En los años que lleva celebrándose este “Mesías Participativo”, la principal causa de que sigan agotándose las entradas estriba fundamentalmente en que, excepto la obra -ya de por sí un derroche de musicalidad e invención-, todo se renueva cada año. Y la valoración de este año es casi inversa a la del pasado año. Si llevamos bastantes ediciones quejándonos de la desincronización de los coros entre sí, esta nos ha parecido razonablemente ayuntada, por la dificultad que siempre supone unir 13 coros de aficionados y uno profesional, cada cual con sus respectivos directores, o sea, con sus distintas maneras de entender e interpretar la obra.
Solemos destacar igualmente el trabajo de los directores musicales a este respecto, pero este año ponderamos especialmente la labor de Reuss, por cuanto ya lo dirigió hace dos años, en un desastre conjuntivo notable, y no por falta ni de conocimiento ni de una clara gestualización del maestro, y sin que tampoco adivinemos la causa.
Sin embargo, este año la prueba ha sido muy bien superada, sin que sepamos qué ha motivado el cambio de tendencia de varios años consecutivos. Acaso haya sido un empeño personal del director por demostrar que podría conseguirlo, y vaya si lo ha hecho. En el otro lado, loábamos la labor del cuarteto vocal el año pasado, mientras que éste no nos ha satisfecho de igual forma. Sólo la soprano ha bordado cada aria con una limpieza, claridad o luminosidad inconmensurables, superando incluso su Galatea con la Barroca de Sevilla, porque además sus agudos nos resultaron más pulidos y su centro más brillante.
Frente, Hopper con poco volumen y como fuera de tesitura (resultaba más soprano que contralto o mezzo, de ahí que también adoleciese de graves); Ellicot sobre un bonito registro, necesita en los agudos recurrir al “forte”, que suele terminar en grito como única forma de alcanzarlos. Y Mogg, que es un bajo todavía joven y, bien por eso o porque su tesitura está más cerca de barítono, lo cierto es que el terrible registro de su rol quedaba bastante blanquecino, cuando no forzado o directamente engolado. Estupendo el coro granadino. La ROSS estuvo inmensa, asumidos ya los condicionamientos barrocos, con una articulación y brillo perfectos, sobresaliendo, una vez más, la trompeta de Forte.
Berit Solset, Catherine Hopper, Joshua Ellicott y Nicholas Mogg.
Coro de la Orquesta Ciudad de Granada. Coros participativos.
Real Orquesta Sinfónica de Sevilla / Daniel Reuss.
El Mesías de Haendel.
Teatro de la Maestranza, Sevilla.
Foto: Berit Solset, soprano.
Por: Carlos Tarín