Un concierto extraña y cortésmente ordenado el que ofreciera, en la programación “contemporánea”, Series 20/21 del CNDM, el Cuarteto de Leipzig. Una formación magnífica no sólo por su trayectoria sino, sobre todo, por lo que demostrara especialmente en un primer instante intenso y alambicado, en esta velada en el Auditorio 400 del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Y digo extrañamente ordenado, porque acumulaba en su primera parte las obras más “picudas”, por adoptar una jerga desinhibida al uso entre bastidores, y las más eclécticas, las más amables, dada la expectativa que generan estos conciertos herederos del extinto CDMC, en la segunda, en la segunda parte quiero decir, tras el descanso.
No es de extrañar que la que resultara más tensa y destemplada, dentro, eso sí, de un brillante academicismo a los ojos de hoy, fue el Cuarteto de Hanns Eisler. Una obra para nada telonera, más bien todo lo contrario, no digamos ya en este contexto “contemporáneo”. Una obra que podría haber ocupado fácilmente cualquiera de las posiciones de las otras tres, en otro concepto de programación diverso al que se ofreciera hoy. Un concepto que fuera así de menos a más “contemporizador”. De hecho llegó a parecer, en lo estético, iconoclasta o subversivo, un movimiento cancrizante… que se diría en contrapunto de escuela… un movimiento contrario en toda regla. Pero en nada nos quejamos. El orden de factores… ya se sabe lo que NO altera… y lo que Sí, también.
De este brillante Heisler que dejó el listón muy alto en todos los aspectos compositivos e interpretativos, pasamos a otros tres cuartetos todos adornados de su subtítulo respectivo. El primero, aún en una particular y fluida estética atonal, el lenguaje de Cristóbal Halffter “A la memoria de Miguel de Cervantes”: su Noveno cuarteto. Un expresionismo marca de la casa, con referencia histórica nada menos que cervantina, cabalmente tratado por este Cuarteto de Leipzig.
Tras éstos dos cuartetos, un descanso divisorio, demarcador, y… otro paisaje completamente distinto. El estreno, encargo del CNDM, del Cuarto cuarteto “para Aina” de Antoni Parera Fons nos llevó a parajes tonales de fácil asimilación. Estructura claramente determinada, repetición y analogía, forma explícita, tonalidad de fondo más o menos desdibujada y la suave brisa de un lenguaje musical mediterráneo, ecléctico, sensorial y, por lo que se ve, intemporal también. Delicadeza que diera un vuelco a la estética que se había definido antes.
Vuelco que se continuó con la obra que se seguía y substituía la inicialmente programada de Wolfgang Rihm, Tercer cuarteto de cuerda “Anájikon, el Ángel en el jardín azul” de Konstantia Gourzi. La amabilidad estética se tornó aquí casi etérea, más sensual que mística, pese a su título, volviendo a la esencia de un melodismo que se pretende renovado pero que, en esencia, es el eterno retorno.
Luis Mazorra Incera
Cuarteto de Leipzig: Stefan Arzberger y Tilman Büning, violines; Ivo Bauer, viola; y Matthias Moosdorf, violonchelo.
Obras de Eisler, Gourzi, Halffter y Parera.
CNDM. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Madrid.
Foto © Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM) - Ben Vine