Música clásica desde 1929

 

Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica - Doble vertiente en David Grimal (Orquesta Sinfónica de Galicia)

A coruña - El Ferrol - 25/02/2019

Grimal había tenido un doblete similar con obras de Beethoven y Brahms, un curso antes.  Esta vez, el Brahms del Concierto para violín y orquesta, en Re M. Op. 77- la anterior había sido el de Beethoven-, obra que demanda una técnica excepcional por parte solista, aunque el virtuosismo está totalmente excluido como fin en sí mismo. La idea artística fue siempre idea suprema en el autor ya que al igual que en sus composiciones sinfónicas, le inspiraba tan solo parcialmente el timbre de los instrumentos, evitando el escribir pasajes que gratificasen al solista e impresionasen al oyente. No obstante, esta obra enfrenta al solista con una serie de dificultades y de problemas nuevos.

El concierto, guarda una profunda relación, en su ánimo, con la Sinfonía en Re M., inspirándose en el primer movimiento de un romanticismo que se remonta a una alegría entusiasta, y en el que, para algún estudioso, puede observar detalles con el primer movimiento del Concierto para violín en Re M. Op. 61, de Beethoven. ¿Cartas marcadas o complicidad consecuente? Lo cierto es que el concierto partió de un Allegro non troppo perfectamente articulado tras la melodía propuesta por fagotes, violas y chelos, para que el solista entrase con la precisión de los motivos encadenados hasta una cadenza rendida a sus  dominios.

El Adagio fue la consecuente elocuencia en sus vagos eslavismos en estado evanescente hasta el Allegro giocoso, ma non troppo vivace, un Brahms dentro de los parámetros idiomáticos. Curioso el bis, con una Ciaccona bachiana, predispuesta a saltarse los límites, en un acto de afirmación del solista en plenitud de recursos. Grimal dispone de un Ex Roeder Stradivarius 1710, cesión de Fazenda Ipirnaga Mguarannesia.

Beethoven con la Sinfonía nº 7, en La M. Op. 92,  Para Wagner, La apoteosis de la danza, y en ello insistió Grimal por el Allegreto en el subido sentido por la flexibilidad del tratamiento rítmico de entusiasta entrega, reafirmada con un Presto que hábilmente jugaba a manifiestos equívocos en los devaneos del tempo, lo que le haría posible acercarse a un rondó en toda regla.

Entremedio, el Trío de sutil transparencia. El Poco sostenuto-Vivace, daba las claves medidas de la trayectoria a seguir, bien delineadas por el escalonamiento de las precisas entradas en diálogo desde el oboe y el clarinete, a la trompa y la flauta y un Vivace a la altura de los requerimientos. Puestos en miramientos, un Allegro con brio, que no dejaba lugar para las dudas, por la vitalidad y energía desplegadas, resaltando esa instrumentación tan magníficamente labrada.

Ramón García Balado

David Grimal. Orquesta Sinfónica de Galicia/ David Grimal.

Obras de J. Brahms y L. van Beethoven.
Palacio de la Ópera, A Coruña
Auditorio de Ferrol

Foto de Ángel Manso.

809
Anterior Crítica - El Strauss que enamora (Real Orquesta Sinfónica de Sevilla)
Siguiente Crítica - Fiesta con acento asiático (OBC - Barcelona)