El argumento está pleno de metáforas: King Arthur corresponde a una de las llamadas semi-óperas del periodo barroco inglés, perteneciente al gran compositor Henry Purcell.
Resume la creación del origen bretón del reino de Inglaterra con la representación de las luchas entre los reyes Arthur y Oswald incluyendo numerosos personajes mitológicos: Venus, Eolo… En las versiones originales los personajes principales realizaban sus papeles de forma hablada y los menores eran los que cantaban. En la versión dramatizada que disfrutamos en el Teatro Arriaga de Bilbao, la escenógrafa y guionista que ha realizado la adaptación del texto del ilustre escritor y poeta John Dryden, Isaline Claeys, tuvo la acertada idea de separar los textos cantados de los hablados, introduciendo una narradora, papel preciosamente realizado por Miren Gaztañaga, actriz vasca (Reino, reino, reino de Calixto Bieito).
La obra de Dryden está compuesta por una poesía bastante áspera para el lector pero suavizada por la hermosa música que le añadió Purcell: las partes corales se acercan mucho a composiciones religiosas frente a unos textos llenos de crudeza y violencia, resultando un espectáculo proyectado por Claeys para la vista y el oído, subordinando las palabras. No en vano la belleza está en el ojo del espectador.
Purcell escribió su música para cantantes profesionales y no actores/actrices que cantaban. En esta ocasión la feliz tarea estuvo a cargo del grupo belga Vox Luminis, que nos llevó a todos hacia la luz por su magnífica y divertida actuación. El grupo fue creado por el francés Lionel Meunier, que, en esta representación, no ejerció como director sino que se divirtió cantando y danzando con su voz de bajo y tocando diversas flautas con el conjunto musical. Quien ejerció como conductor del conjunto fue el clave Anthony Romaniuk que daba la entrada tanto a los intérpretes como a la narradora. Las voces lucieron tanto por su afinación, como por su gran equilibrio y buena interpretación actoral. Hay que resaltar especialmente a las voces femeninas, en sus solos y en los conjuntos.
El rey Arthur, que ha recuperado a su amada Emmeline de las garras de los sajones, se bate en duelo personal con su enemigo, el rey Oswald, venciéndolo en combate. Pero lejos de condenarlo a muerte, les ofrece crear juntos, britanos y sajones, el Reino de Britania., siguiendo la máxima del poeta según la cual el poder sin sabiduría es como un caballo sin riendas. ¡Ya podrían aprender algunos dirigentes hoy en día!
Genma Sánchez Mugarra
Teatro Arriaga de Bilbao
Conjunto Vox Luminis
King Arthur, de Henry Purcell
Foto: Conjunto Vox Luminis