Entre el 23 y el 27 de noviembre se ha representado en Madrid, dentro de la temporada del Teatro Real en Teatros del Canal, la ópera de cámara Diàlegs de Tirant e Carmesina, del compositor Joan Magrané sobre un libreto de Marc Rosich. En la función del domingo 24, la sala verde de los Teatros del Canal tenía bastante aforo de público, y más si se tiene en cuenta que el partido de la selección española jugaba a la misma hora.
El argumento de Diàlegs de Tirant e Carmesina se basa en la novela del escritor medieval Joanot Martorell Tirant lo Blanc. Original en valenciano, esta versión fue estrenada en el Festival de Peralada en 2019 y conserva la lengua en la que fue escrita, además de mantener su espíritu sensual y sensorial a través de los recitados y arias que se suceden durante el único movimiento de la obra, de poco más de una hora de duración.
La música de Joan Magrané, Premio de Composición Reina Sofía 2014, acompaña la obra como un elemento dramático más y consigue hacerse esencial en sus dos planos de acción, el discreto y el indispensable.
Interpretada por un cuarteto de cuerda, arpa y flauta (a cargo de miembros de la Orquesta Titular del Teatro Real) y de tres voces, las del barítono Josep-Ramon Olivé (Tirant), la soprano Isabella Gaudí (Carmesina) y la mezzosoprano Anna Brull (Plaerdemavida y Viuda Reposada) y bajo la dirección musical de Francesc Prat, el conjunto resulta un compendio de elementos cuidadosamente elegidos que, combinados, son capaces de funcionar a tutti y a solo. Una música atmosférica elaborada a través de una combinación de escasos sonidos y texturas contrapuntísticas muy expresiva, a la manera de los madrigales.
El montaje escénico ha sido obra del polifacético artista Jaume Plensa, que con una a especie de ventanas limitadas por neones y una malla muy fina y transparente, divide el espacio en interior y exterior del palacio. Así, la acción se entiende con facilidad y se permite añadir elementos simbólicos, como el color rojo y el blanco o escribir la palabra utopía al final de la obra, que no hacen sino añadir un detalle expresivo cargado de significado.
Las escasas escenas que se representaron en el escenario captaron la atención del público en los momentos fundamentales, de la alegría a la tristeza; la versión está muy bien concebida. Pero ayudó, indudablemente, el trabajo de los intérpretes. Muy acertada estuvo en su interpretación la mezzosoprano Anna Brull, quien supo transmitir su doble personaje con una voz expresiva de timbre rotundo; le seguía el barítono Josep-Ramon Olivé, de manera elegante secundaba a las intérpretes y establecía los roles. Por último, la soprano Isabella Gaudí, tuvo momentos brillantes aunque fue más irregular a lo largo de la velada.
Diàlegs de Tirant e Carmesina es una ópera de cámara, versión 2.0, que se adapta a la perfección a los cánones del siglo XXI y mantiene la esencia del original medieval.
Esther Martín
Diàlegs de Tirant e Carmesina (ópera de cámara), de Joan Magrané
Teatros del Canal, Madrid.
Foto © Pablo Lorente