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Crítica / De las noches andaluzas a la mitología germánica - por Juan Francisco Román Rodríguez

Las Palmas de Gran Canaria - 07/05/2024

La primera convocatoria de abono de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria en el mes de mayo presentó como director invitado al alemán Markus Stenz. Abrió su comparecencia con Noches en los jardines de España junto al pianista grancanario Ignacio Clemente, de  hermoso sonido, cristalino en la digitación, sutil en las gradaciones dinámicas y elegante fraseador de los hermosos temas, muchos de raíz popular, expuestos de manera muy poética.

El piano quedó certeramente integrado dentro de la textura orquestal, aunque en algún momento se echó en falta un sonido más contundente por parte del solista, cuya parte se diluía por momentos excesivamente en la marea orquestal, sabiamente manejada por la batuta, tanto en los delicados pasajes camerísticos como en los más contundentes, manifestando claramente su  deuda con el impresionismo francés.

La segunda parte estuvo ocupada por El Anillo: una aventura orquestal, arreglo realizado por Henk de Vlieger, percusionista de la Netherlands Radio Philharmonic Orchestra, con la intención de crear una pieza sinfónica, uniendo fragmentos orquestales de El Anillo del Nibelungo de Wagner. Para ello se sirve de algunos de los muchos leimotiv que la recorren, presentados en forma de exposición, desarrollo y recapitulación.

De Vlieger ha sido respetuoso con la magna obra wagneriana, sustituyendo las líneas vocales por instrumentos de viento y elaborando las transiciones entre los diferentes fragmentos en un estilo fiel al original.  No era la primera vez que en la isla ya se escuchaban trabajos similares.

Baste recordar el Anillo sin palabras, del fallecido director Lorin Maazel, ofrecido en el Festival de Música de Canarias en dos ocasiones: en 2009 por el propio Maazel junto a la Filarmónica de Viena y en 2020 por la Sinfónica de Tenerife junto a su entonces titular Antonio Méndez. También Pedro Halffter, durante su etapa de titular de la Filarmónica de Gran Canaria, estrenó sus 2 síntesis sinfónicas de Sigfrido y El ocaso de los dioses.

El problema de estas síntesis reside en la dificultad de reducir 15 horas de música a algo más 60 minutos, sin que suene como un batiburrillo de fragmentos muy dispares. El trabajo de De Vlieger, en una primera escucha, parece correctamente ejecutado, incluso algo más en estilo que el de Maazel, tanto por la elección de los temas como por su imbricación. Los fragmentos wagnerianos mantienen su poder de fascinación, tomándose tiempo para las transiciones, lo que no evita que al conocedor del original le chirríe el corte y pega. Con buen sentido, se alternan los temas épicos con los líricos para intentar evitar lo grandilocuente, peligro siempre al acecho en este tipo de trabajos.

Markus Stenz demostró excelente oficio y conocimiento del estilo. Sin caer en la desmesura, aclaró texturas y mantuvo bajo control a la amplia sección de metales y percusión, permitiendo una cómoda escucha de maderas y cuerdas, mientras desgranaba la peripecia dramática con acertado sentido narrativo, al frente de una orquesta que supo responder sin amilanarse a los múltiples requerimientos de una pieza extenuante en su compleja diversidad.  

Juan Francisco Román Rodríguez

 

Ignacio Clemente, piano.

Orquesta Filarmónica de Gran Canaria / Markus Stenz.

Obras de Falla y Wagner/De Vlieger. 

Auditorio Alfredo Kraus. Las Palmas de Gran Canaria.

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