El pasado jueves 4 de noviembre tuvo lugar el concierto de la ORCAM con su nueva directora, Marzena Diakun, en el que se presentaba un programa conformado por obras del repertorio más clásico. La expectación era grande y, aunque no era el primer concierto de esta orquesta bajo la nueva batuta, el cambio en la dirección siempre provoca un cierto revuelo a su alrededor. El auditorio, muy abundante, se dio cita en la sala Sinfónica del Auditorio Nacional de Madrid donde también estaba invitada la pianista Elisabeth Leonskaja.
El del jueves fue un concierto de repertorio académico, aunque con matices: tanto Mozart como Haydn compusieron estas obras en un momento de cambio en sus vidas, lo que suponía abandonar su zona de confort, Austria, y mirar hacia nuevos horizontes. La Sinfonía nº 31 “París” de Mozart inauguró la velada, hecha para agradar el gusto de los habitantes de la capital francesa, los de Madrid también supieron apreciar el encanto de los clarinetes, usados por primera vez por el compositor austríaco, y los contrastes de dinámicas que hacen del tercer movimiento una invitación al aplauso. Si bien la energía y la unión de los músicos tardó algunos minutos en hacerse sentir, llegaron al Allegro final con entusiasmo y precisión.
Diakun es muy expresiva y, a la vez, económica en el uso de gestos grandilocuentes, lo que provoca que los ojos del público la sigan y esperen expectantes la réplica de sus movimientos en la orquesta. Un dedo extendido seguido de una mano en tensión que acaba con los dos brazos abiertos, animando y exigiendo a la vez, a dar lo mejor de sí a una orquesta que se adivina prometedora.
La segunda obra, el Concierto para dos pianos nº10 de Mozart, llevaba un enorme aliciente añadido, la intervención de Elisabeth Leonskaja acompañada de Alba Ventura, como intérpretes solistas. Simbólicamente, la estrella consagrada y la joven promesa unidas en una sola obra; en realidad, dos estrellas que brillaron con luz propia. En el escenario, la pianista de Gerogia fue un coloso capaz de interpretar con maestría los diálogos y solos de su parte mientras daba la entrada a Ventura y seguía a la orquesta. Su aplomo, casi palpable, contrastaba con su precisión y agilidad musical, mientras que Alba aportaba una expresividad deliciosa. Fue un gran trabajo, que el tercer movimiento, Rondó allegro, convirtió en magistral por la interacción entre solistas y orquesta.
La tercera y última parte del programa estuvo protagonizada por la Sinfonía nº 93 de Haydn, perteneciente al ciclo de las conocidas como sinfonías de “Londres”, caracterizadas por los cambios estructurales. Llegó la ORCAM bien engrasada a esta obra, exultante por los aplausos recibidos en la interpretación del concierto, el impulso favoreció al maravilloso Allegro inicial y, en general, a toda la pieza. Se sintieron unas dinámicas poderosas, sutiles y bien elaboradas, sobre todo en los piano, y se apreciaron con claridad los temas y cada intervención instrumental. Supo Marzena dosificar la energía de todo el concierto y llevar a la orquesta a un poderoso final, que beneficiado por la inteligente selección musical, deleitó a los allí presentes.
Esther Martín
Sala Sinfónica, Auditorio Nacional, Madrid.
Jueves, 4 de noviembre, 19.30 horas.
Programa conformado por obras de Mozart y Haydn.
Intérpretes: ORCAM dirigida por Marzena Diakun.
Elisabeth Leonskaja y Alba Ventura, piano.
Foto: El jueves 4 de noviembre tuvo lugar el concierto de la ORCAM con su nueva directora, Marzena Diakun / © Iván Castellano - Jesús Madriñán - ORCAM