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Crítica / De la mano de Pons, Ravel y Falla sonaron fantásticos - por José M. Morate Moyano

Valladolid - 17/12/2022

En el 6º Programa del abono de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León en su Auditorio, reapareció Josep Pons (Puigreig, 1957) como Director invitado en su decimocuarta presencia, acompañado por la soprano francesa Patricia Petibon (Montargis, 1970) que hacía aquí sus primeras armas.

El repertorio, muy del gusto del Maestro y además una de sus especialidades, versó sobre los 19 primeros años del S. XX francés, con 2 de los que frecuentaron el círculo avanzado cultural parisino de "Los Apaches": Manuel de Falla y Maurice Ravel.

La vida breve de Falla (1904) fue una ópera que sobre el poemilla "La Chavala", gitanilla granadina, y Libro de Fernández Shaw, en 2 Actos y 4 Cuadros, compuso el gaditano idealizando una ciudad que no conocía aún. La llevó con él a París donde  Dukas la escuchó, le encantó ese manejo del folklore "jondo" recreado, no literal ni armonizado, y le llevó a esa tertulia "apache" donde mandaba Debussy y todos le animaron a reorquestar los esbozos y terminarla en 1913.

Del Acto I, cuadro 2 y del 1 del Acto II, salieron Interludio y Danza abriendo el concierto. Pons los condujo como quien conoce a la perfección vehículo y ruta; puesta de sol en esa Granada ideal del mini poema sinfónico que es el Interludio y festiva la Danza en la boda de Carmela y Paco, con buenos detalles del trabajo hecho, como el unísono de cuerdas redondo y pleno de color o el estupendo cuarteto de trompas.

Ravel se sintió siempre atraído por la narradora de "Las mil y una noches", y cuando conoció el Ciclo de poemas  del "apache" T. Klingsor, eligió 3 de éllos para componer su Shéhérazade para voz y orquesta: Asie, La flÛte enchantée y L'Indiffereent, que abordó Patricia Petibon con estilo, buen gusto en el fraseo, intención y excelente dicción, pero su voz resultó muy justa para orgánico tan grande, a pesar de que Pons y OSCyL pusieron gran cuidado en el acompañamiento, disfrutándose en plenitud sólo los momentos más agudos de las piezas, donde los solistas y en particular la flautista invitada tuvieron brillantes intervenciones, colaborando en servir la oscura voluptuosidad oriental, el lírico cuidado del sueño del mentor por su joven esclava y el carácter femenino que el autor confiere al lánguido andrógino, con flautas, oboe y corno sembrados. Acogida calurosa del público.

Alborada del gracioso nació para piano como "IV Miroirs" (1904-5), pero su belleza y el aire hispano de seguidilla, animaron a Ravel a orquestarla en 1919, simulando el rasgueo de guitarra con arpas y violines en pizzicato, haciendo que el fa got (que estuvo espléndido) tocase la difícil serenata del  bufón. Pons la llevó con ritmo en las  24 partes de cuerdas bien concertadas, arpas y percusión, plena de gracia, dando toda su vida a ese colorido orquestal especial marca del autor.

Y para despedida, las Suites I y II del ballet Daphnis et Chloé, 1909-12, sobre la novela homónima de Longo (S. II-III a.C.), tratado por Ravel como sinfonía coreográfica. Pons volvió a proporcionar toda la paleta cromática exigida: evocación el Nocturno (cuerdas en pianísimo y flauta acertada como su cuarteto), Interludio con buen dúo trompeta-trombón, y Danse guerreire inquietante, con el tutti y sus 9 percusionistas y eolífono y lucido dúo de flautines en la 1; en la 2, las peripecias de Pan, los piratas y los protagonistas, con violas y flautín, de nuevo excelente flauta en Pantomime y ritmo trompas-cuerdas como olas y clímax brillante en la Danse final que remata la bacanal carnal. Éxito total.

José M. Morate Moyano

 

Patricia Petibon, soprano

Orquesta Sinfónica de Castilla y León / Josep Pons

Obras: M. de Falla y M. Ravel

Sala sinfónica "J. López Cobos" del CCMD de Valladolid

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