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Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica - División coral

Sevilla - 26/12/2019

Las variables del concierto participativo de Navidad, patrocinado por la Fundación Cajasol y La Caixa, se centran en el director invitado -pieza nuclear como veremos-, los cantantes solistas y el coro invitado. Y por otro lado, la otra novedad consiste en si los coros participantes serán capaces de aunarse como hacían al principio de este proyecto o si cada año siguen persistiendo en sus errores, acaso porque, como decía un viejo coralista de los que años atrás cantaban el Miserere de Eslava, “total, si ya nos lo sabemos”. Tienen buenas voces, consiguen excelente proyección -y aquí obviamos el abundante número de miembros, porque nos referimos a la técnica- y logran una gran inteligibilidad en las secciones o números completos homofónicos, lo que tiene gran mérito, precisamente por la cantidad de miembros; pero la talla de un coro se termina midiendo por las secciones más contrapuntísticas, que si se tratase de un programa de villancicos tradicionales seguramente apenas habría problemas, pero se han comprometido con un obrón cuyas texturas siguen fielmente el relato, y por ello sus melodías se terminan entrecruzando a veces, logrando un efecto de conjunto bellísimo, cuando se hace bien. Pero añádase a estas dificultades que los participantes pertenecen a 12 coros distintos, cada uno con un director, y que por lo que parece son incapaces de superar las mencionadas secciones como un cuerpo único.

Si las entidades organizadoras o, en su caso, el director preparador -en este caso Fernando Rubio- no filtran a aquellos coralistas o coros completos no idóneos de superar las partes imitativas o fugadas, no habrá forma de avanzar, como se está demostrando en las últimas ediciones, lo que podría poner en peligro la continuación del proyecto.

Menos mal que, por una parte, los foráneos se han comportando este año bastante bien, y los locales -la ROSS-, extraordinariamente bien, y no es chauvinismo. Podríamos aducir distintas causas, pero se nos antoja que la primera de ellas sería un director riguroso como Dougan, que conoce la obra a la perfección (es barítono y, entre muchas cosas, director asociado de The Sixteen), y la estuvo cantando para afianzar aún más las entradas. Porque sabía a lo que venía: en todo momento se volvió hacia los coralistas situados en las terrazas laterales cada vez que estos intervenían presuponiendo, con razón, que el coro profesional, solistas y orquesta sería más fácil que lo siguieran que si daba la espalda a los coros de aficionados. Además, marcaba de forma incluso exagerada el pulso, para que lo vieran hasta los que estaban cerca del “paraíso”, mientras con la otra señalaba de igual forma las articulaciones que exige texto-música. Es decir, no había excusa para entrar tarde, anticiparse o trabarse con los demás, y de ahí nos lleva a lo antes dicho, relacionado con la falta de un nivel mínimo entre algunos de los concurrentes.

Entre los solistas sobresalió la soprano Bevan, de hermoso timbre, cuidada dicción y gran capacidad de matizar; y diríamos lo mismo de la contralto Simmonds, y aún señalaríamos que su color era precioso y su centro aterciopelado y carnoso, pero en cambio su tesitura nos parecía que estuviese más cerca de una mezzo, habida cuenta de su dificultad para emitir los sonidos más graves con desahogo y plenitud. Matheus Pompeu es un tenor de voz muy adecuada a la obra, que empezó con algún tropiezo, pero al ir afianzándose se convirtió en una voz de extraordinario valor e interés. En el caso del bajo Jeffery, sobre un físico gigantesco, su técnica le impedía proyectar con desenvoltura su voz por una tirantez continua, sobre todo cuando su volumen era notable, mientras que los graves tampoco los conseguía dar con total plenitud.

El Dúchann Collective es un coro inglés interesante, que cumplió muy bien su cometido, salvo algún mínimo despiste sin relevancia. La orquesta, que tuvo a Branislav Sisel como concertino, consiguió un sonido muy preciso, articulando muy bien, evitando abusar del vibrato o alcanzar gran limpieza en general, y en los violines en particular -porque el agudo sobresale entre el resto de los compañeros-, ofreciendo otro de los grandes atractivos de esta edición.

Carlos Tarín

Mary Bevan, Victoria Simmonds, Matheus Pompeu, Darren Jeffery. Dúchann Collective. Coros participativos. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla / Eamonn Dougan.
El Mesías de Haendel.
Teatro de la Maestranza, Sevilla.

Foto © Guillermo Mendo

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