habanera "mesto e calmo" que exhibió la sensibilidad del pianista reflejando las escalas y acordes del original y los ecos de la Iberia de Debussy con que le rinde homenaje. Precisamente esos ecos concretos se hicieron presentes en La soirée dans Grenade (del Tríptico "Estampas") y La puerta del vino (3ª pieza del Libro II de sus "Preludios"), iniciada con preciosismo, que el autor escribió contemplando una postal que Falla le envió con esa Puerta de la muralla de La Alhambra; para contemplar el impresionismo al máximo, servido con íntima belleza, sonó la compleja La sérénade interrompue (9ª pieza del Libro I, también de "Preludios", 1909-11). Imposible faltar la Iberia de Albéniz, grabada íntegra por Alicia hasta en 4 ocasiones, con El Albaicín (1ª de su Cuaderno III, 1907) cuyo 1er. tema evoca de nuevo la guitarra por bulerías, en copla y en seguidillas unidas genialmente, que D. Javier (ganando el Don por su maestría, hizo con delicadeza de orfebre y exacto sentido del ritmo.
Leve respiración y vuelta a Falla para atacar la Fantasía Bética (1919), última de las "andaluzas" del autor, donde Perianes exhibió la elegancia de sus arpegios, adornos y rubato en lo guitarrístico y en lo "jondo", con magnífico compás, creando un vibrante final largamente ovacionado
La 2ª parte la ocupó Goyescas. Los majos enamorados (1911) de Granados, esa suite inspirada en Goya, que muestra una 3ª forma de entender nuestro folklore, oídos ya sus dos compañeros en prestigio. Fue una versión magistral, pura canción sin palabras donde señalamos El fandango "de candil" por sus castañuelas marfileñas y El Amor y la Muerte, esa Balada con sabor wagneriano a la que el sutil y profundo toque del de Nerva hizo de raso y seda. Tanto Arte revolucionó la Sala, antes absorta y emocionada, y estalló en aplausos y ovaciones, "obligando" a D. Javier a regalar Serenata andaluza, otro primor, y una virtuosa y personal Danza del fuego, ambas de Falla. ÉXITO.
La semana cerró con Música de cámara, presentando al Cuarteto Ribera, formado en 2014 por 4 Profesores de la OSCyL: I. Moore e I. Artaraz, violines; J. Urtasun, viola y J. Creus, cello, junto a J. Perianes al piano, que se sumó como un colega más, para abordar esa joya musical que es el Quinteto con piano en Mib M., op. 44 (1842) de Schumann.
La versión fue de sobresaliente pues, a los 9 años que los Ribera llevan ya trabajando cada vez mejor, el pianista sumó su criterio y sensibilidad músical, logrando hermoso contraste entre los enérgicos y amplios intervalos y el “dolce”, que hacen sorprendente y brillante el Allegro inicial. La famosa “marcha fúnebre” fue un prodigio de unidad y belleza en los 5 músicos: lírico diálogo en viola y cello, agitado el piano y cuerdas, en el transformado en ritmo y tempo tema principal, ejemplo de la unidad del Quinteto. Vivísimo el Scherzo con sus dos Tríos, I con lírico canon de violín-viola y II, la demoníaca danza acentuada salvada con gusto y precisión. El Allegro final, tan original, se despidió brillantemente con la asombrosa coda fugada que retoma al inicio, musical y ajustada en los 5 músicos que la sirvieron.
La Sala sonó atronadora en vítores y los saludos se repitieron, con Perianes entre los Ribera compartiendo el triunfo conjunto.
Antes, el Cuarteto Ribera, en la atmósfera de la semana, ofreció Turina y Toldrá con Oración del torero (1927) y Vistas al mar (Evocaciones poéticas 1921), junto al estreno aquí del Cuarteto Nº 1 “Noche del amor insomne” (2014) de José González Granero (1985), jiennense, Clarinete solista en la Ópera de S. Francisco y compositor, del que ya presentaron su Cuarteto Nº 2 sobre la pandemia.
Turina fue lírico y pausado, más oración que taurino, más íntimo que dramático y sonó perfecto. Toldrá, respondió al poema de J. Maragall que lo inspiró; la Costa Brava, el Nocturno y Velas y reflejos, tuvieron exacta traducción, tocando el 2º especialmente bonito y demostrando que su largo trabajo, les permite brillar también en los momentos individuales. Esa unión que los hace “cuarteto”, se justificó con el poema de García Lorca (de sus Sonetos del amor oscuro), puesto en música con gran acierto por González Granero, casi a minuto por verso, que va repasando con los contrastes llanto-risa, desdén-quejas; llanto-dolor; chorro helado de sangre derramada; el coral de la vida abrió su rama, que glosan en tímbrica y diálogos tonales los instrumentistas, con excelente resultado. En fin, jornadas de Homenaje a la gran Alicia, de las que hablaremos durante bastante tiempo.
José M. Morate Moyano
Cuarteto Ribera (miembros de la OSCyL) con Javier Perianes, piano
Obras de Falla, Debussy, Albéniz, Granados, Turina, Toldrá, González Granero y Schumann
Sala de cámara del CCMD de Valladolid