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Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica / Desafíos soviéticos - por Juan Carlos Moreno

Barcelona - 27/03/2023

Hay intérpretes que, sea por inconsciencia o por una confianza ciega en su talento, no se asustan ante los retos, al contrario. A ese grupo pertenece la joven Isata Kanneh-Mason, quien el pasado 24 de marzo se presentó en L’Auditori para interpretar nada menos que el Concierto para piano n. 3 de Prokofiev. O lo que es lo mismo, una partitura de apariencia clásica (al menos en comparación al concierto precedente), pero absolutamente endiablada en lo que se refiere a su escritura para un solista que, además, ha de enfrentarse a una orquesta que reclama también su cuota de protagonismo. La pianista se lanzó a ella sin miedo.

La técnica es impecable, con ataques incisivos y una articulación y digitación transparentes. A nivel expresivo tampoco se le puede reprochar nada en esta música que tanto espacio deja también para el lirismo. Pero sí le faltó fuerza, músculo, algo necesario en una obra en la que, como suele ser habitual en Prokofiev, el carácter percutivo del piano adquiere relieve. Eso hizo que en más de un pasaje la solista no pudiera hacerse oír sobre el torrente orquestal.

La responsabilidad, sin embargo, no fue solo suya, sino también de la directora, una Anja Bihlmaier que no quitaba ojo a la pianista, pero, vistos los resultados, más para no perderla por el camino que por arroparla y cuidarla. Y es que la batuta imprimió a la obra un dinamismo que no siempre estaba justificado y que acabó dando una versión lineal, falta de contraste. La Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC), no obstante, respondió a un buen nivel.

Lo hizo también en la Sinfonía n. 10 de Shostakovich, obra que es todo un desafío por la habilidad del compositor para pasar, casi sin solución de continuidad, de lo camerístico a lo estridente y, en el plano expresivo, de lo grave a lo grotesco, de lo dramático a lo circense, hasta dar al conjunto un aire dolorosamente autobiográfico.

A partir de un gesto seguro y claro, Bihlmaier explotó esos contrastes, manejando con sentido las dinámicas y las tensiones, aunque algunos detalles, como ese momento del Allegro en el que la orquesta parece hundirse de golpe y solo queda el torbellino de las cuerdas, pasaran sin apenas llamar la atención. La visión de conjunto se impuso a lo particular. Aun así, fue una lectura potente, que la OBC afrontó con seguridad y cierto brillo, también a nivel de los solistas. Tan impactante es esta obra, que lo resiste todo.

Juan Carlos Moreno

 

Isata Kanneh-Mason, piano.

Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya / Anja Bihlmaier.

Obras de Prokofiev y Shostakovich.

L’Auditori, Barcelona.

 

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