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Crítica / Del juego al sacrificio - por Luis Mazorra Incera

Madrid - 15/10/2022

El Linea Quartet formado por dos pianistas, Jesús Campo y Daniel Oyarzabal, y sendos percusionistas, Antonio Martín y Joan Castelló, planteó un programa de concierto en el ciclo de cámara y polifonía Satelites-OCNE con piezas originales o arregladas de mayor o menor ambición según el caso, de Ravel, Ligeti o Stravinsky, rodeando un estreno de Alicia Díaz de la Fuente.

Un inicio netamente naïve, como un juego (to play, spielen, jouer…), convocó la transitada suite para piano a cuatro manos de Mi madre la oca, con detalle de percusión: delicados Pavana de la Bella Durmiente y Pulgarcito, activa Niñita fea Emperatriz de las Pagodas, versátil Conversación de la Bella y la Bestia, y enfático El Jardín encantado, junto a las brevísimas Tres danzas nupciales de György Ligeti.

Un juego, el de Ligeti también, con expectativa (micro-) formal, que se manifestará también, en menor medida, en la Sonatina: escueta duración y asertividad acústica.

Y, así rodeada, escuchamos de Alicia Díaz de la Fuente, su obra de estreno, encargo de la propia institución: Cuando el mármol susurra. Un sugerente susurro de aura misteriosa, dilatado con marmóreo suspense por los cuatro intérpretes desde las tablas de esta sala de cámara del Auditorio Nacional, remató su convincente broche final.

La Sonatina de György Ligeti llevó, nuevamente, los dos pianistas al mismo teclado. Incisividad en tres breves movimientos según el tradicional esquema: rápido (Allegro) - lento (Andante) - rápido (Vivace).

Un Ígor Stravinsky arreglado para este cuarteto, nada menos que de La consagración de la primavera (La adoración de la tierra y El sacrificio), cerró programa.

Los dos pianos iniciales de la Adoración mostraron, una vez más, al margen de la percusión que entrara posteriormente con natural protagonismo, la maestría de Stravinsky en la disposición de una sólida atmósfera armónica resultante, al margen de la paleta tímbrica orquestal (tan elogiada, interesadamente, por otro lado). Una maestría que, en esta relativa uniformidad pianística, quedó más patente.

Maestría que, quizás después, en El Sacrificio, quedara más comprometida al margen de su orquestación original.

Luis Mazorra Incera

 

Linea Quartet: Jesús Campo y Daniel Oyarzabal, pianos; y Joan Castelló y Antonio Martín, percusión.

Obras de Díaz de la Fuente, Ligeti, Ravel y Stravinsky.

OCNE-Satelites. Auditorio Nacional de Música. Madrid.

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