Música clásica desde 1929

 

Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica / De Lugares e Órganos - por Ramón García Balado

Santiago de Compostela - 30/08/2021

Anónimos y cancioneros: Mis tristes ojos ciegan

Abundancia de anónimos y piezas procedentes recopilaciones de Venegas de Henestrosa y del Cancionero de Palacio, compositor e instrumentista del XVI, al servicio de Juan de Tavera, arzobispo de Compostela y posteriormente en Toledo;  acabaría publicando la  obra fundamental, el Libro de cifra nueva para tecla, harpa y vihuela, en Alcalá en 1557. Una introducción técnica (práctica del canto llano, mudanzas, canto polifónico, tablatura…), la  obra recopila transcripciones de obras españolas, desde Cabezón, Morales o Urreda, a piezas de Gombert, Josquin, Gallus,Verdelot o Crequillon, muchas arregladas por Francisco Fernández Palero.

No faltaron danzas como pavanas o ruggero, entre fantasías, preludios, y transcripciones vocales.

El Cancionero de Palacio resulta una antología de repertorio cortesano desde 1490 a 1505, en un muestrario de obras camerísticas y religiosas de la corte de los RR.CC., y de la del duque de Alba, en donde Juan del Encina ejercería desde 1492, en un elenco variado desde villancicos, romances, strambotti, canciones a varias voces, y con reconocible afinidad con el Cancionero de la Colombina, donde villancicos y romances, se simplifican hasta la homorritmia, que corresponde a un género para aficionados más profesionales, con  strambotti y villanescas, de actitud jocosa y atrevida.

Piezas hay en las que se encuentran influencias de las cortes de Borgoña como Nunca fue pena mayor, del flamenco Wreede (Urrede) y entre las de Cabezón, destacando  la adaptación para tecla de la obra del laudista Philip van Wilder, quien estuvo al servicio de los Tudor.

Acompañaron a las de Cabezón piezas tempranas para teclado de la Península Ibérica, y otras posteriores, excelencias al nivel de la llamada tecla ibérica, de gran prosapia y otras piezas de Francisco Palero o Bernardo Clavijo del Castillo, cuyo Tiento exploraba de forma imitativa, un tema musical concreto, al estilo de las fugas. Igualmente  Aguilera de Heredia, quien  contribuyó a contrastar los cambios de estilo que se estaban fraguando o Pablo Bruna- Tiento de Iº tono de la mano derecha-,  creador e impulsor de esta escuela de música para tecla ibérica, fue maestro de profundo arraigo e influencia, en cuanto a la creación de escuela.  Disfrutamos pues de piezas anónimas, tientos, romances-Para quién crié yo cabellos; pavanas glosadas, y una conclusión con O gloriosa Domina, un anónimo del Libro de cifra nueva de Luys Venegas de Henestrosa.

Para su interpretación: Corina Marti, clavecinista y organista, que destaca por abundantes publicaciones de intavolaturas renacentistas, hasta obras propias del Barroco, es coordinadora con Michael Gondko, del grupo La Morra, especializado en estilos tardomedievales  y del primer Renacimiento.

Sobresale en sus trabajos de  investigación en los que merecen atención los dedicados a la reconstrucción de instrumentos antiguos-flautas, instrumentos de tecla de esos períodos o el órgano portativo y el clavisimbalum.

María Bayley- voz y arpa-, se formó en el Instituto Gregoriano de Lisboa, con Cristiano Holtz, en clave, obteniendo el grado en el Conservatorio Real de La Haya (Países Bajos), con el prestigioso Jacques Ogg, para completar conocimientos en teclado medieval y renacentista, en la propia Schola Cantorum Basiliensis, con su compañera Corina Marti, ampliado a otro de canto, en esa especialidad de música antigua con Ildikó Hajnal, en el Conservatorio de Tilburg (Países Bajos). Estudió arpa barroca, como segundo instrumento, con Emma Huysser y Heidrun Rosenzweig, y teoría de música antigua, en La Haya y en Lisboa.

Ana Mª Núñez-voz-, hispanocolombiana, se dedica a la investigación e interpretación de músicas antiguas, con estudios  también en la Universidad de las Artes de Berlín y en la Schola Cantorum Basiliensis, en donde se interesó por el clave, el fortepiano y la dirección. Participa intensamente en la investigación de la música colonial latinoamericana y en 2009, fundó un grupo dedicado a esos repertorios y en 2018, visitó San Ignacio de Moxos, en la selva boliviana, para indagar sobre las músicas de las misiones jesuíticas.

Ramón García Balado    

De Lugares Órganos

María Bayley, Ana Mª Fonseca Núnez, Corina Marti.

Anónimos del Cancionero de Palacio, Venegas de Henestrosa, Cabezón, J. del Encina, Aguilera de Heredia y otros

Igrexa de Sta Clara, Santiago de Compostela

 

Músicas entre dos mundos

Músicas de entroncamiento entre la Metrópoli y el Nuevo Mundo, para un concierto representativo y fluido, en interpretación de voces con acompañamiento instrumental de época con  la dirección del vihuelista Andrés Díaz, y la participación del organista Marco Aurélio Brescia. Capitulo referencial fue  Domenico Zipoli, maestro de la escuela de A. Scarlatti y B.Pasquini, trasladado al Paraguay y cuyo legado en la Reducciones Jesuíticas, será rescatado a finales del  XX por musicólogos chilenos y argentinos. Piezas suyas tomadas de manuscritos de Sta Ana de Chiquitos, en Bolivia. Del Cancionero de Elvas,  tres anónimos A la villa voy, Que he o que vejo-Nao tragais y Nâo podem meus olhos vervos, sobre ritmos característicos de la Península, o folias como Señora de hermosura, de Juan del Encina,  tonada que dio el salto oceánico como fue el caso de Dos estrellas le siguen de Marti i Coll.

Usos de lenguajes indígenas estarán al descubierto en la pieza Xicochi, xicochi, del músico de Puebla Gaspar Fernández o en Hanacppachap, de autoría incierta y en lengua quechúa, sobre reconocibles ritmos de folklores andinos. Una curiosa ascendencia nos aportaba la especie de son huasteco tradicional mejicano, La Petenera, que nos acercaba a la figura artística en la cotidianeidad poscolonial, al parecer una diva de la lírica operística, que dejaría una indeleble memoria. Canción en un hilvanado e interminable uso de versos, enlazados por una opción de canciones de dominio común y consecuencia fructífera de ese intercambio de formas musicales hispanas y autóctonas, cuyo origen se encontrará a finales del XIX.  Otro canto devocional, estaría representado por Xochipilzahuatl (flor menuda), en lengua náhuatl, marcado sobre una forma de rasgueado de son jarocho.

Presente estaría la heredada tradición oral, preferentemente mejicana con primacía de folías, determinadas a partir de un bajo armónico adscrito al estilo de la Romanesca, de raíces hispanas. Origen ancestral se descubría en la atractiva canción Las olas del mar, una sugerente y embriagadora tentación que basculaba en espacio indefinido, para mayor curiosidad entre la habanera y el fandango, de finales del XVIII. Colorido programa en un mundo imaginario y redescubierto, con repertorios que en buena medida, fueron apareciendo escalonadamente en cancioneros de mundos de culturas con los mentados elementos en común, y en el que la pauta de necesario equilibrio, fue mantenida por Domenico Zipoli, destacando composiciones instrumentales de procedencia europea y las de talante sacro, en menor cuantía.

Ramón García Balado     

De Lugares e Órganos

Diana Baroni, Lorina Vallaster, Belén Bermejo, Rafael Guel, Roberto Santamarina, J.M. Díaz, Marco Aurélio Brescia / Andrés Díaz.

Obras de D. Zipolli, anónimos del Período Colonial y músicas del Renacimiento.

Igrexa das Ánimas, Santiago de Compostela.

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