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Crítica / Del Schumann más feliz y optimista - por José M. Morate Moyano

Valladolid - 10/05/2021

Para el 3º de su Abono de Primavera, 15º en el Abono General, la Orquesta Sinfónica de Castilla y León presentó a dos nuevos invitados, el cellista Xavier Phillips (París, 1971), I Premio en su Conservatorio Nacional 1989, continuando su formación y colaboración 12 años con Rostropovich y que toca un Matteo Goffriller 1710, en el Concierto para cello y orquesta en La m., op. 129 (1850); y el Director Case Scaglione, “Caso”, (Texas, 1982), alumno en los Institutos de Música de Cleveland y Peabody, Titular de la Württembergisches Kammerorchester Heilbronn y de la Nacional d’Ile de France, que empatizó bien con solista, músicos y público, al completo el tercio sanitario del Auditorio,  que añadió la Sinfonía nº 2 en Do M., op.61 (1845-46) del mismo Robert Schumann.

Ambas obras escritas en uno de sus momentos más serenos y estables. El Concierto lo terminó en 15 días en Düsseldorf, en el breve tiempo que dirigió la Liedertafel, recomendado por su amigo y mentor Mendelssohn. Hay que avanzar ya que Scaglione toma el romanticismo alemán de Schumann poco almibarado, más bien robusto, buscando y consiguiendo un brillante sonido de la orquesta y por ende del solista, llevado a su terreno gracias a que Phillips obtiene volumen de su instrumento, bellos agudos y graves homogéneos y un toque que hace fáciles todas las dificultades que encierra la brillante cadencia en la última de las 3 secciones (“muy vivo”) que guarda el único movimiento, tras ese impetuoso e inspirado tema que se repite.

La sección central Adagio, como nocturno o lied abierto por la cuerda en pizzicato, ofreció variaciones bien delineadas del sereno tema que expuso el cellista muy expresivo, para recuperar la energía en el enlace; la inicial 1ª sección “no demasiado veloz”, señaló nítidos los 3 acordes que llevan al La m., para que Phillips marcase el tema principal desbordante que enhebra el Concierto. La Sala acogió bien la versión (4ª ya para la OSCyL en su trayectoria), aceptando la orquesta con justeza y concentración su papel de acompañante, para un solista que puso pasión en su cometido, gran acierto y acoplamiento al criterio, con buenas relaciones entre partes del Director. Todos fueron aplaudidos repetidamente.

La Sinfonía, muy querida por Scaglione que la conoce y domina a la perfección, fue también reflejo del momento feliz del compositor; en 16 días completó el borrador y la orquestó en el año siguiente; la numeró como aunque fuera su tercera escrita y presenta un gran avance en su dominio del contrapunto en relación a su escritura pianística, gracias a su estudio de Bach. Y así se manifiesta esa suerte de lento preludio coral que la inicia, al que sigue una fanfarria de trompa, trompetas y timbales (al amigo Mendelssohn se lo reflejaba en carta), en contrapunto con las cuerdas, manejando excelentemente el material inicial.

El Maestro siguió manteniendo sus principios y fue muy al detalle, procurando que los planos sonoros fuesen limpios y conjunto el brillante sonido global, sin estridencias, pero sí con fuerza e intensidad; el perpetuum mobile  y los dos Tríos del Scherzo (2º sobre las notas BACH, más melódico), mostró cuerdas y maderas de buen gusto y equilibrio; la expresión del Adagio, con mucha dinámica y balance, tuvo en el oboe un gran protagonista y unos violines I y trompas delicados, virtud que se extendió al resto de las cuerdas, para hacerlo la perla del concierto. El rondó final redondeó la recia pero lógica lectura, con sus citas folk y de la Oda a la alegría bien dibujadas y expuestas por todo el tutti con brillantez, logrando gran éxito común.

José M. Morate Moyano

Xavier Phillips, cello.

Orquesta Sinfónica de Castilla y León / Case Scaglione.

Obras: R. Schumann.

Sala Sinfónica “Jesús López Cobos” del CCMD de Valladolid.   

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