El pianista Daniel Ciobanu fue el encargado de dar inicio a la temporada 2018-19 de la Sociedad Filarmónica de Las Palmas con un recital que giró en torno al trasvase piano-orquesta con dos obras capitales: Los cuadros de una exposición de Mussorgsky, más conocidos en la extraordinaria orquestación realizada por Ravel y 3 piezas de El pájaro de fuego de Stravinsky, de la autoría de la transcripción para piano no se decía nada en el programa de mano, donde el rumano puso en juego una amplia paleta de ataques y dinámicas para recrear con éxito y valentía la variedad de timbres orquestales desde el teclado. La Sonata nº 2 de Prokofiev y 3 preludios de Scriabin, tuvieron lecturas estilísticamente certeras y técnicamente muy completas, que se movieron entre la acidez y contundencia del Prokofiev juvenil al carácter más sombrío de un Scriabin maduro, que permitió a Ciobanu dejar volar su parte elegíaca y reflexiva.
La Bacanal de Silvestri y el Carillon Nocturno de Enescu, solventemente interpretadas, habían iniciado la velada que nos permitió conocer a un joven pianista excelentemente dotado al que podría pedirse algo más de implicación en los pasajes reflexivos y mayor delicadeza al trabajar la franja de los pianísimos, a los que le cuesta descender.
Juan Francisco Román Rodríguez
Daniel Ciobanu, piano. Obras de Enescu, Mussorgsky, Prokofiev, Scriabin y Stravinsky.
Sociedad Filarmónica de Las Palmas. Teatro Pérez Galdós. Las Palmas de Gran Canaria.