Concierto a cargo de cuatro profesores del Curso U. I. de Música en Compostela con obras de Enric Granados, David del Puerto y Joaquín Turina. Cuatro profesores pues, en esta ocasión para un encuentro abierto con la ciudad. Stephan Picard- violín-, formado con Saschko Gawriloff, Wolfgang Marschner, Rami Shevelov y Roman Nodel, ganador de concursos como el Deutscher Musikwettberb y el María Canales (Barcelona), además del Rodolfo Lipizer (Goritzia), Stephan Forck-chelo-, nacido en un ambiente netamente musical, tuvo como maestro a Josef Schwab, y fue miembro del Cuarteto Vogler desde su fundación en 1985, produciendo registros para la RCA, NIMBUS, SONY y CPO. El chelista fue profesor en la Hochschule für Musik Hanns Eisler (Berlin, 1999), tras estudiar con Bernard Greenhouse. Ashan Pillai- viola- estudió en la Merchant Taylors School (Londres), y en la Royal Accademy of Music, de la capital inglesa. Amplió en la South of California University (Los Ángeles) y en el Banff Center (Ontario), disfrutando del magisterio de John White, Donald McInnes y Karen Tuttle. Andrei Banciu- piano- procedente de Timisoara (Rumanía), comenzó sus estudios en su ciudad natal con Maria Bodo, para seguir en Berlín en la Udk (Universidad de las Artes), con Klause Hellwig y en la Hochschule für Musik Hanns Eisler, con el profesor Fabio Bidini.
Enric Granados, del que tuvimos una muestra en el concierto del Cuarteto Lucent & Riccardo Guella, con la Romanza, para cuarteto de cuerdas, estuvo con el Quinteto para dos violines, viola, chelo y piano Op.49, el Granados más genuino en el espacio cameristico por esta página que escuchamos con relativa frecuencia, un capítulo de sus obras pensadas para ser interpretadas preferentemente en su ámbito más cercano, del que el autor sería el primer interesado en cultivar. De la serie de composiciones, la que abandera el catálogo es precisamente esta obra Op. 49, a la que sigue muy de cerca el Trío Op. 50 o la Sonata para violín y piano. Una etapa imaginativa e intensa sin aparentes y grandes ambiciones que traería como ejemplos la Escena religiosa, los Intermedios de la Misa de boda de Dionisio Conde; la citada Pequeña Romanza, para cuarteto de cuerda. Las Op. 49 y Op. 50, recibieron un buen trato en su estreno ofrecido en el Salón Romero, de Madrid, quizás por su espíritu reconocidamente deudor de la tradición romántica, todavía pujante en aquellos años. Será en el trío donde la parte del teclado se eleve a las alturas por su virtuosismo que enlaza con el Allegro de concierto, a pesar de caer en el olvido durante años. Una clara impregnación de estilismos románticos-modernistas, fue una seña de identidad que se confirmará en el resto de las obras camerístas, una necesidad expresiva para la búsqueda del encuentro entre las tendencias estéticas del momento, la posteridad dejará una serie de obras que permanecerán en un incomprendido olvido, quizás por voluntad expresa del autor. Obra pues, que se nos ofreció a modo de clase magistral. Invitada por el propio cuarteto sería la violinista y alumna Xunyue Zhang
David del Puerto, titular de la Cátedra de Composición, con el Trío de Trasmiera (2018), para violín, chelo y piano- pieza de especiales connotaciones para una sesión como la ofrecida- género en el que dejó excelentes frutos, algunos por personal urgencia y otros como encargo, obras como La encina de Jade, para Pedro Bonet y Belén González; La luz del agua (2013), recreación a partir del melólogo de igual título; Boreal (2015), relectura para fagot, trombón y guitarra, procedente del de viola, flauta y guitarra. Este Trío de Trasmiera, como reclamo de un concurso de aquella localidad cántabra, el Ecoparque de Trasmiera de Arnuero; Fantasía y Mito, solicitud de la Fundación Orfeo, para J. Arias y Stoyan Paskov o El Mirlo en la Corte de los Omeyas. Obra de gran reclamo, había sido la operita a medias con Mónica Maffia, Lilith, luna negra, en el libreto, un trabajo de hace un par de años para la Fundación Juan March, en la que destacaron como solistas Joana Thomé da Silva, mezzo, como Lilith; Ruth González, soprano, como Eva y el barítono Enrique Sánchez Ramos, como Adán, bajo la dirección de Alexis Soriano. David del Puerto fue alumno de Francisco Guerrero y se preocupa de la composición desde una mixtura de gestos y acciones provenientes de la historia. Del clasicismo toma el pulso motórico y el sentido de la unidireccionalidad del discurso y su impulso hacia adelante. Del modernismo, retiene el trabajo sobre su proliferación polifónica y el gusto por su movilidad del material. Del Puerto agradeció encarecidamente la lectura de este trío por sus compañeros de curso, obra que hasta entonces no había recibido una lectura tan medida de matices y precisión.
Joaquín Turina con el Cuarteto para piano, violín, viola y chelo en La m. Op. 67, obra dedicada a José María Guervós y que fue estrenada en la Sociedad Filarmónica de Madrid, en mayo de 1932, por la insigne Pilar Bayona y miembros del Cuarteto Rafael. La partitura está fechada el 12 de agosto, y el primer tiempo venía en forma de lied, en cinco secciones con una introducción. Hay un motivo fundamental de cuatro grados conjuntos ascendentes con terminación andaluza, destacando en la cuarta sección un hermoso canto del violonchelo. El segundo tiempo de carácter vivo dentro del estilo de un scherzo, remitía en el trío (Lento) a elementos del Primer movimiento, finalizando la obra con un tiempo el forma sonata muy libre, cuyas secciones de desarrollo y reexposición se fundían acogiendo además, alusiones a temas previos, destacando una melodía resolutiva del chelo.
Ramón García Balado
LXVI Curso U.I. de Música en Compostela
Ashan Pillai, Stephan Picard, Stephan Forck, Andrei Banciu y Xunyue Zhang
Obras de E. Granados, David del Puerto y J. Turina
Cuarteto Lucent & Riccardo Guella: Granados, M. Castillo y R. Chapí
Concierto Cuarteto Lucent y la participación del guitarrista Riccardo Guella, con obras de Enric Granados, Manuel Castillo y Ruperto Chapi, un grupo formado por Takamori Okamoto y Yulia Sozanska- violines-; Paul Altimira- viola-y Yena Gook, chelo, acompañando al guitarrista Riccardo Guella, Premio del Inst. Boccherini de Luca y del Concurso Alessadria. Asistió a masters de David Russell, Pepe Romero, Ignacio Rodes, Serggio Assad y Barrueco. También pasó por la Accedemia Chigiana (Siena), en donde siguió clases de Óscar Chiglia, para ampliar perspectivas estilísticas con Gallardo del Rey en el Curso de Música en Compostela. Dispone de un instrumento factura del luthier Felix Müller (2023)
Enric Granados con la Romanza (para cuarteto de cuerdas) en el espacio de sus obras camerísticas entre las que se encuentra la más conocida, el Quinteto Op. 49, también la Sonata para violín y piano o el Trío Op. 50 o los Tres preludios, obras estrenadas en el Salón Romero de Madrid. Noticias firmadas por Mac Mc Clure, nos hablan de un acontecimiento vivido en la Academia F. Marshall, epicentro de su legado, en el que se celebraba su primer centenario y como parte de las conmemoraciones se organizaron una serie de conciertos, solicitándose que se interpretase el Quinteto en Sol m. y el Trío en Do M., aparte de eso, otros intérpretes de la Marshall, como el violinista Ala Voronkov y miembros del Glinka Quartet, tocaron varias obras de Granados. Para poder llevar a cabo la sesión, se tuvieron que reconstruir, materiales originales a partir de los manuscritos disponibles, ya fuera porque en parte se encontraban repartidos en varios fondos: La Biblioteca Nacional de Catalunya; la de la Música de Barcelona o la misma de la Ac. Marshall. La Romanza, para cuarteto de cuerda es una de esas sorpresas de cámara de la producción de Granados. Poco se sabe, salvo que la misma música nos puede sugerir: el lenguaje armónico es más complejo que el del Trío y el Quinteto, y se utiliza un material temático que, a partir de un motivo inicial, se va desarrollando contrapuntísticamente a lo largo de esta pieza. Todo esto parece indicar que la obra fuera seguramente posterior a las dos más conocidas, donde aparecen los primeros compases de una marcha fúnebre, podemos entender que esta Romanza podía ser el primer movimiento de un Cuarteto de cuerda que nunca vio la luz. Sin embargo, la obra tiene una solidez por sí misma y cuenta con un registro discográfico para Columna Música, realizado por el Cuarteto Glinka. Un excelente anticipo para un programa cargado de recursos gracias a los intérpretes que noc acompañaron.
Manuel Castillo-Cuarteto con guitarra en sus tiempos, Allegreto, Adagio y Variaciones,- encargo precisamente del Curso Música en Compostela de 1975, cuando la cátedra del instrumento estaba ocupada por José Tomás entre un profesorado en el que destacaban Marçal Cervera, Conxita Badía, Enric Ribó, Montserrat Torrent o Antonio Iglesias y Rosa Sabater, destacando precisamente Andrés Segovia y Montserrat Caballé en una serie de clases magistrales. Manuel Castillo repartía entonces sus abundantes compromisos provenientes de varias ciudades españolas, a través de entes oficiales o eventos históricos: las Invenciones para cuarteto de cuerda, compuesto para el Festival de España y América (1967); Antífonas de Pasión, para la Semana de Música Religiosa de Cuenca (1970); los Cuatro cuadros de Murillo, para orquesta, con motivo del centenario del pintor y por encargo de la Diputación de Sevilla; el Concierto para dos pianos y orquesta por encargo del Ayuntamiento de Sevilla; las Kasidas del Alcázar, para dos guitarras, para la Bienal de Arte Flamenco (1984); el Trío, para la Universidad de Laramia (USA) o de nuestra ciudad, la obra coral Homenaje a Rosalía de Castro, a la que se añadiría la Sonata para guitarra, en el cincuentenario de la muerte de Federico García Lorca. Castillo se había formado con Conrado del Campo, en composición, y Lucas Montero, antes de perfeccionarse en París con Lazar Levy y Nadia Boulanger, preparando su ingreso como profesor de Historia y Estética de la Música, en 1954, obteniendo la Cátedra del Conservatorio de Sevilla. La lectura conjunta, favoreció el medido arropamiento del cuarteto, en atención al solista de guitarra-
Ruperto Chapí- Cuarteto nº 2, en Fa: Allegro moderato; Allegretto; Allegretto. Molto vivace y Cuasi Presto-, obra nacida conjuntamente con obras de Bartolomé Pérez Casas, entre una importante muestra de cuartetos españoles, una obra de proporciones notables con sólida libertad de factura. La composición se estrenó interpretada por el Cuarteto Checo (1904), aquella formación de soberbio prestigio internacional, para dar mejores argumentos y con gran éxito, hecho que mereció una crítica respetuosa publicada en La Época: Volverán en la próxima a deleitarnos con un arte tan exquisito y tan perfecto. Una serie de seis conciertos incluía también obras de Karl P. Emmanuel Bach, culminando con maestros de las escuelas nacionales. El mentado Cuarteto Checo- conocido también como Bohemio-, estaba integrado por ilustres como Karel Hoffman, Josef Suk, Oskar Nebdal y Hanus Wilhan (sustituto de Otto Berger, en 1889, como chelista) y que había sido profesor de música de cámara de los demás. Los años que conocieron al Cuarteto Checo, vieron también el nacimiento de la gran tradición en la música de cámara checa. Un trabajo que demostró el compromiso asumido por este cuarteto, con residencia estable en Londres.
Ramón García Balado
LXVI Curso U.I. de Música en Compostela
Riccardo Guella. Cuarteto Lucent
Obras de E. Granados, Manuel Castillo y Ruperto Chapí